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El último debate republicano
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Los siete aspirantes republicanos mejor posicionados se midieron ayer en el sexto y último debate, a dos semanas de la primera votación por la nominación presidencial en Estados Unidos. En el enfrentamiento, celebrado en North Charleston, Carolina del Sur, los aspirantes defendieron la tenencia de armas, en abiertas críticas a las recientes órdenes ejecutivas del presidente Barack Obama para limitar la venta. El magnate Donald Trump renovó sus ataques al senador por Texas, Ted Cruz, al cuestionar su nacionalidad, y defendió su propuesta de no permitir el ingreso de refugiados sirios. Cruz dijo que a los ricos les ha ido bien, mientras el resto de la población pasa apuros. En la imagen, Marco Rubio, Donald Trump y Ted CruzFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Viernes 15 de enero de 2016, p. 25

North Charleston.

Los siete aspirantes republicanos mejor posicionados se midieron este jueves en el sexto y último debate a dos semanas de la primera votación por la nominación presidencial en Estados Unidos. En el enfrentamiento, celebrado en esta ciudad de Carolina del Sur, los aspirantes defendieron la tenencia de armas, en abiertas críticas a las recientes ejecutivas del presidente Barack Obama por limitar la venta de éstas.

El magnate Donald Trump renovó sus ataque al senador por Texas, Ted Cruz, al insistir en cuestionar su nacionalidad estadunidense, y defendió su propuesta de no permitir el ingreso de refugiados sirios. Cruz dijo que a los ricos les ha ido bien, mientras el resto de la población pasa apuro.

El principal debate entre precandidatos republicanos a la presidencia comenzó este jueves a sólo dos semanas de que se realicen las primeras elecciones primarias con un elenco reducido. Trump y Cruz ocupan el centro del escenario. Trump y Cruz se han enfrascado en una lucha por el primer lugar de preferencias rumbo a las primarias de Iowa del 1o de febrero.

Trump y Cruz se enfrentaron en este debate y rompieron así lo que la prensa ha llamado el romance que mantenían pues a menudo se mostraban de acuerdo y amistosos en los debates. Cada uno cuestionó qué tan elegible es su contrincante. Trump recordó que Cruz nació en Canadá y su padre es cubano, lo cual podría ser un impedimento constitucional para ser presidente. Cruz recordó que Trump lideró el movimiento para cuestionar si el presidente Barack Obama podía considerarse inelegible como mandatario al cuestionar si había nacido en Hawai, y aseveró que pidió a sus abogados investigar el tema en septiembre y éstos concluyeron que no había problema.

Cruz por otra parte aseguró que los neoyorquinos no son buenos conservadores a lo que Trump respondió ofendido y recordó la reacción de dichos ciudadanos tras los atentados contra el World Trade Center en 2001.

Los otros cinco precandidatos en el debate transmitido en horario estelar son: el senador de Florida, Marco Rubio; el gobernador de Ohio, John Kasich; el gobernador de New Jersey, Chris Christie; el ex gobernador de Florida Jeb Bush, y el neurocirujano retirado Ben Carson.

Trump aseveró que no ha reconsiderado su propuesta de prohibir el ingreso temporalmente a todos los musulmanes hasta estar en condiciones de garantizar la seguridad nacional. Christie y Kasich hablaron de prohibir el ingreso sólo a refugiados sirios. Rubio dijo que había que investigar a todo quien ingrese al país a fondo porque el Estado Islámico está reclutando a personas para ingresar a Estados Unidos como ingenieros, por lo que se requiere una reforma total del sistema migratorio. Casi todos subrayaron la necesidad de mantener buenas relaciones con los países árabes para usarlos como aliados en el combate al extremismo islámico.

Rubio dijo que la última línea entre los estadunidenses y los terroristas podría ser un arma y que por ello quiere reforzar los derechos de la segunda enmienda constitucional y no restringir el acceso a armas de fuego.

Al referirse a Corea del Norte, Trump señaló ésta sin China no come y que había que controlar a Pekín en sus prácticas de comercio injusto y dumping que hacen que se pierdan cientos de miles de empleos estadunidenses, por lo que prometió gravar todos los productos chinos que se vendan en el país.