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Critica Galeano la actitud del rector y el titular de la SEP

“Nuño y Graue no ocultan su pasión por ser buenos policías”

Un burócrata gris, en el máximo puesto de la máxima casa de estudios

Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 18 de marzo de 2016, p. 17

San Cristóbal de Las Casas, Chis.

El subcomandante insurgente Galeano (antes Marcos) afirmó que el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Aurelio Nuño Mayer, no puede ocultar su pasión por la profesión de policía y, alentado por sus compinches, cree que puede lograr la candidatura de su partido, el PRI, para la presidencia de la República, si funge más como golpeador a sueldo, que como promotor de la educación mexicana.

También dijo que el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Enrique Graue Wiechers, quien busca que sea recuperado el auditorio Che Guevara, ocupado desde septiembre de 2000, toda su vida se ha esforzado por ser un buen policía.

En un comunicado, expresó que aficionado a proferir amenazas, regentear su propio cuerpo represivo y obrar como cualquier patrón en los inicios del capitalismo salvaje, el señor Nuño encuentra un placer especial en convertir al magisterio en destino, no de mejores escuelas, preparación y salarios, sino de arbitrariedades, golpes y despidos.

En la sección Del cuaderno de apuntes del gato-perro, titulada La hora del policía (primera parte), sostuvo que a pesar de sus trajes y corbatas, su imagen maquillada y construida a fuerza del photoshop mediático, el señor Nuño no puede ocultar lo que siempre ha sido: un triste y gris policía que obtiene dinero y placer reprimiendo y humillando.

Galeano también dijo que Graue Wiechers, quien sólo quiere ser un buen policía, se ha declarado indignado porque no fueron suficientes las drogas que la policía plantó o sembró a uno de los activistas del auditorio Che Guevara (al que, inútilmente, las autoridades universitarias pretenden llamar Justo Sierra”).

“Pero no se indignó –dijo– porque el bajo presupuesto federal destinado a la educación superior sea insuficiente para dar cabida a cientos de miles de jóvenes; tampoco se indignó por las condiciones mercantilistas a las que está sujeto el personal académico y administrativo; ni se indignó porque la UNAM se ha convertido en un nido de malvivientes, es decir, de funcionarios burocráticos que ni siquiera saben escribir bien el nombre de su capataz (o sea del rector).”

Tampoco se indignó por la inseguridad que sufren administrativos, académicos y estudiantes en los campus de la UNAM (asaltos, violaciones, asesinatos); no se indignó porque un proceso antidemocrático y gansteril haya colocado en el máximo puesto de la máxima casa de estudios a un burócrata gris.