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Ver día anteriorJueves 14 de enero de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Coberturas petroleras y finanzas públicas
A

nte la continua caída del precio de la mezcla mexicana de crudo las autoridades hacendarias han señalado que están preparadas, ya que contrataron coberturas que garantizan que el país recibirá 49 dólares por barril. Las coberturas costaron mil 90 millones de dólares y protegen 212 millones de barriles. Aseguran que debido a esta previsión, por el momento, no se prevén recortes adicionales al gasto público. En realidad, parece evidente que hay motivos de preocupación y que es altamente probable que en unas semanas se anuncien reducciones al gasto público.

El precio del crudo mexicano sigue cayendo, habiendo llegado ya a 21.50 dólares el barril, lo que implica que pese a las coberturas, habrá una grave afectación a las finanzas públicas. La explicación es clara: si mantuviéramos el mismo volumen de exportación de crudo de 2015, es decir, 2.27 millones de barriles diarios, lo que implica que vendimos en el mercado mundial 828 millones de barriles y dado que las coberturas cubrieron 212 millones de barriles, entonces se logró proteger solamente 25.6 por ciento del total. Así que el asunto es altamente preocupante, ya que los ingresos por el restante 75 ciento de las exportaciones están reduciéndose diariamente.

A ello se agrega que, de acuerdo con una nota publicada en El País el 9 de enero pasado, el director general de Pemex informó en el Foro Económico Mundial de Davos, en enero de 2015, que el límite del precio para que la exportación sea rentable es de 23 dólares el barril. Si el precio se cotiza ya en 21 dólares, entonces resulta que seguir produciendo es económicamente inadecuado. Por eso, en un comunicado de prensa Pemex ha desmentido a su director general al informar que el costo promedio de producción es de 10 dólares por barril, aunque en algunos casos es inferior a 7.

Si esta información fuera cierta, Pemex tendría razón al señalar que sus actividades de producción de crudo siguen siendo rentables, incluso a 21 dólares el barril. Más aún, de acuerdo con la ahora empresa productiva del Estado, antes paraestatal, sus costos promedio de extracción son de los menores del mundo. Para salvar el desmentido a Lozoya, empresa que dirige y sobre la que debería tener información muy certera, Pemex indicó que el costo promedio de 23 dólares el barril es un precio esperado a futuro, vinculado con el amplio portafolio de yacimientos de la empresa. Es evidente que hay una diferencia que no puede ser explicada a través de precios a futuro.

Los legisladores tendrían que exigir información que precise los costos reales de extracción y exportación de nuestro crudo, ya que es vital para evaluar la gravedad de la situación del mercado petrolero y su impacto sobre las finanzas públicas. El asunto se complica ya que todo indica que 2016 será un año en el que el crecimiento mundial, como lo caracterizó Christine Lagarde (FMI), será decepcionante y, lo que es peor, las perspectivas de crecimiento en el mediano plazo son débiles.

Las razones para este pronóstico de la economía mundial están en la desaceleración del comercio mundial y la caída de los precios de las materias primas, que se agravan por la normalización de las tasas de interés en Estados Unidos y la desaceleración de la economía china. En materia petrolera la OPEP no parece preocupada por la evolución de los precios ya que mantiene firme su decisión de reunirse hasta junio próximo, pese a que dos países miembros solicitaron una reunión de emergencia.

A estas dificultades habría que agregar que el año ha arrancado con fuertes presiones en el mercado de dólares, explicadas por fuertes salidas de capitales que han llevado a que Agustín Carstens (Banco de México) advierta que podrían conducir a intervenciones radicales en los mercados financieros. Consecuentemente el peso continúa perdiendo frente el dólar, de modo tal que pudiera acercarse a 20 pesos por dólar. Así las cosas, resulta casi imposible creer que no habrá ajuste en las finanzas públicas, pues al efecto de la caída del precio del petróleo debe sumarse un entorno internacional muy adverso.