El Comisionado Nacional contra las Adicciones, Manuel Mondragón y Kalb, estimó ayer que el resultado de los debates sobre el consumo de la mariguana en México no planteará posiciones extremas, como el prohibicionismo radical o la apertura total.

Al participar en la presentación del informe 2015 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) de la Organización de las Naciones Unidad (ONU), el funcionario señaló que el Ejecutivo federal está por presentar su reporte de la discusión que organizó sobre el tema, mientras el Senado ya elaboró el suyo. Adelantó que los dos informes serán compatibles y tendrán coincidencias y que no van a estar en términos extremos.

El subsecretario para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Miguel Ruiz Cabañas, recordó que la regulación de algunas sustancias, como la cannabis y sus derivados, ha avanzado en Europa y Estados Unidos, y por ello en México se inició el debate y sobre cuál debería ser la política gubernamental respecto de la legalización.

Recordó que en abril próximo se efectuará la sesión especial de la Asamblea General de la ONU sobre Drogas, en la cual se enriquecerá la estrategia de control de estupefacientes con nuevos elementos. Agregó que entre los países aún no hay consenso al respecto, pero hay una amplia mayoría, entre ellos México, que se están moviendo en la dirección de discriminalizar el consumo y dar más énfasis a la salud pública.

La palabra clave para la reunión de abril es prevención, no sólo del consumo, sino tam-bién del delito, de la exclusión so-cial y de los daños al tejidosocial que causa el combate a las drogas cuando sólo se concentra en su fase punitiva, enfatizó.

También participante en el informe de la JIFE, señaló que además de la prevención se debe priorizar la salud pública y el acceso a sustancias controladas que tienen fines médicos. Es un gran ironía que por una parte México sea un importante productor de amapola, de la cual se derivan los opiáceos e importantes sustancias que tienen fines médicos, y por otro lado no haya suficiente acceso a esos productos, subrayó.

El país debería ser capaz de desarrollar una producción lícita para satisfacer la demanda de medicamentos que eviten el dolor, puntualizó.

Por su parte, Alejandro Mohar, de la JIFE, dijo esperar de la asamblea de la ONU que los países con posiciones radicales puedan llegar a un acuerdo intermedio entre la postura de liberalizar el uso de enervantes y aplicar una estrategia punitiva.