La información sobre el Proyecto Templo Mayor, y su derivado el Programa de Arqueología Urbana, no se agota y sigue adelante con la aplicación de técnicas que nos llevan a una mayor solidez en la fase interpretativa, expresó el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma en El Colegio Nacional.

En su conferencia magistral Remembranzas en el tiempo, con la que ayer se inició la primera Mesa Redonda de Tenochtitlán, la cual concluirá el viernes 4, Matos Moctezuma señaló que ningún proyecto en la historia de la arqueología ha producido tanta información difundida en conferencias y exposiciones a escalas nacional e internacional. Existen unas 400 fichas bibliográficas, de las que muchas son tesis profesionales de licenciatura y posgrado.

El fundador del Proyecto Templo Mayor dijo que los arqueólogos tenemos el poder de penetrar en el tiempo y en el espacio de los dioses y de los hombres. Fue así como hace 37 años la piqueta de unos trabajadores develó la imagen de la diosa lunar Coatlicue, lo que daría pie a que fuera rescatada. Un mes después, el 20 de marzo de 1978, comenzaba el Proyecto Templo Mayor. Desde un principio un equipo multidisciplinario se dio a la tarea de profundizar en el principal templo mexica.

Trabajo multidisciplinario

Matos Moctezuma, integrante de El Colegio Nacional, refirió algunos aportes del proyecto en lo académico, como la excavación del Huei Teocali en sus etapas constructivas y una cronología tentativa del crecimiento del mismo; la excavación de múltiples ofrendas asociadas al principal edificio mexica, cuyos materiales han propiciado análisis de diversa índole.

El estudio del simbolismo que guarda tan singular monumento; la excavación de adoratorios, edificios aledaños al Templo Mayor y su contexto –son alrededor de 45 vestigios arquitectónicos detectados de los 78 que menciona fray Bernardino de Sahagún dentro del recinto ceremonial tenochca.

Aseguró que la estrecha relación entre la arqueología y fuentes escritas y pictografías ha sido constante en esos estudios.

Mencionó el aporte de historiadores, biólogos, geólogos, químicos, físicos, restauradores y dibujantes para el mejor conocimiento de lo encontrado, así como la relación con centros de investigación y laboratorios del país y foráneos que ha permitido de manera sustantiva el conocimiento de la sociedad mexica y sus relaciones con otros pueblos. Y la creación del taller de arqueología experimental.

En el rubro de conservación, Eduardo Matos Moctezuma destacó el apoyo invaluable que estos especialistas han prestado desde el comienzo al proyecto, pues a ellos se debe la salvaguarda de un sinnúmero de materiales que de no haber sido tratados hubieran sufrido un deterioro inminente.

Respecto de la difusión, el Museo del Templo Mayor es uno de los principales exponentes de lo que un trabajo científico muestra, como atestiguan más de 17 millones de visitantes.