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El Instituto Mexicano de Psicoánalisis
M

ás que desencuentro, se podría decir confrontación condenatoria de la implacabilidad de Fromm hacia cualquiera que expresara su diferente y propio criterio crítico sobre él y su obra.

José Gutiérrez, junto con su familia, regresó a su país en 1961. Allí volvió a publicar su libro. En 2015 supe de la fructífera trayectoria que tuvo en su país hasta su muerte, en 2008. En el artículo Erich Fromm, José Gutiérrez y el sicoanálisis humanista en Colombia, publicado en Trashumante, Revista Americana de Historia Social 5 (2015), Carlos Alberto Uribe Tobón nos dice que Gutiérrez por un lado se dedicó a la formación de sicoanalistas.

El primer grupo se extendió entre 1962 y 1969, un segundo grupo entre 1972 y 1980 y un tercero entre 1992 y 2008, el año de su fallecimiento. Al mismo tiempo retomó su militancia política en el MRL, hizo investigación sociológica y escribió 20 libros sicoanalíticos, de análisis y crítica social y política, y cuando murió era el presidente del Comité Permanente de los Derechos Humanos. Fue congruente con lo que escribía, pensaba, decía y hacía.

Erich Fromm fue el primer director del recién fundado Instituto Mexicano de Psicoanálisis AC (Impac), institución que contaba con su escritura, acta fundante y estatutos, así como organigrama. Casi no hay diferencia entre su estructura y la de cualquier otro instituto sicoanalítico de la escuela o corriente que fuera de ese momento histórico (1963), excepto en el plan de estudios. La autoridad máxima era la asamblea, con la característica de estar formada por 20 plazas, ni una más, 12 de las cuales ya estaban ocupadas por miembros fundadores y con carácter vitalicio.

Fromm se retiró de la directiva en 1965, pero dejó establecida la sucesión de sus delfines para los siguientes 14 años en la dirección del instituto: Aniceto Aramoni, subdirector, pasaría a ser director interino dos años, y luego sería relecto (se supone que por los miembros de la asamblea democráticamente) por un segundo periodo de cuatro años, hasta 1970. En 1971, Francisco Garza (otro de los primeros discípulos-analizandos) sería elegido como el siguiente director por uno o dos periodos de cuatro años cada uno. Al parecer, ninguno de los otros miembros sabía de esta imposición autoritaria de Fromm. Se jugaba a la democracia y aquéllos seguían el juego. Fromm nunca dejó el control del grupo. En los 23 años que vivió en México siempre fue el último y supremo árbitro de rencillas, pleitos, rivalidades, planes de estudio, etcétera, pero aparentaba respetar a los demás miembros del instituto, y éstos se creían libres y autónomos en sus decisiones, criterio y autoridad.

Se podría decir que de 1963 a 1969 fue el auge y la hegemonía del movimiento frommiano en México, que llegó a su culminación en 1969, al ser la Sociedad Psicoanalítica Mexicana AC y el Impac la sede del tercer Foro Internacional de la Federación Internacional de Sociedades Psicoanalíticas. Fromm inició ciclos de conferencias, en el primero de los cuales (1967) se abordó el tema El hombre en el mundo moderno, donde además de participar él mismo (en su conferencia se llenaron las tres mil butacas del auditorio del Centro Médico del IMSS), los otros conferencistas fueron Ramón Xirau, Iván IIIich, Víctor Urquidi, Nabor Carrillo, Justino Fernández y Raúl Ondarza.

Por la misma época, Fromm expulsa de la Sociedad Psicoanalítica Mexicana AC a Abraham Fortes, de los integrantes del primer grupo, por manifestar su pulsión agresiva, sin tener derecho a expulsarlo, porque la única autoridad para hacerlo, por estatutos, eran los miembros de la sociedad en una asamblea extraordinaria citada para tratar ese asunto particular: la expulsión de un miembro.

*Sicoanalista, autor de La promesa incumplida de Erich Fromm