Opinión
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México SA

Crecimiento inercial

Treinta flácidos años

¿Y la formalización?

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Según análisis del CIEN, las actividades terciarias se constituyeron en el principal motor de crecimiento de la economía mexicana, apoyadas primordialmente en los resultados del comercio. Las transacciones de compraventa al por mayor y al por menor registraron variaciones anuales positivas en septiembre pasado. En la imagen, una compradora durante El Buen FinFoto Víctor Camacho
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ada día más alejado de la promesa oficial, el crecimiento económico del país se ha estancado en torno a dos y pico por ciento en promedio anual a lo largo de las últimas tres décadas, aunque año tras año la contabilidad va de mal en peor. Reformas van, reformas vienen y la puerta de entrada al primer mundo (objetivo central de la sempiterna modernización nacional) cada vez se ve más lejos, amén de que las llaves no aparecen.

Como bien apunta el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, la generación de crecimiento económico para cualquier país es de gran relevancia, ya que ante una mayor producción es de esperar un nivel superior de bienestar para la población, como consecuencia del aumento en la creación de empleos y el incremento en los ingresos. Sin embargo, aun cuando ciertos factores que impulsan la producción nacional han tenido resultados favorables, como el caso de la inversión extranjera directa, la economía mexicana continúa exhibiendo el mismo ritmo de crecimiento promedio de los últimos 30 años.

Para el tercer trimestre del año, el producto interno bruto (PIB) mexicano presentó una tasa de crecimiento anualizada de 2.6 por ciento. Dicho desempeño fue impulsado principalmente por el incremento de 3.3 por ciento de las actividades terciarias, en contraste con los resultados observados en las actividades secundarias que, si bien su tasa de crecimiento se ubicó en terreno positivo (1.2 por ciento), exhibieron un ritmo de crecimiento inferior (menos de la mitad) en comparación con el alcanzado durante el mismo periodo de 2014 derivado de la crisis que enfrenta el sector minero, así como el menor dinamismo de las exportaciones nacionales.

De esta forma, señala el CIEN, la tendencia del PIB presenta una trayectoria positiva impulsada por las variaciones favorables de las actividades secundarias y terciarias, que se refleja en un comportamiento alcista de sus respectivas tendencias. No obstante, en los ciclos se aprecia un panorama menos halagüeño. Si bien el producto presenta un movimiento ligero al alza, éste apenas es suficiente para colocar el ciclo al nivel de la tendencia de largo plazo. Dicho comportamiento se da como resultado de que las actividades terciarias exhiben señales de estancamiento por debajo del potencial; mientras que aun cuando las actividades secundarias muestran un movimiento ligero al alza, todavía no logran rebasar la tendencia de largo plazo. Lo anterior podría implicar que si bien las tasas de crecimiento continuarán siendo positivas durante los próximos periodos, su magnitud podría ser ligeramente inferior a la observada en trimestres anteriores.

Así, al revisar el desempeño acumulado de los tres primeros trimestres del año (enero-septiembre) se aprecia una tasa de crecimiento de 2.5 por ciento, nivel ligeramente superior al 2.4 por ciento que en promedio ha registrado la producción nacional en las últimas tres décadas. Ello, a pesar del paquete de reformas estructurales que, según la promesa oficial, reactivarían a la economía, destrabarían el ciclo inercial y colocarían al país entre las naciones con mejor desempeño. Pero la realidad es cruel.

Durante 2015, apunta el CIEN, las actividades terciarias se constituyeron como el principal motor de crecimiento de nuestra economía, apoyadas primordialmente en los resultados del comercio. Las transacciones de compraventa al por mayor y al por menor registraron variaciones anuales positivas en septiembre pasado (7.1 y 4.9 por ciento, respectivamente). Sin embargo, al analizar su desempeño mensual con base en cifras desestacionalizadas los resultados fueron menos alentadores, ya que el comercio al por mayor exhibió un incremento marginal de 0.1 por ciento, en tanto que el comercio al por menor se ubicó en terreno negativo al caer 1.1 por ciento.

De acuerdo con el citado centro de investigación, lo anterior es de consideración importante, ya que si dicho escenario persiste durante los próximos meses se podría gestar una desaceleración en una de las actividades que ha sido motor de la economía nacional en periodos recientes.

Detalla que las actividades terciarias han sido el principal motor económico en el presente año, reflejo de un desempeño favorable del comercio. En septiembre el comercio al por menor mostró una tasa de crecimiento anual de 4.9 por ciento. No obstante, al revisar las cifras desestacionalizadas se observa que con respecto al mes de agosto el comercio al por menor registró una caída de 1.1 por ciento. De continuar con una variación mensual negativa, el ritmo de crecimiento del comercio al por menor podría comenzar a desacelerarse.

Adicionalmente, debe tomarse en cuenta el hecho de que se han incrementado las probabilidades de un alza en la tasa de interés de referencia en Estados Unidos por parte de la Reserva Federal durante su próxima reunión en diciembre. De concretarse, resulta factible que el Banco de México actúe en la misma dirección que su contraparte estadunidense, de manera que se tornará más complicada la recuperación plena del consumo interno en vísperas de un escenario con tasas de interés más elevadas (dicho sea de paso, los consumidores deben estar atentísimos al comportamiento de las tasas de interés que cobran las tarjetas de crédito, de por sí elevadas).

De esta forma, el resultado del producto interno bruto en el tercer trimestre de 2015 si bien ha sido mejor que el de los dos años previos, no con ello se ha logrado romper la inercia de las últimas tres décadas. Ante la creciente volatilidad internacional resulta insuficiente esperar que se mantenga, o incluso se incremente, el ritmo de crecimiento del PIB apoyado en las endebles condiciones del mercado interno. Es necesario buscar la eficiencia económica a través de la implementación de políticas públicas que permitan un incremento en la generación de bienes y servicios de alto valor agregado, a través de la vinculación del sector productivo mexicano con programas de impulso a la innovación tecnológica, que se traduzcan en una mayor competitividad de las empresas nacionales a nivel internacional.

Las rebanadas del pastel

A dos años y medio de la entrada en vigor del Programa para la Formalización del Empleo (facilitar el tránsito de los empleos informales a un esquema de formalidad, creando trabajos dignos y socialmente útiles), 58.5 por ciento de los mexicanos en edad y condición de laborar se mantienen en la informalidad. Exitoso, ¿verdad?

Twitter: @cafevega