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Ahora hay las mayores condiciones para su liberación, indican profesores de filosofía

La toma del Che Guevara debe solucionarse con el consenso de universitarios, consideran

Sectores apoyan a ocupas, pero cuestionan su política de no permitir el acceso a otros estudiantes

 
Periódico La Jornada
Lunes 7 de marzo de 2016, p. 14

La solución al problema que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) enfrenta por la toma del auditorio Che Guevara corresponde a la administración central, pero la salida debe venir acompañada y contar con el apoyo y el consenso de los universitarios.

Ese es el sentir de un importante sector de la comunidad de la casa de estudios, al manifestar la necesidad de que el espacio –oficialmente llamado Justo Sierra en honor del fundador de la Universidad Nacional– sea nuevamente para el goce de todos los universitarios y de la sociedad, no sólo para unos grupos.

El 4 de septiembre de 2000, siete meses después de la entrada al campus de la Policía Federal Preventiva para romper la huelga estudiantil más larga en la historia de la universidad (1999-2000), El Che, como se le conoce, fue tomado por varios colectivos estudiantiles y sociales con la idea de convertirlo en un espacio autónomo y autogestivo abierto a toda la comunidad, en el que pudieran expresarse sectores divergentes.

Hoy los hechos confirman lo contrario. Activistas de la Facultad de Filosofía y Letras (FFL) resaltaron que, salvo el foro José Revueltas (antes galería Autónoma, donde se montan obras, exposiciones, debates y se realiza trabajo político diverso), el resto del Che Guevara, particularmente el área que está bajo control del grupo autodenominado Okupa Che, sólo está abierto para personas afines a ellos y su trabajo político es casi nulo.

Diversos colectivos estudiantiles están en desacuerdo con la idea de que las autoridades recuperen el auditorio y rechazan la posibilidad del uso de la fuerza pública; pero al mismo tiempo no coinciden con la forma de gestión de los ocupantes.

En un artículo de la Juventud del Movimiento de los Trabajadores Socialistas publicado en el portal laizquierdadiario.com.mx el pasado 25 de noviembre, tras una nota aparecida en La Jornada sobre el tema, se asentó: Pese a que defendemos a los ocupantes contra las campañas macartistas de las autoridades, no nos ahorramos las críticas siempre políticas que le tenemos a los compañeros, los cuales mantienen una política sectaria y misma que repele a la gran mayoría de la base estudiantil. De esta forma, su base de apoyo se ha reducido a un grupo de vanguardia, desligado de la sensibilidad del estudiante común y que no ve la necesidad de su estancia en el auditorio.

El Justo Sierra es el auditorio más grande de Ciudad Universitaria. Fue inaugurado en 1954 y antes de la toma fue un escenario para personalidades globales del arte, la cultura, las letras y la política. Era un sitio en el que cabían todas las expresiones.

En su seno se presentaron algunos de los más destacados personajes de la segunda mitad del siglo XX, como José Saramago, Pablo Neruda, Susan Sontag, José Revueltas, Octavio Paz, Pablo González Casanova, Mario Benedetti, Luiz Inacio Lula da Silva, Luis Villoro, Carlos Monsiváis, Charles de Gaulle, Adolfo Sánchez Vázquez, Mario Bunge y Joan Manuel Serrat. El espacio fue fundamental para la expresión de los movimientos estudiantiles de 1968 (cuando se renombró Che Guevara), 1986-1987 y 1999-2000.

Diferentes archivos históricos señalan que en 1983 un barbado Julio Cortázar se presentó ante un atestado Che Guevara, cuyo espacio fue insuficiente por el afán de los universitarios de escuchar al autor argentino de Rayuela e Historia de cronopios y famas. Un año antes, en mayo, el poeta uruguayo Mario Benedetti ofreció en este recinto la conferencia La cultura: ese blanco móvil.

En noviembre de 2014 se dio en las inmediaciones del inmueble un enfrentamiento entre varios de los ocupantes con un policía ministerial que realizaba un desahogo de pruebas por una denuncia relacionada con el robo de un celular, lo que dejó un activista herido de bala en la pierna y ocasionó que por la noche los uniformados ingresaran al campus universitario y se confrontaran con los jóvenes.

La reciente detención por agentes federales de Jorge Emilio Esquivel Muñoz, El Yorch, uno de los integrantes del Okupa Che, a quien las autoridades señalan como presunto nacormenudista, ha vuelto a abrir el debate sobre la necesidad de que la comunidad recupere el auditorio.

En un recorrido por la FFL y por otras entidades académicas, muchos universitarios consideraron que una vez más no va a pasar nada y el auditorio seguirá bajo la ocupación; unos más expresaron su deseo de que sea recuperado sin importar la forma, en tanto que otros simplemente dijeron: Ya no me importa.

Varios profesores de la FFL –que prefirieron no dar sus nombres por temor a represalias, algunos de quienes participan en la toma han sido sus alumnos– expresaron que a diferencia de otras ocasiones, ahora hay mayores condiciones para la liberación del espacio. No será fácil, pero no se ha dado un apoyo masivo en favor del grupo Okupa Che.

Otros universitarios, quienes también prefirieron dar sus puntos de vista desde el anonimato por la misma razón, señalaron que el Justo Sierra es patrimonio de la casa de estudios, cuyo problema afecta principalmente a la FFL, por lo que la solución debe venir de rectoría, pero acompañada por la comunidad. Por desgracia la directora de la facultad, Gloria Villegas, no se caracteriza por concitar consensos.

El ex director de la FFL, Ambrosio Velasco, señaló que no se ha logrado la recuperación del recinto porque la comunidad en su conjunto no se ha involucrado del todo. Cuatro estudiantes del Colegio de Historia aseguraron: La mayoría de la comunidad ya está harta de ellos (de los ocupantes). El auditorio es de los universitarios, y no tienen por qué privatizarlo. Deben irse ya.