El papa Francisco ha recibido, entre los preparativos de su viaje a México, información muy jugosa, muy puntual y muy amplia sobre la violencia estructural que vive el país. Por lo menos en lo que a mí me toca, dice Raúl Vera, obispo de Saltillo en entrevista telefónica, le he informado sobre la enorme impunidad y la violencia que el Estado ejerce contra la población.

En contraste con la opinión expresada por el Papa en una entrevista con la televisión mexicana, en la que, a propósito de Ayotzinapa, dijo que culpar de todo al gobierno es infantil, Raúl Vera interpreta la emergencia nacional, con sus altos índices de desaparición forzada, ejecuciones extrajudiciales, tortura, detenciones arbitrarias, feminicidios, como un cuadro de violencia estructural en la que hay una responsabilidad directa del Estado.

Conclusiones del Tribunal Popular

El obispo dominico, quizás el único miembro del episcopado que critica frontalmente a las autoridades mexicanas por los hechos de represión y violencia, envió al pontífice un paquete completo con las resoluciones y las relatorías de las cinco audiencias del Tribunal Popular de los Pueblos, que él presidió. Fue un proceso que duró tres años, que organizó 500 audiencias y escuchó a miles de víctimas en torno a temas que incluyeron desaparición forzada, feminicidios, explotación laboral, exclusión de indígenas, situación penitenciaria, represión política, entre otros, migración, derechos de la mujer, libertad de expresión.

En esa información está patente la realidad del país: la inseguridad en las calles, los secuestros, la tortura; todo está ligado a la enorme impunidad y a la violencia que ejerce el Estado mexicano contra la población, para mantenerla a raya. En la información que compartimos con Francisco queda de manifiesto que en el país hay grandes corredores que no están ya bajo control del gobierno, sino del crimen organizado.

En entrevista telefónica desde Saltillo, se le preguntó si no le preocupaba que el presidente Enrique Peña Nieto y los gobernadores de los estados visitados por el jefe del Estado Vaticano intenten legitimarse con este viaje:

Lo van a intentar. Lo han hecho todos los presidentes, desde tiempos de Luis Echeverría. Excepto José López Portillo y Miguel de la Madrid, todos se ha tomado la foto con él, sin faltar los panistas, Vicente Fox y Felipe Calderón.

–¿Y les funcionó?

–Por sus frutos los conoceréis –responde.

Vera recordó, como referente del eje temático que abordará el papa Francisco en San Cristóbal de la Casas, la realidad de los pueblos indígenas, la carta pastoral En esta hora de gracia, con la que el fallecido obispo Samuel Ruiz saludó la misa del papa Juan Pablo II para los indígenas latinoamericanos en Izamal, Yucatán, en 1993.

A 22 años de distancia, afirma el obispo la vida de los indígenas no ha mejorado. Por el contrario, se ha endurecido. La razón por la que el gobierno no firmó los acuerdos de San Andrés Larráinzar fue porque ya se había comprometido para conceder territorios y recursos a las trasnacionales en las zonas de población indígena. Soy testigo: en la selva de Chiapas yo vi las boyas que demarcaban los terrenos a explotar por las empresas petroleras, mineras, de biodiversidad, de hidroeléctricas. Y eso es lo que hay hoy en todo México: megaproyectos privados de toda índole. Y mientras estos avanzan, los campesinos e indígenas son expulsados de sus territorios.

Además de su activismo a favor de los derechos indígenas, principalmente durante los cinco años que Vera estuvo al lado de Samuel Ruiz en Chiapas, de 1995 a 2000, ya como obispo de Saltillo, donde lleva otros cinco años, el prelado ha volcado buena parte de su obra pastoral a la defensa de los migrantes indocumentados.

De ahí su lectura de la visita del Papa a Ciudad Juárez. El mensaje de Francisco en la frontera será muy importante. Juárez es el símbolo de la pesadilla, y no sólo de la gente del norte del país, sino de Centroamérica. Ahí, lo que hay que entender es que la gente migra por el efecto de las trasnacionales y por las políticas salariales, que con un salario mínimo condenan a la gente a vivir en la línea de pobreza o pobreza extrema.

Juárez, concluye, es una ciudad símbolo de todas las desgracias que trae consigo el modelo económico del capitalismo, y no solo en nuestro continente, en Europa también.