Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Director: Iván Restrepo
Editora: Laura Angulo
Número Especial febrero marzo 2016 No 204

Popurrí/cajón de sastre de la vaquita marina

Lorenzo Rojas Bracho
Coordinador de Investigación y Conservación de Mamíferos Marinos
Armando Jaramillo Legorreta, Edwyna Nieto García y Gustavo Cárdenas Hinojosa
Investigadores de la Coordinación de Investigación y Conservación de Mamíferos Marinos
Correos-e: [email protected], [email protected], [email protected]
y [email protected]


Una vaquita nadando cerca de San Felipe BC. Se aprecia el parche negro
alrededor de los ojos y la aleta dorsal proporcionalmente más grande que
en otras especies de marsopas
Foto: Chris Johnson

Como lo indica el título de este artículo, en él les platicaremos de varios temas sobre la vaquita marina. En particular nos vamos a concentrar en nuestros estudios para determinar la abundancia y la tendencia de la población de esta especie, la única de mamífero marino endémica de nuestras aguas. Es decir, no se encuentra en ningún otro lugar del mundo, solo en nuestro país, en la parte norte del Golfo de California.

¿Cómo y cuándo las descubrieron?

Es sabido que la vaquita es la especie de mamífero marino en mayor peligro de extinción en el mundo. Fue descrita, como especie, no hace muchos años y ya la estamos perdiendo. ¿Cómo la descubrieron y qué sabemos de su historia de vida? ¿Qué la está llevando al borde de la extinción?

El descubrimiento del primer espécimen fue casualidad. En un día de primavera en 1950, el reconocido biólogo Kenneth Norris llegaba al final de un periodo de dos semanas de trabajo en la costa de San Felipe, BC. No trabajaba con mamíferos marinos (en aquel entonces) sino con... lagartijas. Recorría las dunas costeras de esa región en busca de una especie de lagartija del género Uma, que sólo vive en dunas costeras. En su búsqueda vio la parte de un cráneo blanqueado que sobresalía de la arena al norte de Punta San Felipe. Ocho años más tarde, y con dos cráneos más en sus manos, Norris y McFarland describieron una nueva especie de mamífero previamente desconocida para la ciencia: la vaquita marina (Phocoena sinus).

Tuvieron que pasar 37 años desde su descubrimiento, para saber cómo es su morfología externa. Y 10 años más para tener algo de información sobre su biología. Sabemos que la característica más distintiva de esta especie, que mide en promedio solo 1.5 m, son los parches negros alrededor de los ojos y el hocico . Debido a estas características algunos autores se refieren a ella como “el panda del mar”. También sabemos que se reproducen lentamente. Las hembras maduras producen una cría cada dos años, las cuales nacen durante marzo y abril. Llegan a vivir alrededor de 21 años y se alimentan al menos de 22 especies de peces y dos de calamar.

¿Cuál es el factor que la puede llevar a la extinción?

No todo el mundo, y especialmente los mexicanos, saben que la vaquita es la especie de mamífero en mayor peligro de extinción. Está clasificada dentro las categorías más críticas de las especies amenazadas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN- World Conservation Union), la Convención Internacional para el Tráfico de Especies en Peligro de Fauna y Flora Silvestres (CITES, 1997) y la Norma Oficial Mexicana (DOF 16 de mayo 1994).


El rostro de la vaquita donde se aprecian claramente los parches negros
alrededor de los ojos y del hocico Foto: Omar Vidal

