Cuernavaca, Mor.

El síndico de Temixco, Gerardo Hurtado de Mendoza Armas, asumió a partir de ayer la presidencia municipal de manera provisional, informó el cabildo de esa localidad, cuya alcaldesa, Gisela Raquel Mota Ocampo, fue asesinada la mañana del sábado pasado por un comando armado, un día después de haber rendido protesta al cargo.

Según un comunicado, Hurtado de Mendoza Armas estará al frente de la alcaldía hasta el 19 de este mes, cuando rendirá protesta la alcaldesa suplente, Irma Camacho García.

En este contexto, un juez de control y juicio oral calificó ayer de legal la detención de una mujer y un hombre acusados de haber participado en la ejecución de la alcaldesa Mota Ocampo, el pasado 2 de este mes. En la misma audiencia también se les impuso la medida cautelar de prisión preventiva.

En la audiencia, efectuada en los juzgados adjuntos al penal de Atlacholoaya, en el municipio de Xochitepec, se escucharon los alegatos tanto del agente del Ministerio Público (MP) de la Fiscalía General del estado como de los abogados de los acusados: Jordan N, de 18 años de edad, y Nora N, de 33.

Después de dos horas, el juez determinó que será el próximo viernes cuando se realice la próxima audiencia de vinculación a proceso, en la cual se determinará si hay elementos para iniciar un proceso penal en contra de los dos acusados. Mientras tanto, les dictó auto de formal prisión preventiva hasta por 12 meses.

La Fiscalía General del estado acusó a los dos indiciados de ser coautores materiales y a título doloso del asesinato de Mota Ocampo. Ambos fueron detenidos en el mismo lugar del crimen, junto a un menor de edad, a quien el pasado lunes un juez del tribunal de menores le dictó legal detención y prisión preventiva.

La aprehensión de los imputados ocurrió a las 7:50 del sábado, pero fueron puestos a disposición de una agencia del MP hasta las 14:15 horas.

La agente del Ministerio Público argumentó que los que deponen en contra de los acusados son Gabino Mota Figueroa, padre de la víctima, y el hermano de ella, Gabino Emanuel Mota Ocampo, así como tres policías de Temixco: Fernando Franco Sánchez, Antonio Miranda López y Miguel Ángel Antonio Antonio.

La defensa de Nora N argumentó que el reporte que recibieron los policías fue a las 7:12 de la mañana, según la Fiscalía General, pero que los familiares de la alcaldesa que presenciaron la ejecución hasta ahora no han declarado que una mujer hubiera participado en los hechos, e incluso diera la orden de retirada, como si ella fuera la jefa de los sicarios que privaron de la vida a Gisela.

La abogada de Nora dijo además que el reporte de alerta fue a esa hora, pero no hay una prueba científica que diga que la munícipe murió a las 7 de la mañana; no tenemos hora exacta del hecho.

La litigante agregó que los agentes señalan que sacaron a Nora de entre matorrales y la milpa seca de un predio; sin embargo, la defensa mostró a su cliente vestida con chanclas, short y una playera de tirantes, sin un solo rasguño; entonces, cómo argumentan que estaba entre la maleza.

La defensa del otro acusado cuestionó por qué los policías del mando único –que dirige el abogado tijuanse Alberto Capella Ibarra– tardaron tanto en poner a disposición de la autoridad a los detenidos, “si a las 7:50 ya estaban asegurados”.

Al término de la audiencia, Lidi, la tía de Nora, su sobrina Marlén y un vecino declararon a los medios de comunicación que ella es un chivo expiatorio del gobierno de Graco Ramírez.

Negaron que Nora hubiera sido detenida en Temixco, como dijo la agente del MP. Indicaron que fue aprehendida en una casa de lámina que rentaba a un hombre en la colonia Las Palmas de Alpuyeca, en Xochitepec.

Añadieron que el pueblo está de testigo, pues la detención fue con lujo de violencia y con muchas patrullas del mando único, a las 9:30 de la mañana del sábado. Incluso aseguran que llegó hasta esta comunidad el helicóptero de la Comisión Estatal de Seguridad Pública.

Marlén dijo que Nora, en un encuentro que tuvieron el domingo, le comentó que los policías la golpearon en el estómago y le exigieron que se declarara culpable del asesinato de Gisela Mota. Añadió que luego de la detención la obligaron a poner las manos sobre la camioneta Gran Cherokee y le arrancaron cabellos para culparla del crimen.

Lidia aseguró que su sobrina es madre de dos niños y se ganaba la vida vendiendo nieves, cacahuates y miel.