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Apela diócesis de Matehuala a encíclica papal que aboga por la protección del ambiente

Iglesia rechaza basurero tóxico en Zacatecas
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 29 de febrero de 2016, p. 29

Zacatecas, Zac.

Obispos y sacerdotes de la diócesis de Matehuala, San Luis Potosí, emitieron un pronunciamiento formal contra la construcción del tiradero de desechos industriales tóxicos del rancho Palula, municipio de Santo Domingo.

Acogiéndose a la encíclica papal Alabado seas, en la cual Francisco propone cuidar la casa común, es decir, el planeta y sus ecosistemas, 31 clérigos firmaron el documento hecho público en Matehuala y enviaron copia a los gobernadores de San Luis Potosí, Juan Manuel Carreras, y Zacatecas, Miguel Alonso Reyes, así como a la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

En el texto, de cinco cuartillas, los firmantes plantean en 10 puntos específicos las razones de su rechazo, pues como Iglesia tenemos el deber de cuidar esta casa común que es el mundo, por lo tanto nos corresponde ser profetas que anuncien y denuncien, sobre todo previendo que la paz y la justicia prevalezcan para todos.

Encabezados por Lucas Martínez Lara, obispo de Matehuala, y el presbítero Joel Donato Beltrán, encargado de la Pastoral Social en el Altiplano potosino, los sacerdotes y religiosas de esta región respaldaron su postura con el resultado de los estudios que investigadores y académicos del Colegio de San Luis Potosí (Colsan) realizaron a la manifestación de impacto ambiental (MIA) que la Semarnat otorgó, presumiblemente en forma ilegal, para la construcción del vertedero tóxico.

Se ha podido constatar una serie de anomalías en cuanto a los permisos otorgados por las autoridades; creemos que pudo deberse a errores humanos, pero si no fuera así es porque se trata de engañar a nuestro pueblo, advierten.

Los clérigos denuncian que la MIA que otorgó la Semarnat, de las páginas 9 a la 72, dice con claridad que la recepción de residuos en cinco años será de 3 millones 50 mil toneladas y después del sexto año se recibirá (en el pretendido vertedero tóxico del rancho Palula) un millón de toneladas anuales.

Lamentan que los empresarios que impulsan la construcción del tiradero mientan sobre el impacto medioambiental de su proyecto. En una nota informativa que la empresa está distribuyendo, de la cual contamos con copia, se comenta que el tiradero se ubica en un ecosistema árido y semiárido, y que no favorece a la actividad agropecuaria, que no afectará cauces y arroyos, que no hay zonas habitadas en un radio de 10 kilómetros, lo cual es falso.

Tanto investigadores como estudiantes del Colegio de San Luis, así como de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala la diócesis, verificaron la existencia de 40 pozos de agua en un radio de 30 kilómetros (a partir del proyecto); los habitantes de las comunidades cercanas, de quienes tenemos testimonios, aseguran que sus actividades agropecuarias están tan cercanas, que afectará totalmente su modo de vida.

En este contexto, plantean los clérigos, “es seguro que tantos residuos afectarán los medios de vida de campesinos de San Luis Potosí y Zacatecas. Nos dice el Papa en su encíclica: ‘la naturaleza es un espléndido libro en el cual Dios nos habla y nos refleja algo de su hermosura y su bondad”’.

Por estas razones, explican en su misiva, “nuestro equipo de pastoral social ha brindado acompañamiento al grupo de ejidatarios organizados para impedir la instalación de dicho tiradero. Hemos sido testigos de la organización del pueblo, pero sobre todo, de las ganas de vivir y de vivir en paz. Por eso nos pronunciamos solidariamente con ellos.

“En el número 49 de la encíclica, el Papa nos dice: ‘no podemos dejar de reconocer que un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la Tierra como el clamor de los pobres”’.

Denuncian que con su poderío económico, los empresarios que impulsan el proyecto ofrecen televisores, empleo, láminas, entre otras cosas, para ganarse a las personas de la región.

Y aunque la ley establece que para estos proyectos se debe consultar al pueblo, el propietario del rancho Palula nunca lo realizó, por lo que el reto es concientizar a las personas de los efectos a largo plazo de un tiradero de estas dimensiones y lo que van a dejar a las nuevas generaciones.