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Arqueólogos también hallan ofrenda en la calle de Guatemala

Encuentran restos de la principal cancha del juego de pelota mexica

Recuperan vértebras de unos 30 individuos; algunos fueron sacrificados

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En un predio de la calle de Guatemala, en el Centro Histórico, los arqueólogos descubrieron parte de la cancha principal del juego de pelota de Tenochtitlan y una ofrenda con vértebras de una treintena de personasFoto INAH
 
Periódico La Jornada
Miércoles 27 de enero de 2016, p. 5

Los vestigios de la principal cancha del juego de pelota de Tenochtitlan y restos de individuos sacrificados fueron descubiertos por arqueólogos en la calle Guatemala, en el Centro Histórico.

Los especialistas del Programa de Arqueología Urbana (PAU), adscrito al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), encabezados por Raúl Barrera, detectaron los restos del costado norte de la antigua cancha de pelota mexica. A la par, descubrieron una ofrenda con características únicas, porque contiene vértebras cervicales humanas.

Del juego de pelota, los especialistas registraron una sección de nueve metros de ancho por 6.45 metros de largo, que corresponde al costado norte de la cancha, pero desconocen la dimensión total.

La estructura data del periodo comprendido entre 1481 y 1521. Fue encontrada en un predio donde en 2010 se halló un templo dedicado al dios mexica del viento, Ehécatl-Quetzalcóatl.

Este juego tenía sentido ritual en las culturas prehispánicas y, según fuentes históricas como los códices, estuvo vinculado con las decapitaciones y la fertilidad.

En el sitio había también dos escalinatas superpuestas con cuatro escalones y banquetas que comunicaban con el templo.

Pago a los dioses

Sobre la ofrenda única, los expertos explicaron que consta de vértebras de 31 personas. Es factible que algunos individuos hayan sido sacrificados como pago a los dioses, convirtiéndose en un alimento para la continuidad de la vida, indicó la arqueóloga María García Velasco.

La ofrenda estaba debajo de la escalinata norte del juego de pelota, a 1.60 metros de profundidad sobre un espacio de 45 centímetros de diámetro.

Según los arqueólogos, es única por sus características respecto de otras halladas también en la zona del recinto sagrado de la antigua capital mexica.

La conformaban varios grupos de cervicales humanas (entre dos y seis vértebras en cada conjunto) que aún guardaban su posición anatómica y presentan buen estado de conservación, señalaron.

María García Velasco, maestra en antropología física, y los arqueólogos Fernando Orduña Gómez y Lorena Vázquez Vallín, del PAU, expusieron que también se recuperaron navajillas y puntas de maguey, entre otros materiales que aluden al sacrificio.

Tras realizar un estudio antropofísico se determinó que los restos correspondían a una treintena de individuos cuyas edades oscilaban desde recién nacidos hasta seis años y jóvenes, que eran más numerosos.

Al parecer, los huesos del cuello se depositaron con los tejidos blandos, ya que conservaban su posición anatómica. Debido a esto se tomaron muestras de sedimento para futuros análisis en busca de restos proteicos que pudieran indicar la presencia de sangre en el depósito, dijo García Velasco.