Opinión
Ver día anteriorJueves 11 de febrero de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Dólar a 19.17 pesitos

Barril a 22.84 dólares

Buitres sobre el Papa

U

na vez más el tipo de cambio peso-dólar registró récord (el número 11 en lo que va del año) y ayer el billete verde se vendió en ventanilla bancaria a 19.17 bilimbiques (19 mil 170 sin el truco de los viejos y “nuevos pesos), aunque en Bancomer llegó a ofrecerse a 19.23 por uno. Con ese movimiento alcista –que desde luego no será el último–, la devaluación acumulada en el transcurso del gobierno peñanietista es de 47.5 por ciento. De ese tamaño es la volatilidad pasajera diagnosticada por el dúo Videgaray-Carstens.

Pero no sólo por el lado cambiario se resiente el golpeteo. También ayer, y luego de dos días sin cotizaciones por una serie de feriados internacionales, el precio del barril mexicano de exportación cayó cerca de tres dólares, para venderse en los mercados foráneos a 22.84 dólares, precio aplicable para las ventas de finales del próximo marzo. En este aún joven 2016 la cotización más baja del oro negro nacional se registró el 20 de enero, cuando el barril se exportó a 18.90 dólares.

Cuando comenzó el zarandeo cambiario (que en fuentes gubernamentales es catalogado como apreciación del dólar y nunca devaluación del peso, porque tenemos un régimen de flotación) el inquilino de Los Pinos no prestó mayor atención a los reclamos, porque, decía, si bien genera cierto escozor entre la gente, lo cierto es que a México lo hace más atractivo, más competitivo y atrae más turismo.

Sin embargo, para los mexicanos nada atractivo les resulta que ahora pagan las importaciones a más de 19 pesos, cuando tres años atrás lo hacían a 13, y en divisa estadunidense se pagan las millones de toneladas de alimentos que México importa, en especial aquellas que terminan en prácticamente todas las mesas mexicanas, como el maíz transformado en tortilla, por ejemplo, cuyo precio por kilogramo ya roza los 17 pesos.

Pero no sólo los alimentos. Son importados infinidad de productos, y muchos de ellos son utilizados para terminar la fabricación y/o el armado de otros que se destinan a la exportación. Es decir, la gran potencia exportadora que es México (versión oficial) importa la mayoría de los insumos para poder tener acceso a los mercados internacionales. Y todo se paga en billetes verdes.

Llama la atención que sea Bancomer, uno de los bancos más apachados por el gobierno mexicano, el que maneje el mayor precio del dólar, aunque la duda se disipa al recordar que esta institución –originalmente mexicana, ahora española– es la que obtiene las mayores utilidades netas en el circuito del ruidoso cuan voraz Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, tantas que representan 40 por ciento del total del corporativo a nivel mundial.

Pero bueno, con Peña Nieto en Los Pinos la devaluación del peso mexicano frente al dólar estadunidense ha sido de 47.5 por ciento en 38 meses de estancia en la residencia oficial. Para dar una idea de qué se trata, la apreciación del dólar (versión oficial) con este personaje resulta muy cercana a la registrada durante todo el sexenio echeverrista (52 por ciento en el periodo).

Cierto es que con el advenimiento del neoliberalismo todos los inquilinos de Los Pinos han devaluado, unos más que otros, pero todos. De Miguel de la Madrid (que conserva la medalla de oro en este renglón) a Enrique Peña Nieto, siempre pretextando que la caída de la moneda nacional traería beneficios para todos los sectores del país. Todavía semanas atrás los voceros oficiales y oficiosos negaban cualquier posibilidad de que el dólar llegara a 20 pesos, pero la realidad –que siempre es más cabrona que bonita– es la que dicta la pauta. Será cuestión de días.

Por el lado petrolero la situación también está color de hormiga, pues sus finanzas han sido doblemente afectadas, dada la caída en la producción, en la exportación de crudo y en el precio del barril, y ahora por otro recorte presupuestal que, como en 2015, recaerá en Pemex, según anuncio del propio ministro del (d) año. Y el tijeretazo cancelará muchos proyectos de inversión de la empresa productiva del Estado, es decir, aquellos destinados a generar mayores recursos al propio corporativo y a la nación toda.

De acuerdo con el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados, para 2016 originalmente el 65 por ciento de los recursos aprobados para los programas y proyectos de inversión pública (casi 302 mil millones de pesos) se concentraba en obras cuyos costos unitarios superan 2 mil millones, y la mayoría de ellos (ocho de cada diez) fueron previstos para fortalecer la exploración y producción de Pemex.

De los proyectos y programas de inversión a cargo de Pemex, detalla el CEFP, destacan los correspondientes a infraestructura económica, los cuales, en su mayoría, están a cargo de Pemex Exploración y Producción. De particular importancia es el proyecto denominado Integral Ku-Maloob-Zaap (en aguas someras de Campeche), con una inversión de 40 mil 33 millones de pesos para el mantenimiento de presión, desarrollo de infraestructura y manejo de aceite extra pesado. Pues bien, este es uno de los que están en riesgo de no avanzar.

Recortes van y recortes vienen, y en la administración pública federal lo primero que hacen es cancelar la inversión en proyectos productivos generadores de mayor riqueza. Así, el profundo saneamiento financiero del corporativo encargado al nuevo director general de Pemex, José Antonio González Anaya, es equiparable no a la rifa del tigre, sino a la de la feroz familia felina completa, y el flamante funcionario resultó el ganador del sorteo. Y si pretende resultados firmes y de largo plazo, lo primero que deberá hacer es sacar la larguísima mano de la Secretaría de Hacienda y su política ordeñadora.

Las rebanadas del pastel

Un día aquí, otro allá, pero no cambia el sentido del humor ni los chistoretes de Humberto Roque Villanueva, ahora como subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos de Gobernación. Ayer se aventó la puntada de afirmar que no habrá ganancia política de la visita del papa Francisco a México, al tiempo que rechazó cualquier temor del gobierno peñanietista ante eventuales críticas del personaje sobre la cruda realidad nacional. Todos los políticos están como buitres sobre la figura papal para sacar raja electorera, pero el de la roqueseñal dice que ni de lejos. Y cierto es: no temen; están aterrorizados.

Twitter: @cafevega