¿Cuál es el factor de riesgo que la está llevando a la extinción? Indudablemente la captura incidental en artes de pesca (cinchorros o redes de enmalle y agalleras para peces y camarón.). La vaquita, al igual que todas las especies de cetáceos costeros (ballenas, delfines y marsopas) son susceptibles a morir enmalladas en artes de pesca. Las marsopas, como la vaquita, son particularmente vulnerables a enmallarse. Un ejemplo de esto, son las muestras que obtuvimos de 35 especímenes, recuperados enmallados en artes de pesca y que utilizamos para una investigación sobre genética. Esto, gracias al trabajo realizado por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (el Tec) durante varios años, bajo el liderazgo del Dr. L. Findley y Omar Vidal (actualmente director en México de la WWF). El estudio sobre captura incidental en redes agalleras y de enmamlle de C. D’Agrosa, estudiante de posgrado en el Tec de Guaymas, arrojó cifras tremendas: la tasa de mortalidad en artes de pesca fue de 39 vaquitas al año en solo uno de los dos puertos del alto Golfo de California (el golfo de Santa Clara). Más adelante hablamos de esto en detalle.

Frecuentemente se atribuye a la falta de flujo del río Colorado hacia el alto Golfo de California el colapso de la productividad de esta región, en virtud de que sus aguas se han desviado para usos urbanos y agrícolas. Especialmente en Estados Unidos aunque también en Baja California (valle de Mexicali). Este argumento no ha sido demostrado. Sin embargo, fue extensamente utilizado por diferentes sectores de gobiernos federales y estatales para culpar a un tercero (Estados Unidos) de la pérdida de la población de vaquita. De esa manera justificaron la inacción para tomar medidas de manejo y conservación de esta especie. Es decir, se ha utilizado como argumento político debido a los problemas entre México y nuestro vecino y socio comercial, por la reducción del flujo del río Colorado a nuestro país. Indudablemente, esto ha cambiado el ecosistema del alto golfo y es un tema muy importante, pero que no se debe utilizar para contaminar otros temas ambientales.

Contrario a este proceder político, varias investigaciones han demostrado que el norte del Golfo de California es una región altamente productiva. En particular, una investigación muy reciente dirigida por el experto mundial en la oceanografía del Golfo de California (el doctor Saúl Álvarez Borrego, del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, Baja California, CICESE), enfocada particularmente a la vaquita y la productividad de su hábitat. La conclusión es que la productividad en el golfo norte es elevada y no tiene ningún efecto sobre la vaquita.

¿Cómo le hacemos para saber cuántas vaquitas hay?

Estimar la abundancia de cetáceos no es fácil pues pasan la mayor parte del tiempo bajo el agua. Y cuando se trata de los críticamente amenazados, es aun más complicado pues en general sus poblaciones se componen de muy pocos individuos. Esto además se complica en el caso de las vaquitas, dado que son animales difíciles de detectar. Son pequeños, con una aleta dorsal triangular del tamaño de un envase de leche, que es visible tan solo cerca de tres segundos a la vez, cuando salen a la superficie a respirar. No saltan fuera del agua como los delfines y algunas ballenas. Así, rara vez salpican agua que permita detectarlos fácilmente y, además, no forman grandes manadas. El promedio del tamaño de grupo es de dos. Evitan el ruido de las embarcaciones. No es de extrañar que se les llame animales “tímidos” y “esquivos”.

Dado lo anterior queda claro que no es posible saber con exactitud cuántas vaquitas hay, y casi es tarea de titanes realizar un censo de la población existente. Por eso, cualquier método para determinar cuál es el tamaño de su población se basa en modelos estadísticos y contendrá forzosamente un cierto grado de incertidumbre.

Cuando esta incertidumbre se presenta decimos que estimamos la abundancia o el tamaño poblacional. Afortunadamente tenemos una historia de varios años llevando a cabo estimaciones de la abundancia de la vaquita, por lo que conocemos qué métodos funcionan y cuáles no. También podemos calcular o estimar cuál es la trayectoria de la población. Es decir, cuál es la tendencia de su tamaño a lo largo del tiempo.


Un tipo de monitor acústico (C-POD) diseñado en el Reino Unido

La obtención de información para estimar el tamaño de la población y su tendencia la hemos realizado con dos métodos, los visuales y los acústicos. Con los datos visuales (avistamientos) hemos utilizado el método de muestreo de distancias, que se enfoca en medir la distancia del grupo de individuos observados a la línea que define el curso de la embarcación. Es el método más ampliamente refinado, utilizado y aceptado para estudios poblacionales de delfines, ballenas y marsopas.

