Opinión
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Puñalada al vientre de la Tierra
S

ólo queda un espacio en nuestra ciudad donde se puede respirar con los ojos, donde se puede contemplar el horizonte si se gira a 360 grados y sentir bajo los pies las entrañas de la Tierra y tocarlas. Ese es el Espacio Escultórico, obra maestra del arte moderno y el paisajismo que se levantó en 1979.

El Espacio Escultórico es uno de los raros ejemplos en el mundo en el que seis creadores trabajaron juntos en la concepción y el diseño de una obra perfecta a la que acuden familias enteras, novios y estudiantes en busca de la armonía del silencio tanto auditivo como visual.

El Espacio Escultórico celebra el vacío. Jesusa Rodríguez le aclaró a Carlos Slim cuando pretendía construir un edificio cercano a la pirámide de Cuicuilco que él conocía por primera vez y le hizo exclamar:

–¡Ah, los cuicuilcas construían así porque no conocían el arco de medio punto!

–No, Slim –repuso Jesusa– ellos cono-cían la bóveda celeste y la integraban a sus construcciones.

El Espacio Escultórico es el verdadero diálogo de la modernidad con el siglo XIII antes de Cristo, ya que la pirámide de Cuicuilco –también redonda– fue la inspiración de sus creadores Mathias Goeritz, Manuel Felguérez, Federico Silva, Helen Escobedo, Hersúa y un tal Sebastián que se coló en el proyecto.

Observatorio contemporáneo, desde este espacio pueden contemplarse los fenómenos atmosféricos, los volcanes, las nubes y las grandes lluvias que caen sobre la cuenca del Valle de México, que tiene vocación de laguna.

Toda esta belleza ha sido violada por el nuevo edificio H de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, que afortunadamente aún no ha sido inaugurado. La gran ironía es que el edificio pretende albergar posgrados en antropología y arqueología, cuya misión es justamente proteger nuestro patrimonio.

Llama la atención también que el Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) no haya levantado la voz para protestar siendo que pueden observar esta tragedia desde sus ventanas a escasos 50 metros. ¿O los académicos e investigadores ya olvidaron la ética y la estética?

Todavía las autoridades de la UNAM están a tiempo de corregir este error. El edificio H se construyó con una estructura metálica y paredes prefabricadas que fácilmente pueden ser desmontadas y reubicadas.

El costo es relativamente bajo si se compara con el daño que se nos ha hecho. No podemos cruzarnos de brazos y decir como siempre: Ya ni modo.

Cuidar el patrimonio de nuestro país es una de las tareas fundamentales de la UNAM. Cualquiera se puede equivocar, lo que no se vale es insistir en el error. Esta causa va a crecer, muchas voces ya se han levantado en contra de este crimen cultural. Es cierto que México tiene grandes problemas. La violencia, la corrupción y la impunidad nos ahogan. Necesitamos justicia. También necesitamos silencio y belleza para encontrar la paz tan anhelada. Imposible seguir autodestruyéndonos. Necesitamos espacios de sanación, de calma, de poesía para reparar nuestro espíritu. Tal vez éste sea el último espacio público y gratuito para la contemplación y la introspección. La paz y el silencio no son un privilegio de las élites. Dicen los huicholes que en Cuicuilco está guardado el mundo, el Espacio Escultórico, su espejo moderno, es uno de los ombligos del Universo.