21 de noviembre de 2015     Número 98

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

La alegría campesina de Temoac,
Morelos, y Tochimilco, Puebla: un
circuito micro-regional amarantero

Rodrigo Meiners Mandujano y Héctor Manuel Robles Berlanga
[email protected], [email protected]

El consumo del amaranto, junto con el de otros productos tradicionales como la chía (Salvia hispánica), cultivada también en Tochimilco, ayudaría a solucionar el problema de malnutrición infantil y adulta que tiene la población del país. Ello, ligado a la labor del campesino  no sólo en la preservación de estos cultivos, sino también en la manufactura de productos y en su autoconsumo.

Hay una relación íntima entre el campesinado y el amaranto, que data desde la época prehispánica. Se observa en la domesticación, el cultivo y el procesamiento de hojas y tallos como quelite, y de las semillas de esta planta también para autoconsumo en conjunto con otros cultivos importantes en la micro-región de Temoac, Morelos, y Tochimilco, Puebla, como es el cacahuate (Arachis hypoogea) y la chía (Salvia hispanica), que son valorados por su aporte nutricional para la población, además de usarse también en la palanqueta de cacahuate y con adhesión de chía en algunos productos de amaranto.

Los campesinos de esta micro-región han sido golpeados duramente por la interrupción de sus sistemas de origen prehispánico de regadío, como en el caso de Temoac, con un proceso intensificado de producción en los años 80’s del siglo pasado, y por otro lado, por crecientes procesos de movilidad al medio urbano de México y de otros países –Estados Unidos y Canadá principalmente- en el caso de Tochimilco. También han sido afectados los campesinos al ser su territorio espacio de implementación de megaproyectos como carreteras, termoeléctricas, gasoductos y minería extractiva.

Podemos decir que el circuito micro-regional campesino que aludimos involucra el proceso desde el cultivo, la manufactura, circulación y venta de dulces de amaranto por parte de pequeñas y medianas fábricas familiares, hasta su comercialización. Gran parte de estas fábricas y/o tiendas (según sea el caso) están adaptadas dentro de los domicilios de los campesinos y en locales en las comunidades. La mayoría de las familias (alrededor de cien fábricas familiares en el municipio) de la población del oriente de Morelos, en las comunidades de Huazulco y parte de Amilcingo, trabaja hoy en día en la comercialización de estos productos. Se calcula que en Temoac hay más de cien fábricas y/o tiendas familiares de amaranto y otros dulces .

Agenda Rural

Evento: Noveno Festival del Pulque Ocampo. Organiza: OTTLA. Fecha, lugar: 21 y 22 de noviembre, Ocampo, Atotonilco de Tula, Hidalgo. Informes: FB: Festival del Pulque Ocampo” / TW:@FestivalPulque


Evento: Encuentro NUESTRO MAÍZ nuestra Cultura 2015. Organiza: RASA. Fechas, lugar y hora: 28 y 29 de noviembre de 2015, Huerta Jesús Ramos en la Cañada, municipio de Ixtlahuacán de los Membrillos, Jalisco. Informes: bhmi@hotmail. com // 3331062218.


Libro: Sonata ritual. Cuerpo, cosmos y envidia en la Huasteca meridional. De: Varios autores.


Libro: Iguala-Ayotzinapa y el nuevo despertar antisistémico. Análisis crítico de la crucial coyuntura de México. Miguel Ángel Adama Cerón, editor y compilador. Ediciones Navarra.

Es de destacar el alcance que han tenido estos productos para ser distribuidos en distintos centros urbanos, como la Ciudad de México, Puebla, Guadalajara, pero también rurales, con la compra directa al mayoreo en las propias tiendas-fábricas de los pueblos amaranteros de Huazulco y Amilcingo, para incluso llevarlos a familiares en Estados Unidos.

También es relevante la venta de los productos de amaranto en las ferias regionales religiosas, que son parte histórica de la conformación amarantera de estos pueblos, pues los dulces eran comercializados sobre todo en las ferias de cuaresma. Según información de campo y bibliográfica, por lo menos desde los años 40’s del siglo XX las mujeres salían con sus canastas llenas de dulces a venderlos. También los hombres viajaban a la Ciudad de México para llevar el amaranto a centros importantes de comercio, como el mercado de La Merced; también lo llevaban a pueblos de Morelos, Estado de México y Puebla, principalmente, hasta convertir estas ventas en su principal actividad de subsistencia durante las tres décadas recientes.