Se basa en modelar la probabilidad de detección de animales con la distancia, de manera que se obtiene un factor de corrección que estima el número de animales presentes en un área determinada. Con ello se puede calcular la densidad poblacional (número de individuos por kilómetro cuadrado) que, multiplicada por el tamaño del área de estudio, resulta en la estimación del tamaño total de la población. Una gran ventaja de este método es que no requiere que todos los individuos sean vistos. Y no importa si algunos individuos se avistan más de una vez.

En cuanto a las técnicas acústicas para obtención de datos, pueden ser activas o pasivas. Las primeras utilizan sonares como los de los barcos o submarinos. Se envía una señal acústica que rebota en un objeto. El análisis de la señal de rebote permite obtener información como distancia o tamaño de los objetos detectados. En cuanto a las técnicas pasivas, se basan en “escuchar” los sonidos producidos en el ambiente, sin necesidad de producirlos. Afortunadamente, los cetáceos (ballenas, delfines y marsopas) producen sonidos de diversos tipos. En particular los delfines y marsopas producen pulsos de ecolocación que utilizan para buscar presas o para navegar. Estos sonidos se producen en chasquidos que son de alta frecuencia, inaudibles para el oído humano. En el caso de las marsopas, familia a la cual pertenece la vaquita, estos sonidos tienden a ser tonos parecidos a las notas musicales, característica que ha sido aprovechada por científicos e ingenieros para fabricar equipos automatizados de detección.


Monitoreo de las autoridades en el alto Golfo de California

La detección acústica de la vaquita se facilita aun más pues no hay otras especies de cetáceos en el alto Golfo de California que produzcan chasquidos similares, por lo que no hay ambigüedad. En particular, el chasquido de ecolocación de la vaquita tiene una frecuencia fundamental entre 128 y 139 KHz y 11 a 28 KHz de ancho. Un KHz significa mil ciclos de señales acústicas por segundo. Esto quiere decir que un chasquido de vaquita genera en promedio 135 mil ciclos en un solo segundo. Es como tratar de agitar nuestra mano frente a nuestra cara 135 mil veces en un segundo.

Los datos acústicos obtenidos nos permiten, después de homogenizar el muestreo, determinar la frecuencia con la que las vaquitas son detectadas. Un mayor número de chasquidos detectados por temporada de muestreo indica que un mayor número de vaquitas estuvo presente en la zona de estudio. Y viceversa. Una serie de datos acústicos a lo largo del tiempo permite determinar la tendencia de la población; es decir, si está creciendo o decreciendo. Este tipo de muestreo lo hemos venido efectuando desde finales del siglo pasado, junto con estimaciones de abundancia con técnicas visuales. Y ésta es la triste historia de cómo la población de vaquitas ha ido disminuyendo en las dos últimas décadas.

¿De más a menos, o de menos a todavía menos?:
los cruceros y la monitorización acústica 1997-2014

  • El crucero de 1997

Éste fue el primero que realizamos en el otoño-invierno de 1997. Utilizamos tres embarcaciones para poder cubrir desde las aguas más someras (10 metros de profundidad o menos) hasta las más profundas donde se encuentran las vaquitas (50 metros). Recorrimos 3 mil 364 km y obtuvimos una estimación de 567 vaquitas.

  • El crucero de 2008

Para poder contar con la información estadística que nos permita comparar las estimaciones de un crucero con las del siguiente es necesario dejar pasar al menos 10 años. De ahí que el siguiente lo hiciéramos en el otoño-invierno del 2008. Durante este crucero utilizamos, además del barco en aguas profundas, un catamarán que llevaba un detector acústico de marsopas que cubrió las aguas más someras.


