Opinión
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Penultimátum

Sinatra y Woody Allen

D

urante el pasado diciembre dos personajes ocuparon la atención mediática por su cumpleaños. Aunque muy distantes en su forma de ser y vivir, ambos sufrieron en su momento el cuestionamiento público y la acción de las autoridades. Nos referimos al centenario del nacimiento de Frank Sinatra y a los 80 de Woody Allen.

El más importante crooner de Estados Unidos nació y creció en Nueva Jersey, en un barrio de clase media. Al llegar a la adolescencia estaba consciente de que su futuro era el canto, a pesar de que por un parto complicado estuvo a punto de morir y quedó con un tímpano perforado y una cicatriz detrás de la oreja.

Negado para seguir una carrera profesional como deseaban sus padres, fue la admiración que sentía por otro grande de la canción, Bing Crosby, lo que marcó su destino hasta convertirlo en el más popular, en La Voz.

Pero en su trayectoria, que se extendió también al cine, aparece otra cara llena de contradicciones: mientras apoyaba la lucha contra la discriminacion racial, respaldaba a los hombres del poder: lo mismo a la familia Kennedy en su empeño por convertir presidente a John, que a Richard Nixon y Ronald Reagan. Trató sin éxito de justificar sus relaciones con lo más selecto de la mafia, en especial con los padrinos Paul Castellano, Gregory DePalma, Tommy Marson, Carlo Gambino, Aladena Fratianno, Salvatore Spalotta, Joseph Gambino y Richard Fusco. Por eso y por ser comunista lo investigó sin éxito la FBI.

Exitoso en sus conquistas amorosas, tuvo un tropiezo que jamás superó: Ava Gardner, la hermosa y temperamental actriz, a la que trató de tener bajo su yugo. De éste se zafó a tiempo Mia Farrow, causante del peor momento que ha vivido Woody Allen. Acusado por Mia de abusar de una hija adoptiva y de unirse sentimentalmente con otra, Soon-Yi, 30 años menor que él, en los tribunales nunca pudo demostrarse tal abuso, que ocupó la atención de los medios y restó simpatías al que es uno de los grandes directores del cine.

Sé que tengo algo de talento, pero no el suficiente como para bombear sangre a mi corazón cuando entre en rigor mortis, dijo alguna vez el creador, que niega ser un genio y se define como un simple humorista con suerte en la vida. Agreguemos culto, generoso y crítico de la sociedad y las creencias religiosas que lo rodean familiar y socialmente. Que produce una película por año con un probado equipo de colaboradores y poco dinero. Y que ahora prepara una serie de televisión para Amazon. Cabe destacar su papel de actor: protagoniza 44 de las 52 películas que ha dirigido.

Metódico en su trabajo, ávido lector e intérprete del clarinete, quien a los 16 años ya escribía chistes por encargo, ganador de cuatro Óscares y otros reconocimientos, Allen espera, como sus padres, superar los 100 años. Y trabajando.