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Con los dispositivos móviles se vislumbran nuevas formas de escucharla, dice a La Jornada

La música es la máxima riqueza de una radio abocada a la cultura, opina experto

Ese arte permite navegar por muchos mundos, afirma Carlos Sandúa, director de una emisora pública

 
Periódico La Jornada
Sábado 9 de enero de 2016, p. 4

Madrid.

Entre las entidades que forman RTVE (Corporación de Radio y Televisión Española) figura la cadena RNE (Radio Nacional de España).

Una de las estaciones de RNE es Radio Clásica, cuya designación habla claramente de su orientación musical.

En 2014, Carlos Sandúa (Pamplona, 1972) fue nombrado director de Radio Clásica. Graduado de licenciado en bellas artes (Universidad Complutense de Madrid) y con formación de músico en el Trinity College y la Guildhall School en Inglaterra, Sandúa es integrante de la comunidad de Radio Clásica, como productor y conductor de programas desde 2008.

Problemas y retos

Durante un reciente encuentro en Madrid, La Jornada abordó a Carlos Sandúa para dialogar sobre temas relacionados con la producción y conducción de programas musicales en radio.

–A estas alturas de la historia cada vez es más complejo seguir programando música clásica en la radio, debido a problemas de presupuesto, de público, culturales. ¿Cómo está la situación en España?

–Nosotros no tenemos tanto esa problemática. Nuestra radio es pública y como servicio público debemos cubrir un espacio que nadie atiende. Al respecto, es fácil acudir a la música clásica. Nosotros somos el equivalente a emisoras de otros países que se dedican a la divulgación, a acercar el conocimiento de la música que es patrimonio de la humanidad.

Problemas de público siempre hay; los tienen también los compositores, los auditorios, los intérpretes, pero creo que la música es un arte lo suficientemente relevante como para que al margen de que el éxito sea importante o de que llegue a las masas comercialmente observadas o no, tenemos que seguir nuestro trabajo; va a perdurar nuestro quehacer con el patrimonio de los compositores.

–En general es difícil traer público a las estaciones de música clásica. ¿Qué pasa en España, en particular con la música contemporánea, tanto en la programación como en la respuesta del público?

–El problema de nuestra emisora no es cuánto público captamos, sino la calidad de éste.

“Intentamos hacer llegar calidad a una sociedad cada vez más necesitada de una oferta de buen nivel. En mi experiencia hay dos temas que siempre preocupan al oyente en España. Uno es la palabra, cuánto hay de ésta frente a la música en una estación de radio. Muchas personas pueden interpretar que una emisora dedicada a la música es un hilo musical, que no lo es.

“La otra gran preocupación es el porcentaje de música contemporánea respecto de la más tradicional, la de antes. Tenemos escasa perspectiva, en contraste con lo que podemos hacer con la música de Bach, Beethoven y Brahms, incluso Mahler.

Necesitamos un criterio para discernir lo que va a perdurar tras el siglo XXI, por ejemplo; a veces lo hacemos bien, otras no tanto y nos sumamos a un mercado, el de la cultura, y a los compositores que circulan ahora. Sin embargo, por la misma razón que señalé, debemos escapar de los lugares comunes, por la vocación de servicio público de nuestra radio; también atender a repertorios poco favorecidos, pero que tengan calidad como la del repertorio patrimonial.

Vincular la música con las artes

–En términos de tecnología, ¿Radio Nacional de España, y en particular Radio Clásica, ya concluyeron completamente la conversión digital? De ser así, ¿eso ha facilitado el trabajo?

–Facilitado, no lo sé; lo ha diversificado, porque ya programamos por franjas horarias y es indudable que no puedes escuchar música contemporánea a primera hora del día o una sinfonía completa y tienes que dividir la música en movimientos, y que en las horas de tránsito, de casa al trabajo, son el tiempo en que se escucha mucha radio por antena; ahí no puedes transmitir una sinfonía de 40 minutos, porque nadie la va a escuchar.

“Al mismo tiempo que programamos para la antena, somos conscientes de que todo eso va a quedar registrado en archivos digitales que podrán ser escuchados cuando lo desee el público a través de los podcasts. Entonces, ¿hasta qué punto tiene vigencia una radio que se adhiere al contenido por horas de programación? Ahí se diversifica muchísimo.

“La radio ahora se ve. Tenemos programas que también difundimos por streaming de video, con lo cual somos productores musicales porque invitamos a compositores e intérpretes a tocar música en nuestros estudios. Asimismo, tenemos que ceñirnos a las horas de programación de conciertos, porque transmitimos muchísimos, una media de dos o tres al día. Así que el trabajo está muy diversificado en función de todo esto.

Los dispositivos móviles también vislumbran nuevas formas de escuchar música; entonces, el trabajo es todavía mayor. Sí ha supuesto una clara mejora que todos los archivos estén digitalizados para manejarlos y lanzarlos a antena cómodamente, pero a la vez eso supone un trabajo ímprobo, un esfuerzo extra.

–En Radio Clásica, ¿a qué dan preferencia? ¿A transmitir música precedida de datos básicos o a la emisión de programas temáticos?

–La preferencia es caminar hacia una radio que vincule la música realmente al contexto que la genera, que es cultural. Entonces, tenemos programas monográficos, temáticos, didácticos, en torno a la voz; uno se llama Ars Canendi, dedicado al canto y a la voz humana; otro es El fantasma de la ópera, que vinculan la música con el pensamiento, la filosofía y la ciencia. Otro, Longitud de onda, en torno a los avances científicos y tecnológicos que tanto preocupan a la sociedad de hoy.

“Tenemos también programas que vinculan la música con las artes plásticas y la literatura, en el entendido de que ésta ha sido hermana constante en la historia de la música. Sin embargo, la tratamos desde otros puntos de vista, como introducirla en su contexto.

“Creo que la música tiene otra capacidad: puede transportarnos de inmediato a otras facultades, porque es un arte tan polisémico, con tantos significados y genera múltiples sentimientos.

No sabemos con exactitud dónde encontrar el significado, pero sí qué sentimos con ella y podemos navegar por muchos mundos. Esa es la mayor riqueza de una radio dedicada a la cultura, con un centro que es la música.