Vaquita enmallada en red agallera Foto: Omar Vidal

En este estudio, el objetivo principal para nosotros, además de estimar el tamaño de la población de vaquita, fue el diseño de un programa de monitorización acústica basado en el uso de detectores acústicos autónomos. Durante el crucero, probamos tres tipos de equipos y participaron los diseñadores de cada uno de ellos (Japón y Reino Unido). El que dio mejores resultados fue el C-POD. Ya explicaremos más adelante qué hace.

El resultado de este crucero fue muy decepcionante. La estimación fue de 245 vaquitas. Es decir, 57 por ciento menor a la de 1997, lo que implicó una caída del tamaño de la población de dicho mamífero de 7.6 por ciento por año.

  • La monitorización acústica: 1997-2008

Nuestros trabajos con acústica los iniciamos en abril de 1997. El primero de ellos, que se extendió por poco más de 10 años, fue con un equipo diseñado en el Reino Unido conocido como Porpoise Detector (detector de marsopas). Este equipo identifica los chasquidos de marsopas y los almacena en forma digital en una computadora, pero requiere ser usado a bordo de embarcaciones bajo el cuidado de personal científico. El resultado de este primer programa fue sorprendentemente parecido al del crucero del 2008: la población disminuyó en aproximadamente 58 por ciento. Esto permitió, además, corroborar lo confiable que son los métodos acústicos para seguir la tendencia de la población de vaquita.

  • El programa de monitorización acústica: 2011-2016

Como ya lo mencionamos, establecer y perfeccionar el sistema de monitorización acústica fue el objetivo principal del último crucero de la vaquita en el 2008. El sistema fue diseñado para detectar un incremento de la población del 4 por ciento por año, que se estima es la rapidez máxima a la que se puede recuperar la población de la vaquita. O un decremento del 5 por ciento, a lo largo de un periodo de muestreo de cinco años.

Con la información generada en el crucero de 2008 se realizó un taller de expertos al año siguiente para diseñar e implementar el Programa de Monitorización Acústica de la Vaquita. Dicho esquema, compuesto de 48 sitios de muestreo dentro del Refugio de Protección para la Vaquita, se probó e implementó en 2010 y empezó a operar formalmente un año después. Con la información generada del 2011 al 2014 se estimó que la población de la vaquita se ha visto mermada a un ritmo anual promedio de 31 por ciento. Esto significa una pérdida de abundancia total de 67 por ciento (ver gráfica).


Representación gráfica de la trayectoria de la población de vaquita. De 2011 a 2014 los resultados de la monitorización acústica indican una disminución del tamaño de la población de 67 por ciento

Para llegar a este número de manera confiable se conformó un panel internacional de expertos, el cual revisó la información y propuso un par de estrategias para analizar los datos. Una de ellas consistió en modelar la tasa de encuentro de vaquitas de acuerdo a la posición geográfica y las tasas de sitios de muestreo cercano. Es lo que se llama análisis espacial.

Otra estrategia consistió en agrupar los sitios de muestreo de acuerdo a la cantidad de chasquidos identificados por día. Todo esto fue necesario pues la información se perdió en algunos sitios o por lapsos, debido a pérdida de detectores, a la pesca ilegal o a la saturación de la memoria de datos.

Con estas estrategias se pudo estimar las tasas de encuentro en sitios o momentos sin datos, para evitar realizar cálculos con error. Por ejemplo, si en un periodo particular se perdió información de sitios con altas tasas de encuentro, entonces se subestimaría el número de vaquitas en la zona y se concluiría, erróneamente, que la población decreció a una tasa mayor a la real. Las estrategias descritas permiten corregir estos errores con márgenes aceptables.