Los municipios investigados a mayor profundidad son Temoac, Morelos, y Tochimilco, Puebla. Ambos cuentan con una histórica presencia comunitaria de fuerte perfil indígena nahua y campesino. Temoac forma parte de los pueblos de las márgenes de la barranca del Amatzinac, al oriente de Morelos; es una unidad geográfica que comienza en las laderas del volcán Popocatépetl, en los poblados de Tetela del Volcán y de Hueyapan (a 20 kilómetros al oeste de Tochimilco, pasando por Tecuanipa y Tochimilzolco) y termina en el poblado de Chacaltzingo, al sur de la barranca. Este territorio se localiza en el extremo norte de la cuenca del Balsas.

Tochimilco, por su parte, está ubicado en las laderas del volcán Popocatépetl del vecino estado de Puebla, y sus poblados viven fundamentalmente de la venta de la semilla del amaranto cultivado en las parcelas de las comunidades.

Estos dos municipios están separados por una distancia de 38 kilómetros, por la autopista Siglo XXI (Cuautla-Puebla) y por un tramo de la carretera federal que va desde San Juan Amecac a Tochimilco, pasando por varias de las comunidades amaranteras analizadas: San Francisco Huilango, Tochimilco, y Tochimilzolco, San Juan Amecac y San Mateo Coatepec, en el municipio de Atzitzihuacán, de la parte oriental del valle de Morelos, atravesando barrancas, arroyos y desniveles, tierras subtropicales y subhúmedas de Morelos hasta los tierras frías de Tochimilco en las laderas del volcán Popocatépetl en el estado de Puebla.

Existe una relación histórica de nuestras unidades de análisis micro-regional. Se puede mencionar el pasado xochimilca de estos pueblos, las relaciones entre señoríos prehispánicos, rutas de comercio, etcétera, y la compartida presencia del amaranto, que se hace presente en relatos históricos de frailes como Fray Diego Durán, información del códice Mendocino (que hace alusión al poblado de Amilcingo, Morelos como tributario al Imperio mexica), el mapa códice de Hueyapan y la Relación de Hueyapan y Tetela de este mismo periodo, entre otras fuentes históricas.

Es también significativo el cultivo de amaranto en el municipio de Tochimilco y de Atzitzihuacán, Puebla (este último colindante al sur de Tochimilco) y que representa el segundo producto agrícola cultivado en el municipio. En 2013, Tochimilco representó la mayor región productora de amaranto a escala nacional (rebasado en 2014 por Tlaxcala). La mayor parte de su semilla se vende a los productores de Huazulco, Morelos, pero en parte también abastece a los amaranteros de Tulyehualco, en el Distrito Federal, a algunos acaparadores del municipio de Temoac, y a otras regiones del país. Esto  ha construido lazos entre Tochimilco-Amecac-Huazulco-Tulyehualco, entre los propios campesinos, promotores, los llamados coyotes y las fábricas familiares.

Esta planta se ha convertido en uno de los distintivos del paisaje agrícola del municipio de Tochimilco. En Tochimilco se cultiva comercialmente en este circuito desde hace 30 años aproximadamente.

A manera de conclusión, consideramos que los campesinos de Morelos y Puebla no sólo buscan el valor de cambio (ganancia por el cultivo y manufactura de productos de amaranto), pues dentro de sus subjetividades también responden y construyen su territorio por medio de los valores comunitarios, donde el dinero va más allá de una lógica de reproducción ampliada del capital. Los alimentos implican valor comercial, pero también son patrimonio comunitario, y en este concepto entra la permanencia milenaria del amaranto en esta micro-región y su apropiación actual como principal medio de subsistencia en estos dos municipios, ya sea en autoconsumo, cultivándolo o procesándolo en productos derivados.


Productores de Amaranto por la Soberanía Alimentaria de México

Mauricio del Villar Zamacona Miembro del Grupo de Enlace para la Promoción del Amaranto en México; director de Economía Social de Puente a la Salud Comunitaria AC puentemexico.org

El 25 y 26 de septiembre pasado se realizó el Primer Encuentro Nacional de Productores de Amaranto en el Estado de Puebla, con el objetivo de generar un diálogo de saberes e intercambio de experiencias entre los productores de amaranto del país para analizar los problemas de producción, transformación y consumo, e identificar opciones para proyectar y posicionar al amaranto como un cultivo económicamente importante y como alimento fundamental para el pueblo de México.

