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Ha provocado leucemia linfoblástica en la comunidad de municipio guanajuatense

Tres niñas y dos adultos han muerto por consumir agua radiactiva en La Cantera

Investigador de la UNAM lo confirma; autoridades estatales y la Conagua niegan que haya riesgo

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Nelly Baeza y sus compañeras de la Asociación Civil Mayoye Angelitos GuerrerosFoto cortesía de Marcos Adrián Ortega
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Periódico La Jornada
Lunes 21 de marzo de 2016, p. 13

San Miguel de Allende, Gto.

La comunidad de La Cantera, del municipio de San José Iturbide al norte del estado, tiene menos de 700 habitantes. Reporta en los dos años pasados la muerte de tres niñas y dos adultos por leucemia linfoblástica aguda. Una menor más también ha sido diagnosticada con este cáncer y está en tratamiento.

“Frente a esta cadena de tragedias –cuenta Nelly Baeza, una madre de familia del lugar–, nos llenamos de dudas y de miedo. Empezamos a preguntar, a pedir apoyo del municipio. Nadie nos decía nada”. Hasta que la historia llegó a oídos de uno de los científicos de la región que mejor conocen la situación de los acuíferos del norte del estado, el geólogo Marcos Adrián Ortega Guerrero, investigador del Centro de Geociencias (CG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), campus Juriquilla. Quiso la casualidad que fuera nativo de San José Iturbide.

Las mujeres de La Cantera se constituyeron en asociación civil. La llamaron Mayoye Angelitos Guerreros, en honor a las tres pequeñas fallecidas: María Fernanda López, Joselyn Soto y Yessica Aguilar. Enviaron una carta al entonces rector José Narro solicitando que autorice al Centro de Geociencias realizar la investigación.

Eso fue en marzo del año pasado. Para noviembre ya tenían una primera respuesta.

El Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ) realizó una medición de radiactividad a solicitud del CG. Se determinó que el agua del pozo que abastece a la población registró niveles de radiactividad Alfa global fuera de valores de referencia en base a la norma 127. Los niveles encontrados en muestras registraron 2.3 becquereles por litro, cuando la norma nacional considera como máximo aceptable 0.56 becquereles por litro. Es decir, la radiactividad del pozo de La Cantera es cuatro veces mayor que el límite permitido.

La prueba, tres veces repetida

A 20 metros del pozo se encuentra un antiguo basurero, en desuso pero no clausurado. Este depósito de 30 mil metros cúbicos de capacidad recibió desde los años 80 descargas de basura industrial de las fábricas aledañas. Quizá también recibió descargas de los tráileres que transitan la ruta hasta Texas, destino de los confinamientos de desechos tóxicos al sur de la frontera de Estados Unidos.

Se sugieren investigaciones más detalladas para identificar la fuente de esta radiactividad en el agua, que podría ser natural o asociada a la disposición de algún material en el basurero adyacente, recomienda la investigación.

El geólogo explica que hasta ahora sólo tenemos hipótesis, pero no podemos descartar que en el pasado se hayan desechado químicos y otros residuos tóxicos en el lugar. Podría haber, por ejemplo, viejos aparatos de Rayos X, de hospitales o hasta de uso industrial para control de calidad.

Pese a la recomendación de hacer muestreos y rastreos de radiactividad en el basurero, todavía no obtienen permiso para acceder al lugar, no obstante que lo solicitaron hace cuatro meses.

Leucemia, ¿por falta de cuidados?

Pero en la comunidad estas madres de familia habían obtenido otras respuestas muy diferentes y, desde luego, muy alejadas de la ciencia. En el centro de Salud local, por ejemplo, les habían dicho que las muertes por leucemia se debían a otras causas. Que si porque las familias no teníamos cuidado con los niños, que si no los alimentábamos bien y hasta que los niños morían porque los padres se drogaban.

El secretario de Salud estatal, Francisco Ignacio Ortiz, había respondido a la emergencia asegurando que mientras los casos de La Cantera no rebasaran la media de la estadística nacional la dependencia no intervendría. En suma, dijo el doctor, la población no tiene por qué agitarse. Así lo reportaron los periódicos locales.

