Vulnerabilidad de las defensoras
e informadoras

ATZIRI ÁVILA: Las defensoras en comunidades indígenas se encuentran
en mayor vulnerabilidad, y de ellas, las que defienden la tierra y territorio


Foto: Ximena Bedregal.

Los primeros tres años del gobierno de Enrique Peña Nieto han sido los años con más agresiones a defensoras de derechos humanos y periodistas en México. La Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos registra en los últimos cinco años el asesinato de 36 defensoras, en un contexto de negligencia, complicidad y participación por parte del Estado mexicano.

Atziri Ávila López, coordinadora de la Red, advierte a Ojarasca que “en estos momentos las defensoras estamos enfrentando un contexto de impunidad, desigualdad, discriminación, violencia e inseguridad en diferentes ámbitos, vinculada a la grave crisis en materia de derechos humanos que se vive en todo el país¨. Por eso, indica, “fue importante el reciente encuentro nacional de la Red, para visibilizar la problemática, generar estrategias que nos puedan mantener a salvo y construir mejores condiciones para el ejercicio de nuestra labor”.

Las defensoras en comunidades indígenas, señala Ávila López, son las que se encuentran en mayor vulnerabilidad, y de ellas las que defienden la tierra y territorio son las más agredidas. Se ha documentado que quienes defienden el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia son las que ocupan el segundo lugar en agresiones, seguidas de las periodistas que ejercen el derecho a la información y la libertad de expresión.

Reunidas por cuarta ocasión desde su creación (esta red de 189 mujeres indígenas, trans, mestizas, periodistas, migrantes y activistas, todas defensoras de 23 estados de la República), constataron la escalada de violencia contra las mujeres a todos los niveles: en la esfera doméstica, en la sociedad, violencia feminicida, desde el Estado y sus instituciones. Se identificó también que una defensora que ha sufrido una agresión tiene un alto índice de posibilidades de que volverá a ser agredida, situación documentada en más del 68 por ciento de los registros realizados en 2014.

Las agresiones, señala la coordinadora de la red, provienen de diferentes tipos de agresores: estatales (autoridades de los tres niveles de gobierno, policía, Ejército), y no estatales (empresas transnacionales, medios de comunicación y crimen organizado). Aunque las defensoras los denuncian e identifican claramente, los agresores permanecen impunes ante la falta de investigación por parte de las autoridades.

Atziri asegura que aunque los hombres defensores también están siendo hostigados, las mujeres son objeto de agresiones que obedecen a su ser mujer y a su labor como defensoras, con impactos diferenciados hacia ellas y sus familias. Y como ejemplos están el hostigamiento sexual y laboral, las amenazas de violación sexual, las campañas de difamación y desprestigio con lenguaje sexista y machista, las amenazas de atentar contra sus hijos e hijas, la ridiculización de la sexualidad, entre otros.

Aunque el panorama parece oscuro y la esperanza se desdibuja, afirma que a las defensoras las fortalece “la convicción de que las redes salvan vidas y que ante la incapacidad, omisión y complicidad del Estado, tenemos que generar alternativas ciudadanas para que los derechos humanos sean garantizados en nuestro país, y para que podamos desarrollar nuestra labor en condiciones de seguridad”.

La Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos fue creada en el año 2010, y su cuarto encuentro estuvo marcado por la desaparición de los 43 de normalistas de Ayotzinapa, por lo que se reconoció de manera especial a mujeres en busca de familiares desaparecidas y desaparecidos: “Junto con ellas exigimos justicia y presentación con vida¨.

Gloria Muñoz Ramírez