Opinión
Ver día anteriorDomingo 20 de marzo de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Puntos sobre las íes

Recuerdos XXIV

L

a primera impresión de Frankfurt, ya despiertito de la larga travesía, fue desagradable, ya que la vía pluvial era un muestrario de desechos y agua contaminada, debido esto, tal vez, al crecido número de embarcaciones que navegaban en dos sentidos, rumbo a posibles factorías.

En tanto don Aurelio trataba quién sabe qué asuntos relacionados con la televisión y don Gabino nos aguardaba en España, pasé el resto del día recorriendo una mínima parte de la ciudad, y de pronto, sin saber cómo, di con la fachada de un templo que supuse importante, y preguntando –obviamente, no en alemán–, me dijeron que era la catedral y que estaba dedicada a San Bartolomé.

Y al día siguiente, muy tempranito, abordamos el avión que había de llevarnos al país de mis sueños y ensueños, España, y qué delicia fue escuchar hablar en español. Una vez concluidos los usuales trámites oficiales, al salir en busca de un taxi, fue tal la emoción que casi quedé sin habla.

Madrid, Madrid, en México se piensa mucho en ti, la maravillosa letra del gran Agustín Lara, fue cual himno de bienvenida para quien por vez primera pisaba suelo hispano.

En estos momentos en que escribo uno más de mis tantos recuerdos, vuelvo a emocionarme con aquel encuentro, que fue mucho más de lo esperado y acariciado.

¡España de mis recuerdos!

Bien que rememoro que nuestra llegada a la capital hispana fue un jueves, así que acordamos que jueves, viernes, sábado y domingo mis amigos harían las veces de guías de turistas. Vaya que lo fueron.

Una vez instalados en el hermoso hotel Palace, me llevaron a recorrer, durante esos días, la Gran Vía, La Puerta del Sol, el Paseo del Prado, el Paseo de la Castellana, la calle Preciados y la calle de Alcalá.

Y, llegado el lunes, tempranito a trabajar.

Don Aurelio me indicó que tendría que trasladarme a la Ciudad de la Imagen, un hermoso lugar, sede las oficinas de las principales estaciones de televisión; y que debía presentarme a las 10 de la mañana con el director de programación del canal 3, quien sabía ya de mi visita, advirtiéndome que sería esa toda la ayuda que podría brindarme y nada más.

¡Sopas!

Tomé un taxi, y al llegar me quedé con el ojo cuadrado por lo hermoso de los jardines y construcciones. Una vez orientado, llegué a las oficinas de TV española, y más tardé en anunciarme que en ser recibido por el director de programación, hombre por demás amable y educado, al que expuse el motivo de mi visita y dije ojalá pudiera concederme tiempo suficiente para mostrarle ideas, planteamientos, videos y, obviamente, el posible intercambio de informaciones, corridas, novilladas y entrevistas con todas las fuerzas vivas de la fiesta española.

Debo reconocer, y obviamente agradecer, la acogida de tan gentil personaje, quien me dijo que me presentara a las 9 de la mañana del día siguiente para mostrar lo que le había informado y que a esa junta convocaría a las personas indicadas.

Y así fue.

Salí de las oficinas de TV española más que emocionado, verdaderamente eufórico, y lo único que me faltó fue bailar y tocar las castañuelas por tan magnífica recepción, que fue el inicio de tres semanas de magníficas y cordiales negociaciones que me hicieron vivir y agradecer la caballerosidad de aquella estupenda gente.

Al llegar al hotel comenté a don Aurelio lo sucedido aquel segundo día: juntas (3), comida, descripción del material que habíamos preparado con tantas esperanzas e ilusiones; por la tarde, un recorrido por sus estupendas instalaciones, estudios y redacciones de distintas especialidades y sobre todo lo cariñoso de aquellos ejecutivos cuando supieron que era mexicano.

Y cuando todo su comentario fue un escueto ya será menos, me sacó de onda.

–Sí así lo consideras –dije–, vente mañana conmigo a las 10, donde presentaré y se discutirá cada posible paso, debiendo ellos exponer contenidos, temas, relación de su filmoteca taurina, y además algunos abogados sentarán cuales serían las bases para un posible contrato de intercambio.

–Mira, ya te dije –me respondió– que estoy aquí de vacaciones, que no vine a trabajar, y en caso de que los directivos de TV española lleguen a considerar formalmente la posibilidad de llegar a un acuerdo, se lo comunicaré al señor Azcárraga, y nada más.

(Continuará)

(AAB)