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Visita Papal

El único castigo que ha recibido el presbítero Noé Trujillo es ser suspendido

Joven víctima de violación por sacerdote sólo recibe agresiones en vez de justicia

Su hija sólo fue sujeta a abuso sexual, no se la mataron, dijo juez de SLP a madre de la menor

La Jornada San Luis
Periódico La Jornada
Martes 9 de febrero de 2016, p. 7

San Luis Potosí, SLP.

En febrero de 2014, a punto de cumplir 15 años, Alejandra (el nombre es ficticio, a petición de la entrevistada) fue violada por Noé Trujillo, sacerdote que oficiaba misa en la parroquia del Santo Niño de Atocha, en Soledad de Graciano Sánchez, municipio conurbado a la capital del estado.

Otros dos curas (Gilberto Alvarado y Ramón Gómez) supieron del abuso que se cometía, pero encubrieron a su colega. La denuncia por estupro que presentó Alejandra contra el presbítero Trujillo ha sido desalentada, obstruida, cercenada y objeto de burlas, sin resultados hasta ahora.

Acompañada de su madre, la joven relató a La Jornada San Luis el proceso de seducción de Trujillo. Le dijo que era muy bonita y que le había contado siete pretendientes, y él quería ser el octavo. Cuando no funcionaron esos recursos, se declaró enfermo de cáncer y le pidió que fueran novios por Facebook, como última experiencia de vida.

Luego la invitó a los baños Bicentenario, cada quién en su cubículo, y recibió una negativa. Más adelante la llevó a un terreno por la carretera a Matehuala, donde logró quitarle la blusa, la comenzó a besar y se masturbó. Ante el susto de Alejandra, se disculpó y se retiraron.

El 22 de diciembre de 2013 la joven acudió con el sacerdote Gilberto Alvarado para contarle, en secreto de confesión, que era novia del presbítero Noé Trujillo. Ah sí, ya sé que anda con él, recuerda que le dijo su confesor, quien además le aconsejó que continuara la relación: mire usted: ande con él porque, pobrecito, él sufrió mucho en su infancia, tiene cáncer y además de eso yo veo que a usted sí la quiere, nada más no le diga nada a su mamá.

Tras una discusión con su madre, en febrero de 2014, Alejandra salió de su casa hacia la iglesia principal de Soledad de Graciano Sánchez y ahí se encontró con Noé Trujillo, quien le ofreció llevarla a su casa después de acompañarlo a oficiar una misa; sin embargo, antes de llegar a la iglesia, según el relato de ella,mientras vamos en el camino se mete a un despoblado y me dice que me pase para atrás, me intenta quitar el vestido y yo le digo que no, pero él continúa quitándome todo, entonces yo le digo a él que no, pero él sigue y pasa todo, relató entre lágrimas.

Alejandra narró que el sacerdote le dijo que ella se había ganado eso por usar pantalón, y me dijo que todos te van a querer hacer eso si usas pantalón. Después de haberla llevado a la misa, le comentó que la llevaría con el padre Gilberto Alvarado, porque su mamá la estaba buscando, no sin antes llevarla a comprar una pastilla del día siguiente: me dijo que, de todas maneras, si quedaba embarazada, me llevaba a una clínica a abortar.

Antes de llevarla con el cura Gilberto Alvarado, Trujillo fue a recoger a Alfonso Zamarrón –su ayudante y chofer– con la intención de irse al municipio de Ahualulco, para tener una coartada.

Al llegar a la iglesia, el sacerdote Gilberto le preguntó a Alejandra qué había pasado. “Le dije ‘Noé abusó de mí y me pidió perdón, pero a mí no me gusta eso, mejor que se consiga a una muchacha de su edad, para que le dé lo que él quiere, porque a mí no me gusta eso’”.

Ante ello, el sacerdote Alvarado le dijo: no, usted ya no puede salir de esto, ya se metió en esto y ya no va a salir, además de aconsejarle, de nueva cuenta, que no le dijera nada a su mamá.

El entonces sacristán de la iglesia, Gerónimo Castillo Berrones, escuchó la conversación entre el padre Gilberto Alvarado y Alejandra. Él iba a declarar, pero ya no pudo, afirmó la madre de la víctima, ya que el 9 de abril de ese mismo año fue encontrado sin vida con un balazo en el pecho, en lo que, de acuerdo con las autoridades, se trató de un suicidio.

Ante la posibilidad de ser denunciado, Trujillo amenazó a Alejandra con matar a su madre en represalia.

En una ocasión, encerrada en un dispensario por este sacerdote, se encontró en la iglesia con el padre Ramón Gómez, a quien le contó lo que había pasado, y éste le dijo: ¿no tendrás un novio a quien echarle la culpa?

En el mismo febrero de 2014, madre e hija iniciaron un largo y doloroso proceso en busca de justicia. Primero les dijeron que no podía presentarse una denuncia en esos términos, luego hubo señalamientos de que la joven había tenido la culpa, e incluso personal judicial se burló hasta del tono de voz chillona de la quinceañera.

Ante el juez del caso, el abogado del sacerdote acusado llegó a sujetarla del brazo y empujarla. Sin explicación alguna se ha cambiado cinco veces de juzgador, y uno de ellos, Jorge Eduardo Ríos Betancourt, dijo: señora, ya dele gracias a Dios que está viva su hija; la violaron, pero no se la mataron.

Además, devolvieron al sacerdote el celular y el automóvil que serían probatorios, y el expediente 73/15, de su caso, en el juzgado tercero del ramo penal, siempre está en archivo o diligencias y no se les permite consultarlo. De las 45 páginas con transcripciones de mensajes telefónicos entre Trujillo y Alejandra, se perdieron todas, excepto una.

Alejandra tiene actualmente 17 años, llegó a perder 25 kilogramos de peso y abandonó la escuela, aunque terminó la secundaria y ha empezado la preparatoria en sistema abierto, pues le cuesta trabajo salir sola. Ella y su madre han debido cambiarse de domicilio en tres ocasiones, pues fanáticos las vigilaban para agredirlas. El presbítero acusado, Noé Trujillo, ha tenido como único castigo, hasta ahora, la suspensión del ejercicio eclesiástico desde junio de 2014.