Cultura
Ver día anteriorViernes 18 de marzo de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Samir Kadri llegó a Estambul en 2013; hoy organiza veladas culturales en Pages

Refugiado sirio abre librería para mostrar que su cultura vive a pesar de la guerra

El día que derroquen a Assad volveré, si no, ¿quién va a reconstruir el país?, se pregunta

 
Periódico La Jornada
Viernes 18 de marzo de 2016, p. 5

Estambul.

El artista sirio Samir Kadri perdió prácticamente todo en la guerra civil de su país, sin embargo, lucha contra esa imagen de sufrimiento y terror al construir, de la nada, la librería Pages.

Como un suspiro suena la voz de la cantante de pelo oscuro que se arrodilla con los ojos cerrados sobre el suelo. Su voz se une a la improvisación de otros músicos sirios, turcos y españoles, que con guitarra, clarinete y saxofón tocan melodías melancólicas de diferentes culturas. Estambul es una metrópolis que rebosa cultura y las veladas de conciertos en la librería Pages son especiales.

A pesar de que viven alrededor de 400 mil sirios en Turquía, su huella cultural es relativamente pequeña. Samir Kadri quiere cambiar esto y en junio del año pasado, este refugiado de Damasco, pintor, ilustrador y editor, abrió la primera librería siria de la ciudad. A través de conciertos, lecturas y talleres pretende mostrar lo que significa esa cultura más allá de la guerra y el terror.

En un primer momento muchas personas asociaban este país, que vive una guerra civil, con el autoproclamado Estado Islámico, dice Kadri. Él pretende hacer ver que la cultura siria vive a pesar de la guerra, la expulsión y la miseria. No soy combatiente, soy incapaz de matar, asegura este hombre de 42 años. Libra su lucha con literatura, música, fotografía y diálogo.

Víctima del régimen

Cuando Kadri llegó a Estambul, en 2013, sólo tenía 3 mil 800 dólares en la cartera. En realidad él y su mujer, Gulnar Hajo, ilustradora y autora de libros infantiles, muy reconocida en el mundo árabe, sólo querían visitar la Feria del Libro de Abu Dhabi. Fue en ese momento cuando los esbirros del régimen sirio registraron su editorial de libros infantiles en Damasco, relata Kadri. Querían enviarme a prisión, dijo.

Jamás se posicionó políticamente de forma pública, pero en 2011, cuando empezaron las protestas contra Baschar Assad, utilizó su posición como intelectual y manifestó abiertamente su crítica.

Su familia y él no regresaron a Siria. Kadri relata que los bombardeos destruyeron la editorial. Lo he perdido todo, agrega.

Un pariente sacó a sus dos hijas de Siria y las llevó a Jordania, donde la familia vivió un año gracias a la venta de libros que exportaron previamente.

Después decidieron trasladarse a Estambul. Es una ciudad preciosa, dice Kadri. Pero los primeros momentos fueron muy duros: un país nuevo con un idioma nuevo y sin dinero... Cuando uno tiene hijos es especialmente difícil.

Entonces una editorial turca empezó a encargarle a él y a su esposa ilustraciones y le permitió volver a editar libros con el nombre de la antigua editorial Bright Fingers.

Así, poco a poco fueron reuniendo un dinero que finalmente ha hecho posible la librería Pages. Ahora en la angosta planta baja de la casa verde de madera se amontonan libros en árabe, turco e inglés, en el sótano, y libros de ilustraciones, en la buhardilla.

Además de Pages existen unos pocos lugares donde se puede rastrear la cultura siria. Arthere, por ejemplo, es una mezcla entre galería, taller y cafetería. Allí, el fotógrafo y artista multimedia Omar Berakdar ayuda a artistas en formación a conectar con el mercado internacional del arte.

Pero también en las galerías turcas hay presencia siria: en abril, el centro cultural Depo acoge una exposición del pintor sirio Mohammed Zaza.

Depo trabaja con la organización cultural turco-siria Hamisch, plataforma que apoya a disidentes sirios exiliados.

Muchos artistas refugiados en Estambul miran a Europa Occidental. A Samir Kadri le gustaría abrir una filial de Pages en Berlín, aunque su intención es quedarse en Estambul hasta que llegue el momento de regresar a Siria y empezar de cero. Por eso de manera intencionada no estudia turco, porque –dice– ya ama demasiado a Estambul.

A pesar de todo, Samir Kadri se siente comprometido con su país. El mismo día que derroquen a Bassar Assad regresaremos a Siria, porque si no volvemos nosotros, ¿quién va a reconstruir el país?