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Ofensiva sionista contra Argentina
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40 días de la asunción de Mauricio Macri, los arrepentidos de haber votado por él empiezan a preguntarse si, al paso que va, podrá terminar su mandato, porque en poco más de cuatro semanas el líder de Cambiemos ya dejó millones de engañados y desengañados. Y apenas le faltan mil 420 días de gestión.

Con decretos de urgencia, la franquicia Macri & asociados empieza a rearmar el modelo económico y social excluyente que el golpismo cívico-militar impuso a sangre y fuego 40 años atrás (1976-83), junto con las relaciones carnales que el gobierno de Carlos Menem mantuvo con Washington y Tel Aviv (1989-99).

Así, el embajador de Estados Unidos en Buenos Aires, Noah Mamet, declaró al diario golpista Clarín: Somos optimistas de que tendremos sin duda un socio en la lucha contra el terrorismo y en la seguridad general (17/12/15).

Por cierto, Mamet no descartó pedir ayuda a Macri en el combate al llamado Estado Islámico (Isis por sus siglas en inglés, o Daesh). Pero consciente del nuevo giro en la política internacional de su país, se mostró más cauto con respecto del famoso memorando de entendimiento firmado en 2013 por Argentina e Irán, que buscaba echar algo de luz sobre el atentado dinamitero contra la mutual judía AMIA (Buenos Aires, junio de 1994, 85 muertos, 300 heridos).

En todo caso, más exultante estuvo Doris Shavit, embajadora de Tel Aviv en la capital argentina. Celebrando públicamente la decisión de Macri de hacer caer el memorando (aprobado por el Congreso, y que la justicia a modo del presidente declaró inconstitucional), Shavit dijo: “Confío en que el gobierno y la justicia argentina van a encontrar otro camino para investigar de manera seria (sic) y llegar a una conclusión…”, etcétera, etcétera.

¿Quién es Dorit Shavit? Algunos diplomáticos la recuerden al frente de la Dirección General para América Latina y el Caribe, cuando su jefe era el islamófobo Avigdor Lieberman, ex miembro de Kach (que figura en la lista de organizaciones terroristas de Estados Unidos, la Unión Europea y Canadá), líder después del partido extremista Yisrael Beytenu, y canciller de Benjamín Netanyahu en dos ocasiones (2009/12-2013/15).

En 2009, la señora Shavit acompañó a Lieberman en su periplo por Argentina, Perú, Colombia y Brasil, donde el presidente Lula lo recibió, pero el secretario de relaciones exteriores del PT Valter Pomar se negó, calificándolo de racista y fascista. Mientras en Argentina Cristina Fernández se negó a recibirlo, cosa que hicieron el ex canciller Jorge Taiana (actual presidente del Parlasur); Daniel Scioli, gobernador de la provincia de Buenos Aires, y el jefe de la ciudad homónima Mauricio Macri.

En la gira, Lieberman y Shavit ensayaron el monocorde discurso intimidatorio del sionismo: que las mezquitas colombianas eran utilizadas para financiar el terrorismo en Medio Oriente; que en la zona de libre comercio de Iquique (Perú), Isla Margarita (Venezuela), Maicao (Colombia) y Ciudad del Este (Paraguay) hay células dormidas de Hezbolá (importante partido político de Líbano), y que estuvo muy mal que el Mercosur reconociera a Palestina como Estado libre e independiente.

Pero ahora la diplomacia del enclave neocolonial judío y la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA, cuestionada entidad derechista que pretende representar a 300 mil argentinos de fe judía, mayoritariamente progresistas) andan felices con Macri.

Haciéndose eco del peligro en ciernes, el comedido y dispuesto político Miguel Ángel Toma aseguró hace unos días que unos 20 argentinos combatían en Siria junto al Isis. Amenaza gravísima, a su juicio, ya que “esos ciudadanos podrían ingresar al país sin que nadie lo note y estarían en condiciones de perpetrar un atentado.

“Un sábado en la noche –advirtió Toma a la misteriosa agencia de noticias Infobae, muy bien atendida por Yahoo News– pueden parar (los terroristas) en la puerta de algunos teatros que hay en la avenida Corrientes, y no tendrían ningún impedimento para realizar un atentado similar al de París…” etcétera, etcétera.

Conocido operador de la mafia peronista (un apto para todo servicio, según Página 12), Miguel Ángel Toma fue diputado y ministro del Interior en el gobierno de Eduardo Duhalde (2002-2003), titular de la siniestra Secretaría de Inteligencia de Estado (Side, disuelta por Cristina Fernández a finales de 2014) y un activo encubridor en el caso AMIA.

Toma se jacta de su amistad con el jefe de la CIA, George Tenet, y hoy milita en las filas de Macri & Asociados. Ah… y también es licenciado en filosofía y teología por la derechista Universidad de El Salvador, de Buenos Aires. Pero claro… cuando servía a Duhalde otro era su guión. Por ejemplo, aquella versión de que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia entrenaban a los piqueteros del norte del país.

O sea, a los movimientos sociales en los que militan mujeres como la formidable Milagro Sala, quien acaba de ser encarcelada por el gobernador de Jujuy, en el contexto de la criminalización del conflicto social impulsada por el nuevo gobierno argentino.