El encuentro, donde participaron más de 450 productores y transformadores de este cereal de Puebla, Tlaxcala, Oaxaca, Hidalgo, Distrito Federal, Morelos, Michoacán, Veracruz y Zacatecas, surgió a partir de la Declaratoria del Congreso Nacional de Amaranto, que se desarrolló en la Universidad Autónoma Chapingo (UACh) en 2014 y que fue promovido por el Grupo de Enlace para la promoción del Amaranto en México, organización que está integrada por productores primarios, instituciones de educación, centros públicos de investigación y organizaciones civiles, así como dependencias gubernamentales específicas.


Amaranthus retroflexus, Bildo el Thomé: Flora von Deutschland, Österreich und der Schweiz, 1885.

El comité organizador de este encuentro estuvo integrado por productores de diversos estados, además de la UACh, el Colegio de Posgraduados campus Puebla, la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa (UAM-I), Puente a la Salud Comunitaria AC y el Instituto Tecnológico del Altiplano de Tlaxcala, en colaboración con la Delegación de la Secretaría de Agricultura de Puebla; el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap); los Sistemas Producto Amaranto de Puebla, Tlaxcala, Morelos y Distrito Federal, al igual que la Secretaría de Desarrollo Rural, Sustentabilidad y Ordenamiento Territorial del Estado de Puebla.

El acto inaugural se realizó en la localidad de San Juan Amecac, municipio de Atzitzihuacán, donde se resaltó el objetivo del encuentro y se habló de la importancia del amaranto en el contexto nacional. Posteriormente hubo un recorrido a parcelas de amaranto de las variedades Benito, Amaranteca, Nutrisol, Revancha y Laura; allí se escuchó a mujeres y hombres productores e investigadores explicando su experiencia con el cultivo e intercambiando saberes.

El segundo día los productores se reunieron en el Colegio de Posgraduados Campus Puebla, donde trabajaron en “círculos de diálogo”, con seis temas ejes centrales:

  1. ¿Cómo producir más y mejor amaranto?

  2. ¿Cómo mejorar el precio de mis semillas?

  3. ¿Dónde busco apoyo económico del gobierno para la siembra?

  4. ¿Cómo hacer productos de amaranto de calidad?

  5. ¿Cómo promover el consumo de amaranto en mi comunidad?

  6. ¿Cómo nos organizamos como productores de amaranto?

Al final hubo una cosecha de ese intercambio de experiencias. Resaltaron estos planteamientos:

  • Amor a la tierra y el campo para revalorarnos como campesinos

  • Familia y vida sana dentro de nuestras comunidades

  • Tradición y cultura que estamos rescatando

  • Valorización y aumento del consumo de amaranto entre la población

  • Producción de alimentos saludables en las propias comunidades

  • Unión de productores a nivel nacional tomando en cuenta nuestros valores para aprender más entre nosotros y al lado de otras instituciones

  • Cuidado de nuestros suelos y de nuestra tierra

  • Defensa de un precio justo y acordado que genere un ingreso familiar

  • Difusión de las ventajas nutricionales del amaranto y talleres para aprender a cocinar y promover su consumo

  • Impulsar políticas públicas que apoyen al amaranto en beneficio de la población

Queremos resaltar que el amaranto es una planta originaria de Mesoamérica y que tuvo una importante influencia en la alimentación y la religión de las civilizaciones de la época prehispánica. Sin embargo, esa relevancia que antes tenía no corresponde con la que actualmente se le otorga en México ya que su producción es marginal en comparación con los principales cultivos de nuestro país, no obstante que se reconocen las propiedades nutricionales de esta planta. La evidencia empírica y científica demuestra que esta planta tiene una amplia posibilidad de mejorar la nutrición de la población, la economía de quienes se dedican a este cultivo y la generación de empleos, por la economía de escala que su transformación implica. Debe convertirse en un cultivo estratégico para ser incorporado en la política pública agropecuaria y contribuir a la solución de problemas de hambre y de abasto de alimento de alta calidad.

Los retos en torno al campo y al amaranto son grandes, pero el ánimo de las y los productores de este cereal es una motivación más para seguir fortaleciendo la soberanía alimentaria de México.

Para mayor información consulta nuestras páginas: grupoamarantomexicano.wordpress.com/ y facebook.com/grupodeenlace.amarantomexicano.

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