En 2015 se continuó con el muestreo acústico rutinario, lo que permite describir sin interrupción la tendencia de la población. También se realizó un muestreo, entre septiembre y diciembre, como parte de un esfuerzo más para estimar la abundancia de la vaquita. A diferencia de las estimaciones de 1997 y 2008, el año pasado se utilizaron los detectores acústicos autónomos para estimar la abundancia en las zonas más someras de la distribución de la especie, en las cuales no es capaz de navegar el buque de investigación que mide 57 metros de largo. Se utilizaron 135 sitios de muestreo, lo cual podría generar en el mejor de los casos hasta más de 8 mil días de información. Se espera divulgar los resultados de esta investigación en mayo próximo.

Todo pintaba bien hasta que le hicieron daño...

En abril de 2008, el gobierno mexicano, a través de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) anunció el que quizá es el primer programa integral de conservación que se planteó eliminar, en lugar de limitarse a reducir, la captura incidental de las especies de mamíferos marinos en todo el mundo: Programa de Acción para la Conservación de la Especie (PACE) Vaquita. Aunque el programa no logró alcanzar el objetivo de eliminar la mortandad incidental en artes de pesca, sí pudo reducirla de manera importante. De una tendencia negativa de la población de 8.4 por ciento anual, la logró disminuir en 4.5 por ciento.

En esas andábamos cuando nos encontramos con los resultados preliminares del programa de monitorización acústica primero para el periodo del 2011 al 2013. Una caída brutal del tamaño de la población. A medida que veíamos desdoblarse el análisis de los datos acústicos, en las pantallas de las computadoras, durante la reunión del panel de expertos, nuestra frustración crecía. Esto confirmaba lo que afirmaban muchos pescadores del área. El crecimiento repentino y brutal de la pesca de totoaba. Esta es una especie de gran pez de la familia de los scianidos, que puede alcanzar dos metros de largo y pesar hasta 100 kg. Está clasificado como en peligro de extinción, por lo que su pesca se prohibió desde 1975. La vejiga natatoria (o buche), de esta especie, es altamente apreciada en Hong Kong y China continental por sus supuestas propiedades medicinales. Los precios que se llegaron a pagar a los pescadores ilegales de este producto llega a más de 8 mil 500 dólares por kilo. Existen informes que un plato de sopa de buche puede alcanzar hasta los mil dólares.


Monitoreo administrativo de la pesquería de curvina en el Golfo de Santa Clara, Sonora, en 2015

¿Cómo evitar la extinción de la vaquita?

El Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (Cirva) fue establecido por el gobierno de México en 1996 con el mandato de establecer y promover un plan de recuperación de dicha especie. Está constituido por reconocidos científicos de Estados Unidos, Canadá, Europa y México. Con el paso de los años, el comité, cuyos trabajos han sido reconocidos internacionalmente, ha hecho numerosas recomendaciones.

Ha insistido que para evitar la extinción de la vaquita es necesario reducir a cero la captura incidental de esta especie en artes de pesca. Para ello es necesario eliminar de manera permanente las redes que matan vaquitas. La prohibición de estos chinchorros sólo tendrá éxito si a los pescadores se les da la oportunidad de contar con medios de vida alternativos. Por ello, el Cirva ha recomendado desde sus inicios que se desarrollaran nuevas artes de pesca, capaces de competir con las actuales. Y que desde luego no capturen vaquitas, así como alternativas socioeconómicas para esas comunidades.

Con la caída reciente del tamaño de la población de vaquita, como consecuencia de la pesca ilegal de totoaba, el Cirva recomendó encarecidamente al gobierno de México promulgar normas de emergencia que establecieran una zona de exclusión de redes de enmalle que cubra toda el área de distribución de la vaquita (ver mapa) Así como un programa estricto de vigilancia.

La administración actual ha seguido las recomendaciones del Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita, basadas en la mejor evidencia científica posible. Si se logran cumplir, la única especie endémica de mamífero marino de nuestro país tiene asegurado su futuro en el Golfo de California, el acuario del mundo.


Monitoreo administrativo de la pesquería de curvina en el Golfo de Santa Clara, Sonora, en 2015

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