Opinión
Ver día anteriorMiércoles 30 de diciembre de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Tres noticias navideñas
L

eo los periódicos tratando de encontrar alguna síntesis de la temporada navideña, y encuentro algunas noticias que me parecen útiles para la reflexión rumiante que suelen provocar el pavo, los romeritos o el bacalao, en estos días de paz, previos a la celebración del fin de año y a la cuesta de enero que le seguirá.

La primera noticia sugerente: un artículo del Financial Times de inicios de diciembre acerca de la persistencia de la esclavitud en el noreste brasileño, donde se usa el endeudamiento para enganchar esclavos que trabajen en el desmonte del Amazonas. ¿El mecanismo? Pues el mismo que ha existido en la región desde el siglo XIX y el que existió en México también durante muchas décadas: la deuda, la tienda de raya, las guardias blancas, los tratos con la policía.

La noticia da para reflexionar en tiempos navideños, me parece, por la proliferación desbocada del crédito en nuestro país. La proliferación de compras a plazo. La proliferación del deseo del consumo. Nunca había visto a tanta gente en los centros comerciales como ahora en México. ¡Y tanto de todo aquello es crédito! Doce meses sin intereses. Cualquier cosa con tal de que la gente compre lo que no tiene con qué pagar. La esclavitud en Brasil –país que ha hecho tanto por la emancipación– puede servir de alerta. La deuda es esclavitud. Vivimos en un país que no hace sino fomentar la deuda privada. Vivimos en un país que coquetea a diario con la esclavitud.

Segunda noticia, ésta del New York Times. Ayer, la policía de Puerto Vallarta capturó a un joven estadunidense, Ethan Couch, quien se fugó de Texas en compañía de su madre, violando su fianza. El joven Couch atropelló y mató a cuatro personas, manejando en estado de ebriedad a la edad de 16 años, en 2013, pero se hizo causa célebre en su natal estado de Texas porque, a la hora de defenderlo en el juzgado, sus abogados alegaron que merecía ciertas consideraciones que le evitaran la pesada sentencia de 20 años de cárcel, que perseguía el fiscal, debido a su condición sicológica: la llamada affluenza (del vocablo inglés affluent, que significa rico o próspero). Es decir, que merecía trato especial porque la riqueza causa trastornos mentales, como por ejemplo un estado de irresponsabilidad ilimitado que puede permitir que un mocoso de 16 años se empede a sus anchas, maneje a toda velocidad como se le dé la gana y asesine a cuatro personas con su coche. Interesado, el juez oyó los argumentos de la defensa y sentenció al muchacho a un tratamiento de rehabilitación, en lugar de mandarlo a la cárcel, que es donde hubiera parado cualquier borracho que no estuviera afligido por el mal de ser rico. El caso es abundante en implicaciones navideñas: cuidado con la borrachera; la riqueza en exceso hace mal; la sociedad tolera la riqueza y le ofrece consideraciones que están peleadas con la situación del nacimiento de Jesús, pero que son consonantes con la forma en que éste se celebra.

La tercera noticia: hay nevazones en el norte de México, mientras en Nueva York se pasa el invierno más caliente de la historia. El cambio climático trae oportunidades navideñas. México puede por fin poner arbolitos de Navidad con nieve, e imaginar trineos y a Santa Clos con alguna verosimilitud. Se terminaron los tiempos en que había que decorar los pinos con bolitas de algodón que representaran la nieve. Pero las oportunidades vienen con sus retos: el frío en casas que no están equipadas para ese clima, las heladas para la agricultura. El cambio climático visto desde las navidades hace patente que la diferencia entre la desgracia y la oportunidad tendrá que ver con lo que los ambientalistas llaman resiliencia, y ésta pide una mezcla de tradición cultural –de la movilización de recursos sociales que están latentes– con un uso imaginativo de nuevas tecnologías. Esa mezcla de tradición e innovación se ha vuelto una necesidad patente y evidente en esta Navidad, que marca la primera vez en la historia que la acción humana genera un cambio climático de un grado centígrado a escala global.

En la ciudad de México, el contraste entre el tráfico ya absolutamente inmanejable, insoportable, de las semanas previas a la Navidad, y la tranquilidad de estos días antes del Año Nuevo, muestran el camino a un gobierno citadino que no ha hecho sino fomentar y fomentar el auto particular, contra toda racionalidad ambiental, y contra toda amabilidad hacia la vida urbana. La Navidad nos regala, ante todo, contrastes, y si tenemos la fortuna de tener la panza llena, esos contrastes nos pueden servir para reflexionar.