Sociedad y Justicia
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Señalan al área de hemodiálisis del hospital López Mateos

Varios pacientes, afectados por sobredosis de hierro en el Issste
 
Periódico La Jornada
Lunes 8 de febrero de 2016, p. 39

Somnolencia, adormecimiento de brazos y piernas, hinchazón y dolor de articulaciones fueron los primeros síntomas de intoxicación por sobredosis de hierro que sufrieron al menos una veintena de pacientes de la unidad de hemodiálisis del Hospital Regional Adolfo López Mateos del Instituto de Seguridad y Servivcios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste). Para una de las derechohabientes, Lourdes Contreras, la afectación fue tan grave que permaneció internada una semana –varios días en terapia intensiva–. Sin embargo, nadie les ha dado una explicación convincente de lo ocurrido.

Algunos pacientes que aún presentan secuelas señalaron que esta es una más de las irregularidades ocurridas en ese servicio, en particular con las doctoras Carmen Popoca y Laura Victoria Ramírez, cuyo desempeño ha originado varias quejas en el nosocomio, pero –aseguran– nadie les ha hecho caso.

Respecto de la intoxicación que sufrieron los pacientes por la aplicación de sacarato férrico (hierro) el pasado 13 de enero, por la que varios de ellos terminaron en urgencias y otros tuvieron malestares cuando ya estaban en su casa, el Issste consideró que cualquier individuo al que se administra hierro tiene riesgo de presentar algún efecto adverso.

En respuesta a la solicitud de información de La Jornada, los doctores Rodolfo Cortina, jefe de nefrología, y Martín Peña, coordinador de medicina interna, aseguraron que el sacarato férrico empleado en el hospital tiene alta seguridad en su administración y los posibles efectos indeseados, como dolor abdominal, náusea y vómito, también pueden aparecer por situaciones durante la hemodiálisis.

Algunos afectados sólo tienen indicios de lo que ocurrió por la nota médica entregada a Lourdes Contreras cuando salió del hospital, la cual indica que tuvo una sobredosis de sulfato férrico.

A causa de la insuficiencia renal, los pacientes presentan baja de hierro (anemia). Para contrarrestarla, se les debe administrar vitamina en forma periódica. Varios de los afectados aseguraron que no habían tenido problemas. Están seguros, porque ya llevan varios años con el tratamiento de hemodiálisis.

La aplicación de hierro no era ninguna novedad, pero a algunos les llamó la atención la indicación que el 13 de enero dio la nefróloga Carmen Popoca para que se les administrara una dosis mayor a la habitual, de un ámpula de hierro en 100 mililitros de solución. Nosotros qué vamos a decir, si se supone que ella sabe lo que está haciendo. Nuestra salud está en sus manos, comentaron los afectados.

Al poco rato, señaló Lourdes, empezaron los malestares y se le bajó la presión arterial. Tuvo afectación en estómago, hígado, bazo e intestinos.

Susana Ramírez también fue hospitalizada. Le pusieron oxígeno y a su hermana María Martha, que la acompaña a sus tratamientos desde hace más de un año, un médico del servicio de urgencias le comentó que había sido un error del área de hemodiálisis. Nada más, aunque María Martha asegura que la falta de calidad en la atención distingue a Popoca y Laura Victoria Ramírez.

He visto a los médicos de otros turnos de hemodiálisis que salen a ver a los familiares para preguntarles sobre los pacientes, si tienen alguna duda o comentario. En cambio, a las doctoras que nos toca nunca las vemos y tengo que andarlas persiguiendo para decirles si mi hermana tiene gripa o alguna molestia para que lo tomen en cuenta.

El día que ocurrió la intoxicación, Popoca comentó a otro de los familiares que nunca le había pasado algo así. Eso tal vez no, pero los derechohabientes tienen varias historias que contar, como la de un paciente que en repetidas ocasiones le dijo a la doctora Ramírez que tenía una molestia en el pie y ella no le hizo caso.

Le recomendó que fuera a su clínica familiar o a urgencias, hasta que el paciente acudió a su cita con la nefróloga, quien le revisó el pie y ella misma lo llevó al servicio de angiología. Ya habían pasado varias semanas. Tuvieron que amputarle el pie, comentó Cecilia, otra afectada por la sobredosis.

La derechohabiente supone que eso fue lo que pasó, aunque tiene dudas porque el día del problema alguno de los trabajadores comentó que el producto estaba caduco. Además, Cecilia duda si ella realmente necesitaba la sustancia.