Sociedad y Justicia
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Como primer titular de este organismo en la UAM, me tocará ganarla, asegura

Una defensoría universitaria debe tener autoridad moral: Chacón

Fue creada el año pasado, pero aún no tiene sede definitiva ni es conocida por todos los integrantes de la comunidad

Tendrá éxito porque en esa institución se sabe dialogar, sostiene

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Al igual que las comisiones de derechos humanos estatales o la nacional, este órgano puede utilizar la mediación o la emisión de recomendaciones públicas para resolver los conflictos. La imagen, en la UAM IztapalapaFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Lunes 15 de febrero de 2016, p. 36

David Chacón Hernández, de 52 años, es el primer defensor de los derechos en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). El organismo que encabeza fue creado el año pasado y está dando sus primeros pasos: ya tiene reglamento y titular y está atendiendo algunas quejas de la comunidad, pero no tiene sede definitiva y aún no es suficientemente conocido por los universitarios. Y lo más importante: su autoridad moral está en construcción.

Las instancias de defensa de derechos necesitan esa autoridad, que se gana con el trabajo y las decisiones que se toman. Como primer defensor, me tocará ganarla, afirma Chacón en entrevista realizada en uno de los patios de la Casa del Tiempo de la UAM, espacio destinado a actividades culturales, donde se encuentran las oficinas provisionales de la Defensoría de los Derechos Universitarios.

Un órgano nuevo

En octubre de 2015 Chacón fue designado por el Colegio Académico de la UAM al frente del organismo que atiende las quejas de los universitarios cuando sus derechos son violentados y cuando sufren discriminación o violencia de género, raza, etnia, nacionalidad, ideología, posición social, orientación sexual o de cualquier naturaleza. El defensor es profesor-investigador de esta casa de estudios y tiene dos doctorados: uno en derecho por la UNAM y otro en derechos humanos por la Universidad de Valencia, España.

Somos un órgano nuevo y nuestro mayor problema es que aún no somos suficientemente conocidos por la comunidad. Pero una vez que sus integrantes sepan que pueden interponer sus quejas y dónde ubicarnos, tendremos mayor incidencia en la vida universitaria, dice el funcionario. E insiste en que para que la voz de la defensoría tenga peso, requiere de autoridad moral.

Lo peor que podríamos hacer es no ganarnos esa autoridad y no convertirnos en una institución con el crédito que esta universidad merece y espera, en el espacio donde todos los actores universitarios puedan acudir, con la certeza de que se actuará sin importar contra quién haya que hacerlo, siempre con imparcialidad.

La comunidad de la UAM, opina, tiene un nivel de empoderamiento mayor al que hay en otras instituciones de educación superior. Es una comunidad que sabe protestar, alzar la voz y ser crítica. Las licenciaturas y programas de la UAM forman alumnos críticos de las estructuras y procesos sociales. Apuesto a que ese nivel de conciencia social será la clave para el éxito de nuestros procesos de mediación, porque en la UAM se sabe dialogar.

Al igual que las comisiones de derechos humanos estatales o la nacional, la defensoría de la UAM puede resolver los conflictos con mediación o emitiendo recomendaciones públicas. En mi proyecto de defensoría, lo deseable es que el número de recomendaciones sea el menor posible, y si nunca las tenemos que hacer, qué bueno, porque ello indicaría que en la comunidad universitaria todos los conflictos se pueden resolver hablando.

La mayoría de las defensorías universitarias se limitan a resolver problemas entre alumnos y profesores o entre alumnos y la institución. Pero la de la UAM se diferencia de ellas porque tiene mayor cobertura: resuelve los conflictos entre alumnos, profesores, trabajadores y funcionarios, pero también atiende a quienes, sin ser universitarios, son participantes de la comunidad: usuarios de las bibliotecas, alumnos de diplomados sin matrícula en la UAM, profesores invitados a dar una conferencia o trabajadores contratados por empresas que dan servicio a la institución.

El académico indica que si bien tiene un amplio campo de cobertura, esta oficina no puede intervenir en conflictos laborales ni en evaluaciones académicas o decisiones administrativas. Tampoco puede actuar en relación con la designación de los funcionarios universitarios. Pero si en estos procesos hay tomas de decisión que discrimen o atenten contra la dignidad de las personas, habría alguna posibilidad de intervenir, puntualiza.

Promoción de la cultura de la paz

La promoción de la cultura de la paz y de los derechos humanos es otra tarea del organismo que encabeza Chacón. Para ello, la defensoría organizará talleres, conferencias, foros y otras actividades en todas las sedes de la UAM.

Desde su punto de vista, la UAM no es una universidad con un nivel de conflictividad alto. Pero advierto que este es un comentario optimista, pues vamos empezando nuestra labor y es posible que en unos meses la realidad desborde mis creencias y nos lleguen a la defensoría muchas quejas.

Chacón pretende visitar las cinco unidades de la UAM para difundir la labor de la defensoría.

El 11 de febrero tiene programado estar en la unidad Xochimilco y en marzo espera hacerlo en la UAM Iztapalapa. Después irá a Lerma, Azcapotzalco y Cuajimalpa.

Deseo que esta defensoría sea un paradigma a seguir para otras instituciones. Creo que lo podemos ser, si tomamos en cuenta que no sólo defendemos alumnos, sino a todas las personas, afirma el ombudsman.

Los teléfonos de la defensoría son 5273-7285 y 5273-3538. El sitio de Internet del organismo está por entrar en operación. Las quejas pueden presentarse por escrito, en archivos electrónicos o de manera oral en la oficina de la defensoría.