Opinión
Ver día anteriorLunes 7 de diciembre de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Aprender a morir

Verdugas y víctimos

E

n la confusión que se cargaba el visionudo pero piadoso mandatario del cambio, del voto de castigo y de las esperanzas defraudadas, el título de esta columna parecería suyo, pero como el mal ejemplo cunde, de 15 años a la fecha el desorden han aumentado, la desvergüenza permea la vida institucional y el aturdimiento cada día se apodera de más cerebros o lo que se les aproxime.

El problema es que seguimos confundiendo solemnidad con seriedad, tiesura con compromiso, estiramiento con palabra empeñada, mencionar soluciones con solucionar problemas por lo que, salvo casos aislados o de exiguo beneficio colectivo, las leyes sirven de poco. Así, la Ley Federal de Radio y Televisión, expedida en enero de 1960, en su artículo 5 ordena que estos medios deberán contribuir a elevar el nivel cultural del pueblo

Recogemos lo que sembramos. Entonces, si en 55 años los concesionarios de radio y tv nunca han observado dicha ley y ninguno de los nueve regímenes posteriores vigilado con responsabilidad su cumplimiento, ¿por qué ahora nos sorprende carecer como país de una cultura del respeto, de unos básicos de educación familiar, de civismo, control natal efectivo, información alimentaria, limpieza, derechos laborales, sindicalismo pensante, instituciones eficientes o partidos políticos confiables?

Unos venden armas, otros droga y unos más dicen combatir a ambos; unos son ladrones, otros políticos y unos más ladríticos, con la consiguiente impunidad y, lo más insultante, con recompensas y cargos proporcionales al monto de lo robado; unos expropian el petróleo y otros exprimen, desmantelan y rematan lo expropiado; unos aparentan preocuparse por la salud del pueblo y otros autorizan y venden la mayor cantidad de comida nociva; unos recapturan delincuentes y éstos nuevamente logran evadirse de cárceles de máxima seguridad; unos entregan obras públicas caras y mal hechas y otros son incapaces de castigar a los responsables.

Entre tanta contradicción y ante el creciente caos vial de toda gran metrópoli, algunos se atreven a promover un medio de transporte ecológico altamente peligroso y otros, por esa falta de cultura del respeto, arrollan ciclistas, que abajo los matan y arriba matan, pues transitan por las banquetas, poniendo en peligro la integridad de los peatones, quienes a su vez se echan sobre los autos o los golpean enfurecidos si no les dan el paso. De lujo pues la tv como forma de educación.