¿Por qué no se reunirá el papa Francisco con las víctimas de abusos sexuales por sacerdotes? Se nota cansado Federico Lombardi, vocero del Vaticano, cuando responde a la pregunta de este diario. Han sido, cierto, 24 horas de viaje con escala en Cuba. Se toma el tiempo, paciente, para responder. Refiere, de entrada, que el pontífice argentino ha tenido muchas reuniones con víctimas de abusos.

Habla, por ejemplo, de un encuentro muy intenso que sostuvo en Roma, una madrugada en que recibió a sobrevivientes de los abusos y mantuvo con ellos diálogos personales, de hasta media hora. Fue una experiencia muy intensa, muy profunda.

¿Por qué no ha de hacerlo en el país que dio vida a la impunidad de Marcial Maciel y sus Legionarios de Cristo?

La respuesta de Lombardi es tan abrumadora como los males del país que acaba de recibir a su ilustre visitante.

Dice Lombardi (de la Sociedad de Jesús, igual que su jefe Francisco), lo siguiente: El Papa no puede confrontar en cada país todos los problemas.

Y añade los que va a confrontar aquí: migraciones, indígenas, cárceles, violencia. Lombardi solicita comprensión, que no se le pida todo al obispo de Roma, pero añade que las víctimas, que en México se cuentan por miles, están en el corazón del Papa.

Antes de las preguntas, el vocero del Vaticano ha hecho el balance inicial de las primeras horas de Jorge Mario Bergoglio fuera de Roma. De entrada, claro, del encuentro con el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Kiril. Un encuentro de hermanos; dos horas de conversación, una muestra de la cultura del encuentro que domina el quehacer de este pontificado.

Elogio a Castro

Como ha hecho previamente, el vocero elogia de nuevo al presidente cubano, Raúl Castro, por su disponibilidad para acoger una reunión que ha demorado siglos.

Lombardi no se detiene, sin embargo, en las implicaciones ecuménicas y políticas del encuentro en la isla del Caribe, sino en el simbolismo de los regalos que intercambiaron ambos jerarcas cristianos.

El patriarca Kiril (Cirilo) entregó a Bergoglio un libro de su autoría y una imagen de la Virgen de Kazán, réplica de la devuelta a Rusia por el antecesor de Francisco, Juan Pablo II, en 2004. Es la protectora de Rusia en tiempos difíciles, explicó el vocero.

Por su parte, el Papa entregó a Kiril un cáliz de plata para sus celebraciones y unos trocitos de hueso del antecesor del patriarca, San Cirilo, que hace poco más de mil 200 años propagó la fe cristiana entre los eslavos, al lado de su hermano San Metodio.

Lombardi habla en una sala de prensa enorme, montada en el lujoso hotel Presidente Intercontinental de Paseo de la Reforma. La propaganda de Telmex, patrocinadora oficial, acompaña los anuncios del Papa y la lista de los afortunados que este sábado estarán en Palacio Nacional para la recepción oficial. El sorteo da lugares por igual tanto a agencias internacionales como a aguiluchos, la oficina de prensa del Opus Dei y Cristo Rey Radio.

En tanto, en el arranque de la visita nadie le puede regatear los milagros a Francisco. Dieciocho minutos de la colonia Del Valle a Polanco un viernes por la noche es cosa de agradecer, aunque tenga una explicación elemental. El gobierno (es un decir) de Miguel Ángel Mancera hizo lo suyo, con el apoyo de los medios electrónicos, y muchos capitalinos prefirieron guardarse en sus casas antes de enfrentar la catarata de cierres anunciada.

El tráfico vehicular, esa cosa menor frente a los problemas de México que, según su vocero, el Papa vino a escuchar: migraciones, indígenas, violencia, cárceles. El pontífice no puede confrontar todos los problemas, dice su vocero. Hasta ahora, ni él ni nadie.