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Nosotros ya no somos los mismos

Rescatando mensajes

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Ignacio Carrillo Prieto, ex titular de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, durante una conferencia de prensa en junio de 2005.Foto Marco Peláez
E

l tema de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), inacabable y siempre actual, requiere, sin embargo, espacios, respiros, oxigenación suficiente para que el tratamiento de sus problemas cotidianos no se convierta en simple y aburrida gaceta hebdomadaria. Rescatemos únicamente algunos mensajes que recibí al calor de estas semanas de obsesivas –columnetas– circulares, como diría el siempre recordado Gustavo Sainz.

El 4 de enero de 2002 fue suscrito el acuerdo A/01/02, el cual establecía la creación de la Fiscalía especial para la atención de hechos probablemente constitutivos de delitos federales cometidos directa o indirectamente en contra de personas vinculadas con movimientos sociales y políticos del pasado (Femospp) (nótese: del pasado. Del futuro, ¡Dios dirá!). Pero Diosito se acogió a la quinta enmienda y no dijo ni pío. Bueno, pues el ex presidente fox (minúscula, por favor) decidió que el titular de esa dependencia fuera Ignacio Carrillo Prieto, distinguido jurista, miembro del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. En noviembre de 2006 el procurador general de la República firmó el acuerdo A-317/06, que abrogaba el anterior. La Femospp, como se ve, tuvo una vida corta, lo cual la obligó a dejar pendiente la indagatoria sobre la denuncia presentada por el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, relativa al asesinato de más de 600 perredistas durante su campaña presidencial. ¿Piensa usted que la actual dirigencia del PRD, encabezada por el ex priísta Agustín Basave, hará la más mínima promoción para reavivar ese doloroso y vergonzante asunto? Problemas de familia, filiación, deudas y gratitudes que ya platicaré lo harían imposible. Pues resulta que el doctor Carrillo me ofreció un artículo de su autoría, publicado en la Revista de la Universidad el mes de noviembre, el cual era su contribución al debate originado por la renovación de las autoridades de nuestra casa de estudios. Estoy seguro de que me hubiera sido de gran utilidad para ampliar mi información y buen juicio. Desgraciadamente me llegó tarde, pero, aprovechando la ocasión y seguro de que la multitud avalará mi petición, por el presente conducto solicito a Carrillo Prieto: ¿qué tal una cuartillita con la apretada síntesis de lo llevado a cabo durante esos cuatro años en la Femospp? ¿Por qué lo nombró el esposo de la señora Sahagún? ¿Cuáles fueron los principales logros de su función y cuáles los obstáculos y dificultades durante su desempeño? ¿Cuál fue la razón de su salida y extinción de la fiscalía? ¿Hay algo que pueda todavía intentarse para cumplir los objetivos iniciales? Don Ignacio, gracias por su lectura, su interés por la casa y, anticipadamente, por lo que nos pueda ayudar para comprender mejor nuestras pesadillas.

El doctor Leonardo Valdés Zurita fue presidente del extinto Instituto Federal Electoral (IFE). Lo eligió la Cámara el 7 de febrero de 2008. Egresado de la Universidad Anáhuac ( no body is perfect) como economista, se reivindicó en el Colegio de México como sociólogo. Militante de izquierda(s), hizo su escoleta en el Instituto Electoral del Distrito Federal y luego llegó a ser consejero presidente del IFE. Dentro de los testimonios que aportó a la Cámara, para demostrar ser ciudadano de bien, incluyó una carta suscrita por la señora María Teresa Juárez Carranza (vaya apellidos ilustres de la señora), presidenta de la Fundación Heberto Castillo, militante emblemático de la izquierda mexicana y de quien era ella, ya en ese tiempo, su viuda. También para ese tiempo, ex suegra del candidato a presidir el ya finado IFE. Sin pruebas incontrovertibles que aportar, pero íntimamente convencido de que poseo la verdad no revelada, estoy convencido de que esa comunicación epistolar fue más definitiva, en el ánimo de los legisladores, que todas las transacciones cupulares que son la génesis de estos puestos del primer círculo del presupuesto celestial. No recuerdo quiénes fueron los contrincantes que enfrentó Valdés Zurita en la pugna por la corona democrática, pero ¿con qué cachaza podían los diputados electores, pese a su fuero, seleccionar a otro aspirante? ¿Quién podría aportar cartas mejores? Ni marcadas ni sacadas de la manga, por ancha que fuera. Frente a ellos estaba la prueba irrefutable: el agua y el aceite pueden juntarse, la ginebra y el Noilly Prat extra dry, pese a sus diferencias, consiguen la mezcla perfecta. ¿Podían los diputados rechazar al príncipe de la concertación, al Señor de los anill.. perdón, de los acuerdos? Ya hubieran querido, en su tiempo, algo parecido los Viet Nams y las Coreas. Jerusalén y el Isis. La carta de la suegra superó la prueba de cualquier ácido, por corrosivo que fuere. Valdés Zurita demostró, con holgura, ser el más hábil desfacedor de entuertos, malos entendidos y encontradas pasiones: mereció el premio mayor. Y todo esto, ¿por qué viene hoy a cuento? Resulta que en alguna columneta relativa a la elección del rector hice referencia a tan insólito acontecimiento. Gentil y de buenas maneras como es su costumbre, Valdés Zurita me envió un correo en el que me agradecía haber recordado el detallito en comento y me hacía una aclaración: cuando la señora Juárez Carranza le extendió su aval, ya no los unía el vínculo suegra-yerno. ¡Pero si ese es precisamente el prodigio! La opinión fue emitida en absoluta libertad, sin rehén de por medio. Termina el doctor Valdés lanzándome un reto: Encuentre cuántos ex yernos logran que sus ex suegras hablen bien de ellos. Este sí es un exceso de soberbia que no se vale. Es como si Arturo Escobar retara a cualquier ciudadano a demostrar mayor conocimiento de causa que él en la materia que es su especialidad y que lo llevó a ocupar efímeramente una subsecretaría: la prevención del delito. O como si Guzmán Loera decidiera participar en las licitaciones para la construcción de puentes, túneles, deprimidos y líneas del sistema de transporte colectivo, que suelen ser privilegio del grupo español OHL. Sería, obviamente, un abusivo.

