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Asegura que recibió depósitos por campañas electorales en Angola y Venezuela, no en Brasil

Declara publicista de Rousseff sobre recursos en cuentas bancarias en Suiza

La oposición crea un “comité de impeachment” y convoca a marchas contra el gobierno en marzo

Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Viernes 26 de febrero de 2016, p. 21

Río de Janeiro.

Joao Santana, el publicista responsable de las victoriosas campañas electorales del PT en 2006, con Luiz Inacio Lula da Silva, y con Dilma Rousseff en 2010 y 2014, prestó declaraciones a la policía federal la mañana de este jueves. El día anterior, su socia y esposa, Monica Moura, había hecho lo mismo. Los dos están detenidos desde el pasado martes, luego de que el juez Sergio Moro, que investiga casos de corrupción en la estatal Petrobras, emitió un orden de aprehensión en su contra.

Ambos son acusados de haber recibido en cuentas secretas en el extranjero 7 millones 500 mil dólares, producto de sobornos y propinas en Petrobras, como parte del costo de la última campaña de Rousseff.

Santana habló durante dos horas. Lo que dijo está en las cuatro páginas del informe de la policía federal. Admitió ser el dueño de una empresa offshore llamada Shellbill, creada en 1998, que tiene una cuenta en el banco Heritage, en Suiza. Afirmó lo que todos esperaban: que quien controla finanzas y administración de sus empresas es Monica Moura. A él le toca crear y dirigir campañas, y apenas sabe quién paga a quién y cuánto.

Pero aseguró que ninguna de sus cuentas en el extranjero recibió un solo dólar por trabajos realizados en Brasil.

Bastante más contundentes fueron las declaraciones de su esposa. Ella admitió haber recibido dinero en la caja dos, que es como en Brasil se llama a los recursos ilegales, pero en pago de deudas de campañas realizadas en Angola y Venezuela. Dijo que sabía que parte de los recursos provenían de la constructora Odebrecht, que realiza importantes obras en esos países.

Monica Moura argumentó que las empresas que mantiene en sociedad con su marido realizan muchos trabajos fuera de Brasil, y por eso las cuentas en el exterior. Contó que hace poco fue alertada de que existían algunas irregularidades, y que precisamente estaba tratando de regularizarse ante el fisco brasileño.

La mujer del publicista, conocida por su carácter fuerte, admitió con todas sus letras que sabía que parte del dinero descubierto en la cuenta secreta –3 millones de dólares– fue un pago de Odebrecht, y que en casi todas las campañas realizadas fuera de Brasil está implícita la existencia de dinero no contabilizado. Esos dólares se referían a deudas de la campaña venezolana de 2012.

Es plausible que Odebrecht haya contribuido para campañas presidenciales en países donde tiene intereses. Pero la participación del fabricante de plataformas de petróleo Keppel Fels sigue siendo, para ella, algo un tanto misterioso. Posiblemente, dijo, esa empresa también tiene o tenía interés en Angola. Monica Moura mencionó específicamente las campañas del presidente José Eduardo dos Santos, en Angola, y de Hugo Chávez, en Venezuela, como las más morosas.

Todo eso puede parecer carente de importancia, o mera intriga, pero complica, y mucho, la situación de la gigante Odebrecht en la justicia brasileña. Vale recordar que su principal ejecutivo y heredero, Marcelo Odebrecht, está preso desde hace ocho meses y jamás admitió que las empresas del grupo hubieran realizado transferencias irregulares en el extranjero. Pues ahora surge un beneficiario de tales depósitos, y es nada menos que el publicista estrella de Lula, de Dilma y del PT.

La esposa y socia de João Santana contó que luego de todos sus esfuerzos por cobrar lo que el partido del presidente Dos Santos le debía en Angola, le dijeron que buscara a Zwi Scornicki, representante en Brasil del Keppel Fels, quien se encargaría –como efectivamente ocurrió– de saldar la deuda. Y en este punto la trama se hace más compleja: Scornicki está detenido, acusado de distribuir sobornos a políticos y ejecutivos de Petrobras, a cambio de jugosos contratos con la estatal.

Por más que Santana y esposa aseguren que el dinero recibido de manera irregular está relacionado con campañas realizadas en el exterior, la policía federal y los fiscales insisten: se trata de dinero sucio en la campaña electoral de Dilma Rousseff.

De momento son meras suposiciones, pero para los grandes conglomerados de comunicación la cosa está clara: Santana recibió dinero originado en el esquema de corrupción instalado en Petrobras, y por eso la justicia electoral debe impugnar la elección de Dilma Rousseff y su vicepresidente, Michel Temer.

La oposición, mientras tanto, luce alegre como niño en día de fiesta: contando con disidentes del PMDB, teóricamente el mayor aliado del PT en el gobierno, instaló un comité de impeachment, y convoca a marchas multitudinarias para el domingo 13 de marzo.

El objetivo: dejar claro que el pueblo en las calles exige el fin del gobierno y la defenestración de Dilma.

Además, el caso gana peso en el Tribunal Superior Electoral, donde se analizan cuatro procesos interpuestos por el derrotado PSDB que piden la suspensión de su mandato.

Con un cuadro económico caótico y un ambiente político de parálisis, con el gobierno inerte e incapaz de avanzar en cualquiera de sus iniciativas, no importa que el detenido publicista estrella poco o nada tenga a declarar a la policía y al juez.

El daño a Dilma Rousseff y su confuso y débil gobierno está consumado.