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El historiador y docente se incorpora como miembro de El Colegio Nacional

Garciadiego halla un filón en los años difíciles del siglo XX mexicano

La segunda mitad de esa centuria es un territorio inexplorado, expresa a La Jornada

Ingresar a esa institución lo veo como una distinción a El Colegio de México, donde he hecho mi trabajo

Pide un debate polifónico en torno a las efemérides del Constituyente de 1916 y la Ley Suprema

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Cuando llegue el año adecuado, adelanta Javier Garciadiego (en la biblioteca de El Colegio Nacional) a La Jornada, veremos a Lucio Cabañas, el movimiento estudiantil y el de los ferrocarrileros. El estudioso, quien fue director del Colmex de 2005 a 2010, no se considera un intelectual, sino un académico, pues me dedico a la docenciaFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Jueves 25 de febrero de 2016, p. 3

Un territorio inexplorado, así es como el historiador Javier Garciadiego Dantán observa la segunda mitad del siglo XX mexicano. Y con esta visión se integra a El Colegio Nacional, cuya ceremonia oficial será esta noche.

En entrevista con La Jornada, considera que es uno de los momentos que tienen todo abierto para ser estudiado, del periodo cardenista a la época actual.

Por eso, sobre la mesa reposa un plan detalladamente desglosado por temas que llega a 2025, hasta que el cuerpo aguante.

México a través de sus décadas ha titulado el seminario anual que propone revisar las efemérides de cada año, de los decenios del siglo XX. Por ejemplo, este año la lista incluye la publicación del manifiesto del plan del Partido Liberal Mexicano en 1906, el inicio de la guerra cristera en 1926 y dos especialmente importantes: la fundación de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y el inicio de la Guerra Civil española. Además, la fundación del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 1946.

Quiero aprovechar la tribuna de El Colegio Nacional, su credibilidad, para tratar temas complicados de la segunda mitad del siglo XX. Cuando llegue el año adecuado, enuncia, “veremos a Lucio Cabañas, el movimiento estudiantil y el de los ferrocarrileros, por ejemplo.

Si yo dijera un sueño, sería mentir, afirma sobre el hecho de formar parte de este cuerpo colegiado fundado en 1943. Nunca, ni siquiera lo soñé, expresa durante la cita en la biblioteca del recinto que lo acoge formalmente.

Significa un regalo que me da el destino, la fortuna, la suerte. Y también lo veo como una distinción a El Colegio de México (Colmex), donde he hecho mi trabajo; me formé de historiador, he dado clases, dirigido tesis y he publicado mis principales trabajos. Además de haber sido su presidente, de 2005 a 2015.

Cambio de paradigma

Javier Garciadiego, nacido en la Ciudad de México en 1951, habla firme: No me considero un intelectual, sino un académico.

En opinión del historiador, el país necesita de ambos. Sin embargo, afirma, me considero académico en el sentido de que pertenezco a una institución. Y me dedico a la docencia, a la dirección de tesis, a la investigación. El intelectual más bien es una voz pública de una gente más informada que el resto de los miembros de la sociedad.

El Congreso Constituyente de 1916 será el tema de su lección inaugural durante la ceremonia de ingreso a El Colegio Nacional. El jurista José Ramón Cossío, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se encargará de la respuesta a la alocución de Garciadiego, mientras el astrónomo Manuel Peimbert, presidente en turno, le dará la bienvenida como nuevo integrante, en el Aula Magna del edificio ubicado en Donceles 104, Centro Histórico.

Al respecto, sobre el centenario del Constituyente de 1916 y la Constitución de 1917, comenta que desde que fue electo, en septiembre de 2015, pensó para su discurso en un tema que debe ser discutido desde varias perspectivas: histórica, jurídica e incluso política. El debate va a ser amplísimo, espero. Y lo más importante para mí es que sea un debate polifónico.

Ante la coincidencia, expresa: ¿Quién me iba a decir a mí el año pasado, cuando se anunció mi ingreso, cuando decidí la conmemoración más importante en los años 2016 y 2017, que la Ciudad de México iba a estar en este debate? Por eso la historia es fascinante; nos ayuda para mejorar nuestro presente y nuestro futuro, afirma.

La Constitución de 1917, apunta, es resultado de una revolución. Fue hecha para el México de esa época. Luego, los legisladores han tratado de ir adecuándola, en su derecho de ser constituyentes permanentes. Las constituciones tienen que irse ajustando a la realidad histórica. Sin embargo, agrega, “si se requiere una cirugía mayor ya lo decidirá la sociedad mexicana y la clase política. Aunque siempre se debe respetar sin discusión, debemos tener un Estado de derecho.

Lo importante es preguntarnos si ha habido un cambio de paradigma. Hasta hace muy poco los cambios eran dentro de un país estatista. Curiosamente los cambios de los últimos años son hacia el garantismo en favor de derechos humanos y del individuo. Esto es un cambio de paradigma, pero no soy jurista para meterme a esta discusión de fondo. Simplemente lo consigno como historiador.