La muerte por leucemia de cinco personas en una comunidad de no más de 700 no encendió las alarmas de ningún funcionario municipal o estatal.

El geólogo Ortega precisa que los casos de leucemia en La Cantera, por supuesto que rebasan la media estatal y hasta la nacional, que es de tres casos por 100 mil habitantes. Proporcionalmente, considerando el total de población de La Cantera, el Fraccionamiento La Cantera y Las Huertas, que suman menos de mil 500 habitantes, en esa comunidad la tasa en tres años fue de 67 casos por cada 100 mil.

Al principio del movimiento, a Mayoye Angelitos Guerreros lo apoyó la comunidad. Hacia finales de año, las autoridades municipales habían logrado dividir a la población.

Pueblo chico, infierno grande

A Nelly y sus compañeras les empezaron a gritar ¡chismosas! en la calle. La animadversión se reforzó cuando el municipio cerró el pozo y dejó a la gente sin agua durante tres días. Lo achacaron a la asociación.

Hasta que habló la ciencia.Hacia fines de noviembre del año pasado estaba listo el informe del doctor Ortega. Se citó a una junta de toda la comunidad, relata Nelly Baeza. Ese día había mucha agitación entre la gente. El informe que nos leyó el doctor Marcos era muy claro: sí había un problema de radiactividad en el agua.

Aunque los miembros del municipio habían dicho que no llegarían a la junta, al final irrumpieron para asegurar que el informe de la UNAM estaba mal y que ellos tenían estudios que reportaban que en el pueblo no había ningún problema de salud.

Al día siguiente se citó a una nueva reunión. Llegó el presidente municipal César Rodríguez Zarazúa (Partido Verde) y el delegado estatal de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Humberto Navarro. Afirmaron que estudios encargados por ellos a un laboratorio privado habían descartado cualquier riesgo en el agua del pozo. Para desmentir a los científicos, Navarro, de la Conagua, sin quitarse el sombrero vaquero que siempre porta ordenó que le llevaran un vaso de agua y lo tomó ostentosamente frente a la asamblea. Para que vean.

En medio de la polémica se acordó establecer una mesa de trabajo donde se convino que se realizarían otros estudios.

Nuevamente fue convocado el ININ, único con la capacidad y las facultades para hacer mediciones de radiactividad. También se acordaron dos estudios adicionales. La UNAM y el municipio realizarían nuevos muestreos. La presidencia municipal contrataría los servicios de un laboratorio privado, el ABC.

Las dos partes acordaron además que no se daría información unilateral, sino que se haría simultáneamente y de manera conjunta. Pero incumplieron, lamenta Nelly Baeza.

En efecto, el titular de la delegación de Conagua para Guanajuato, Humberto Navarro, se reunió con legisladores de las comisiones unidas de Salud Pública y de Desarrollo Urbano y Obra Pública, donde además estuvo presente la titular de la Comisión Estatal del Agua (CEAG). Del contenido del encuentro sólo consta un boletín de prensa donde se reiteró que el agua del pozo de La Cantera es apta para el consumo humano.

Mientras tanto, las autoridades municipales no han autorizado que el ININ y el Centro de Geofísica vuelvan a tomar muestras para completar el estudio acordado, pese a que hace cuatro meses se presentó la solicitud. Pero Conagua e incluso la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) han acudido durante enero y febrero a tomar muestras, en acciones que no han sido reportadas a la mesa de trabajo.

La asociación Mayoye dirigió hace unas semanas una nueva carta al rector de la UNAM, Enrique Graue, pidiendo que la universidad nuevamente les brinde su apoyo y permita que el CG continúe la investigación.

Y mientras pasan los días, abrimos la llave y ya no sabemos qué llega junto con el agua a nuestras casas, María Luz Reséndiz, también integrante de Mayoye y madre de tres chicos.

(Versión ampliada, en La Jornada en línea)