Opinión
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Cronista de flor y canto
E

n el multilingüismo tenemos una de las riquezas culturales más importantes, que le ha dado a nuestro país rasgos distintivos que hacen destacar a nuestras creaciones, a la sensibilidad y el pensamiento de los mexicanos. Las lenguas indígenas de México son un vehículo esencial para la transmisión de conocimientos ancestrales y modernos; son una de nuestras principales herencias y un instrumento poderoso para expresar e imaginar el mundo, para preservar y desarrollar nuestro patrimonio cultural.

Miguel León-Portilla ha estudiado este universo con una energía inagotable y una profundidad de entendimiento asombrosas. Es un autor imprescindible para comprender las culturas originarias de México y sus investigaciones lo convierten en portador del gran legado del mundo prehispánico.

La cultura mexicana contemporánea le debe una vida dedicada a la divulgación y a la apreciación de la cultura de los antiguos mexicanos. Nos ha hecho conocer la cosmología indígena, la poesía y el pensamiento filosófico, los problemas que ocupaban a los sabios, la imagen que nuestras culturas originarias se hacían del universo y del lugar del hombre en el mismo, y el papel de la educación y de las artes en su desarrollo.

Nos ha dado amplia idea de lo que fue la creación literaria de los antiguos mexicanos. Del valor y el mensaje de su poesía y de la necesidad de estudiarla mejor por la belleza que encierra, la trascendencia de su valor cultural y porque forman parte de la herencia poética que nutre las raíces de todos los autores mexicanos.

A León-Portilla le debemos análisis de gran rigor académico que no soslayan la amenidad y la claridad para acercar al lector a los textos. La admiración que despierta en él la grandeza indígena ha sido el vehículo para ponernos en contacto con las antiguas culturas a través de estudios profundos y poéticos.

Visión de los vencidos es un caso ejemplar. Es un libro que puede llevarse en el bolsillo y cuya lectura invita a un estudio más amplio y a una estimación más alta de los valores de la antigüedad mexicana.

Gracias a Miguel León-Portilla, que siguió los pasos de su maestro, Ángel María Garibay Kintana, también defensor de los derechos y de la cultura de los descendientes de nuestros pueblos, hoy existen en México más estudiosos de la literatura en lenguas indígenas y, esperemos día con día, una valoración más justa de ellas.

Miguel León-Portilla nos ha dado, en 90 años de vida comprometida con México, un ejemplo del valor que tienen todos los esfuerzos para que nos reconozcamos como una sociedad multilingüe y de la riqueza que eso nos aporta.

Los libros y las charlas de León-Portilla son y han sido parte de la formación de muchas generaciones. Don Miguel tiene una prosa amable, erudita, brillante, llena de asombros. En sus páginas he descubierto, como muchos, las palabras que explican nuestro pasado, que definen los objetos que vemos en los museos, que descubren las ideas detrás de la poesía, un mundo originario lleno de belleza. Son, en el más extenso de los sentidos, textos clásicos de México.

* Titular de la Secretaría de Cultura del gobierno federal