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Luis Miguel Lombana dirige la puesta de la nueva producción

Ópera de Bellas Artes ofrece este domingo la última función de Tosca
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El montaje destaca por el refinamiento de su escenografía, vestuario, peinados y maquillajesFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Domingo 6 de diciembre de 2015, p. 6

La Ópera de Bellas Artes realizará hoy la última de las cinco funciones de su nueva producción de Tosca, en el Palacio de Bellas Artes.

El montaje de este título de Giacomo Puccini (1858-1924), uno de los más populares del repertorio operístico internacional, está a cargo del director escénico Luis Miguel Lombana, quien propone un diseño realista, sobrio y apegado al momento histórico en el que transcurre la obra, comienzos del siglo XIX.

La parte musical corresponde al director Srba Dinic, cuyo desempeño al frente de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes se mantiene en los parámetros de puestas anteriores: limpieza en el sonido de la agrupación, un equilibrado balance entre sus diferentes secciones y un puntual acompañamiento de lo que ocurre sobre el escenario.

A lo largo de las funciones, ha destacado el buen desempeño interpretativo e histriónico del elenco, encabezado por la soprano Violeta Dávalos, quien ha alternado funciones con la cantante de origen búlgaro Svetla Vassileva, en el papel de Floria Tosca; el tenor Héctor Sandoval, quien ha hecho lo propio con Carlos Arturo Galván, como el pintor Mario Cavaradossi; y el barítono Genaro Sulvarán, en el rol del Barón Scarpia.

También participan el barítono Leszek Zawadka, como el Sacristán; Carlos López, como Cesare Angelotti y Héctor Valle, como Spoletta, estos dos últimos beneficiarios del Estudio de Formación Operística de Bellas Artes (EOBA).

Dividida en tres actos, con una duración de alrededor de dos horas y 50 minutos, esta nueva producción de Tosca destaca por el refinamiento y lo llamativo de su escenografía, vestuario, peinados y maquillaje, con elementos que remiten a los utilizados por la aristocracia europea entre finales del siglo XVII y principios del XVIII.

A lo anterior se suma un sutil diseño de iluminación, en el que predominan las atmósferas sombrías y mortecinas, lo cual confiere un halo romántico y a la vez trágico a la puesta.

Sobresalen del montaje varias postales y pasajes de profunda belleza y emotividad, como la escena con la que concluye el primer acto, dentro de una iglesia en la que una multitud de adultos y nños vestidos de acólitos celebran un Te Deum; o la parte final de la obra, ubicada en una colina desde la cual Tosca salta al vacío para poner fin a su vida, cuando se percata de que fue víctima de un inmisericorde engaño.

Historia de opresión y traiciones

Las acciones de este clásico operístico, que ha conmovido a varias generaciones desde su estreno, en Roma, en 1900, transcurren en la capital italiana la noche del 14 de junio de 1800, cuando Napoleón Bonaparte vence a los austriacos al mando del general Michael von Melas en la batalla de Marengo.

Es una historia que habla del poder, de la opresión del fuerte frente a la libertad y en la que cruelmente son destrozadas las ilusiones por una realidad plagada de engaños, deseos y traiciones que se mezclan con los sentimientos y los anhelos de los protagonistas, destinados todos a un trágico final.

La última función de Tosca en el Palacio de Bellas Artes es este 6 de diciembre a las 17 horas.