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La competencia de las 12 mejores escuelas de samba abrió ante unas 70 mil personas

El sika no aguó el Carnaval de Río; los desfiles comenzaron ayer

Esta fiesta sin besos en la boca es como una playa sin sol, dicen en respuesta a las advertencias de que el virus puede ser trasmitido vía sexual, en saliva y orina, lo cual no ha sido confirmado

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Integrantes de Estacio de Sá antes de hacer su presentación en el sambódromo. Este centro inauguró la fiestaFoto Afp
 
Periódico La Jornada
Lunes 8 de febrero de 2016, p. a13

Río de Janeiro.

Ni el mosquito que contagia el zika tiene la fuerza suficiente para aguar la mayor fiesta al aire libre del mundo: el Carnaval de Rio y sus apoteósicos desfiles que comenzaron este domingo en el sambódromo.

El carnaval sigue campante su curso ignorando las advertencias de que quizás el virus zika, contagiado por el mosquito Aedes aegypti, pueda ser también transmitido vía sexual, en saliva u orina, aunque nada ha sido confirmado hasta ahora.

La expansión del virus atenta, dicen, contra una tradición popular en el carnaval del país: el besuqueo generalizado. La costumbre consiste en besar a diestra y siniestra, a anónimos y anónimas, cuantos más mejor en los multitudinarios bailes y desfiles callejeros que se realizan en todos los barrios del país.

La práctica está tan arraigada, que un reporte sobre el asunto del diario O Globo afirmó: Carnaval sin besos en la boca es como playa sin sol, o, para mantener el clima de fiesta, como disfraz sin brillo: no tiene ninguna gracia.

Pero este año, el virus puso en alerta a los aficionados a la curiosa tradición: un informe de la Fundación Oswaldo Cruz, del Ministerio de Salud, detectó la presencia del microorganismo activo en saliva y orina, lo que abrió la posibilidad de que se pueda trasmitir por esas vías.

La información fue revelada el viernes, el día en que el Rey Momo recibió las llaves de Río de Janeiro, con lo que se hizo oficial el arranque del carnaval.

Por el campeonato

El primero de los dos días de desfiles de las 12 mejores escuelas de samba de Rio que disputarán el título de campeona del carnaval comenzó ante 70 mil espectadores.

Antes de caer la noche las tribunas del sambódromo comenzaron a llenarse. Muchos se habrán embadurnado de repelentes de mosquitos, cuyas ventas han subido ocho veces en relación con el año pasado, informó Paulo Guerra, portavoz de los laboratorios Osler que fabrican uno de esos productos.

Aunque la mayoría de los cinco millones de fiesteros –incluido un millón de turistas– que asaltan desde hace dos semanas las calles de Rio a ritmo de samba, cerveza y muchos besos en el carnaval callejero no parecen estar preocupados en lo más mínimo por el zika que acapara las portadas de la prensa internacional.

Las autoridades prefirieron no correr riesgos en el templo de la samba, y unos 15 fumigadores de la alcaldía fueron los primeros en desfilar hace 10 días por los 700 metros de la avenida Marqués de Sapucaí que atraviesa el sambódromo, ataviados de máscaras de gas y trajes amarillos para eliminar el mosquito trasmisor del zika y de otros virus como el dengue, la fiebre amarilla y el chicunguya.

El carnaval llegó este año en medio del brote de este virus que en 80 por ciento de los casos no provoca síntomas y en general es más leve que el dengue, pero que científicos relacionan con una explosión de casos de microcefalia en bebés nacidos de madres que tuvieron zika en el embarazo.

Los desfiles coinciden igualmente con el complicado panorama económico que atraviesa Brasil, en recesión, alta inflación y desempleo, que obligó a las escuelas de samba a apretarse mucho el cinturón y apostar por espectáculos más baratos y simples.

La crisis fue tan dura que 48 ciudades de este inmenso país suspendieron sus carnavales, algunos para dedicar esos recursos a combatir el mosquito.

Raíces de la celebración

Aquellos magnánimos desfiles de carros alegóricos gigantes e iluminados y trajes cargados de lentejuelas y plumas naturales que caracterizan el carnaval de Río de Janeiro este año serán un recuerdo.

Los patrocinios cayeron en picada y el alza del dólar complicó la importación de materiales, con lo cual la única alternativa es lo local y lo sintético.

Cada desfile de una escuela cuesta de 1.62 a 2 millones de dólares, financiados en parte por la ciudad de Río, empresas privadas y mecenas –muchas veces jefes del juego clandestino conocidos como bicheros–.

El año pasado, el gobierno del estado de Río dejó de invertir en la fiesta y la estatal Petrobras redujo considerablemente sus contribuciones, en medio de un escándalo de corrupción que hizo menguar sus cofres y llevó a la cárcel a varios de sus jerarcas.

Ni siquiera el desfile dedicado a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, que organizó la escuela Uniao da Ilha, recibió apoyo de los organizadores. Comenzamos a trabajar en junio sobre una promesa de financiamiento que nunca llegó, aseguró Paulo Menezes, director del desfile.

Con todo, la escuela tiene en el primero de sus carros a Tom y Vinicius, las mascotas de los primeros Olímpicos de Sudamérica.

Los carros de Uniao da Ilha esperaban alineadas en una avenida perpendicular al sambódromo para entrar luego de Estacio de Sá, una escuela pequeña que viene de la segunda división del carnaval, abrió la fiesta la noche del domingo.

Le cantó al guerrero San Jorge, patrón no oficial de Río y protector de policías, bandidos y de todos los que trabajan de noche.

Este domingo también desfilaron Beija-Flor (campeona de 2014 con un polémico desfile financiado por Guinea Ecuatorial), Grande Rio, Mocidade y Unidos da Tijuca.

Grande Rio celebrará a la ciudad balneario de Santos, en Sao Paulo, cuya alcaldía nada pudo aportar financieramente. Entre las carrozas, habrán homenajes a astros del futbol como Neymar y el legendario Pelé que crecieron en el Santos FC.

La noche del lunes otras seis escuelas tomarán la avenida.

Con cerveza, samba y repelente... ¡Que comience la magia!