Con una gira a Hermosillo para conmemorar el Día de la Fuerza Aérea Mexicana y sin una ceremonia especial, ayer inició operaciones regulares el nuevo avión presidencial B787-8, Dreamliner. Enrique Peña Nieto mostró el interior de la nave a la prensa, ratificó los términos de la adquisición y puntualizó: “este avión no es propiedad del Presidente’’.

Es para ser usado como herramienta de trabajo, pertenece al Estado mexicano y podrá ser utilizado por al menos los siguientes cuatro mandatarios, señaló.

Antes del despegue y luego en el trayecto a la capital sonorense, subrayó su dicho para salir al frente de “imprecisiones y distorsiones’’. El avión José María Morelos (ahora TP-01) lo compró el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa en 2012 y hasta ahora se entregó, expresó.

Fue parte de una autorización mayoritaria en el Congreso para renovar las aeronaves oficiales, pues entonces la flotilla ya era vieja, antigua, obsoleta, costosa y mecánicamente representaba riesgos para quienes lo utilizaban, explicó.

A los medios de comunicación se les pidió no registrar gráficamente los interiores de la aeronave hasta la llegada del Ejecutivo, quien invitó a la gira a 10 estudiantes de calificaciones sobresalientes, de sexto año de la primaria Mi Patria es Primero y de primero de secundaria de la escuela Eugenia León Puig.

Durante el vuelo Peña Nieto se veía animado y refería a sus pequeños pasajeros que él también había viajado por primera vez en un avión a la edad de ellos.

El B787-8 tiene cuatro áreas. En la posterior hay 42 lugares para prensa y elementos de seguridad; enseguida está el espacio privado del mandatario con una sala, una recámara con cama queen size, baño con regadera y un aparato para ejercicio.

Más adelante hay 24 lugares para comitiva e invitados y antes de la cabina de pilotos hay un área de 12 lugares para la tripulación y elementos del Estado Mayor Presidencial. Los asientos son de piel, están distribuidos en tres hileras de dos asientos cada una en el área posterior y los de la comitiva llevan una mesa al centro. Sus aditamentos electrónicos y otras adecuaciones lo hacen semejante a la business class de las aerolíneas comerciales.

Tiene básicamente la misma configuración del avión Presidente Juárez, aunque este es más amplio, más moderno y más seguro, indicó Peña, y subrayó: No es un palacete, no es lujoso y no hay albercas.

El gobierno federal –agregó– ha comunicado e informado con amplitud los términos de la adquisición de la aeronave. Es un proceso de renovación natural, toda vez que los aviones y helicópteros tienen una vida útil y un tiempo para el cual emplearse.

Para Peña Nieto las características del nuevo avión sirven al cumplimiento de las tareas y la representación oficial tanto dentro en el país como en las giras internacionales.

Creo que una variable muy importante a considerar es que los medios de comunicación son usuarios frecuentes y hasta permanentes de los vuelos porque es a través de éstos como la sociedad mexicana se entera y conoce del diario quehacer del Presidente: dónde está, a dónde va, qué hace. Ustedes (los periodistas) acompañan al Presidente, como ocurre en los países democráticos, abiertos y que están sujetos al escrutinio de la sociedad.

Admitió que este tipo de operaciones siempre dan mucho espacio mediático. Antes de aterrizar en Hermosillo, el avión fue acompañado por cuatro naves de la Fuerza Aérea Mexicana.