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Desde el Otro Lado

La revolución de Sanders y Trump

S

e esperaban los triunfos de Bernie Sanders y Donald Trump, pero a la mayoría de los comentaristas políticos en Estados Unidos les sorprendió la contundente diferencia con sus contrincantes: 50 mil sufragios.

Tal vez lo más relevante es el amplio espectro de electores que les dieron su apoyo. Treinta y dos por ciento de mujeres que sufragaron en las primarias republicanas lo hicieron por Trump, no obstante los despectivos comentarios con que se ha referido a ellas. Sorprendente también que 55 por cientos de mujeres que votaron en las primarias demócratas dieron su sufragio a Sanders y sólo 44 por ciento a Hillary Clinton, a pesar de la machacona campaña de esta última por defender sus derechos. En ambas primarias, todos los rangos de edades, el voto mayoritario favoreció a Trump. En el caso de Sanders sucedió lo mismo, con excepción del rango de entre 44 y 55 años, que sufragó por Clinton.

El juicio de los votantes sobre las propuestas de los candidatos en temas como ideología política, economía, empleos, terrorismo y migración favorecieron a Trump y a Sanders. En el primer caso, propuestas radicalmente conservadoras. En el segundo, radicalmente liberales. Esa radicalización de los votantes confirma lo que ya es común escuchar en los medios de comunicación sobre el hartazgo de la población en general en torno al establishment y los candidatos que lo representan en esta contienda.

Es evidente que Iowa y New Hampshire están muy lejos de representar el perfil poblacional y económico del país en su conjunto, por lo cual los resultados de los próximos comicios en Carolina del Sur y Nevada podrían ser diferentes, debido a su diversidad de población. Pero tal vez la relativa importancia de Iowa y New Hampshire es que permiten que candidatos un tanto desconocidos, como Sanders y Trump, sean conocidos en el plano nacional, producto de la sobreexposición que los medios otorgan a los dos primeros estados en que se celebran elecciones primarias. La atracción y la dinámica que generan quienes triunfan en esos estados puede resultar clave en las siguientes etapas del proceso electoral.

A pesar de los triunfos de ambos candidatos, hay aún un buen número de observadores políticos que apuestan por la inviabilidad de ellos para ganar la elección por la Presidencia. Las preguntas pertinentes son: ¿El país ha dado un gran salto cualitativo en su forma de ver y entender la política, y hasta dónde puede llegar la revolución que de uno a otro extremo del espectro político proponen Sanders y Trump?