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Leonardo Valdés Zurita, ex consejero presidente del IFE, en una sesión extraordinaria del organismo, en septiembre de 2009Foto Cristina Rodríguez

Publicito este reto por si dentro de la multitud se diera el insólito caso de alguien que se atreviera a aceptarlo. Yo, por mi parte, no puedo sino solicitarle que me dé por muerto. Aunque he cubierto el rol de yerno en diversas ocasiones, reconozco que en ningún caso hubiera podido solicitar espaldarazo de tal magnitud. Bueno, ni siquiera para ser magistrado del Tribunal Federal Electoral.

Me ha sucedido, una vez más, una grave desgracia electrónica: intempestiva y sin intervención de mi parte, Outlook borró mi relación de correos del viernes 11 de ese mes hacia atrás. Agradeceré a quienes no hayan recibido contestación a cualquier pregunta o comentario que se tomen la molestia de repetirme su correo, pues en verdad me interesa conservar esa comunicación, que me es de enorme utilidad. Menciono algunos nombres que por suerte había copiado en mi cuaderno de doble raya. Jaime Morales, quien me dice que está por aplicarme una cicatricure en recuerdo del auto que hace un año mostré como expresión del verdadero amor filial, es decir, el que se expresa con un Mercedes alas de gaviota. Don Guilebaldo Silva Cota, ex diputado, ex senador, ex alcalde de Ensenada y uno de los principales promotores de la transformación del territorio de Baja California norte en una entidad más de la República y quien me solicita que le amplíe la información sobre el debate Caso-Lombardo, cosa que haré empezando el año. Y sí, Guilebaldo, soy abogado por la UNAM, aunque confieso que confundo el edificio de la SCJN con la estación del Metro 20 de Noviembre. Beatriz Barros Horcasitas, en atención a la admiración (que comparto) por Alejandro Gómez Arias, le ofrezco relatar una de las cenas más emocionantes que he tenido en mi casa, que fue honrada una noche por él, Pepe Alvarado, Paco Martínez de la Vega y Wenceslao Roces. Doña Guadalupe Ochoa, respecto de su preocupación por el impacto que cause el uso excesivo de la computadora en la vista de los jóvenes, pienso, como usted, que el señor rector, dada su especialidad profesional, la tiene prevista. Doctor Juan Salas, danés de gran prosapia, por favor repítame su teléfono. A quien sólo se firma don, que textualmente y con suma concreción afirma que ora sí te la sacaste, le agradeceré ampliarme la información al respecto para corroborar si es cierta la veracidad de su dicho. A los compañeritos que me dicen que creen haber estado en Los Pinos cuando surgió el breve disenso entre el señor presidente López Mateos y este cronicante, que fue audazmente publicitado por el joven reportero Julio Scherer, les informo que gracias a las habilidades y dedicación de doña Blanca Ponce tengo ya en mi poder la fotocopia del reportaje publicado en La Extra de Excélsior aquel año del Señor. Será publicado a la brevedad.

Twitter: @ortiztejeda