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Alejo García Jiménez (1943-2016)
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romotor y asesor jurídico de causas justas en Guerrero y México. Profesor y licenciado, oriundo de Ocotillo, Coyuca de Benítez, Guerrero, donde nació el 17 de julio de 1943. Pasó su infancia aprendiendo de los trabajos del campo, auxiliando a sus papás (Andrea Jiménez y Ausencio García) en los cultivos de milpa, cocotero, caña de azúcar, ganadería mayor y de traspatio. A los seis años (1949), desafiando las limitaciones económicas y geográficas propias de la vida del campo, su papá lo llevó a Tixtla, en la zona centro de la entidad guerrerense, y lo inscribió en el Internado Número 21 Adolfo Cienfuegos y Camus, donde cursó su educación primaria.

La secundaria y estudios para docente los realizó en la Escuela Nacional de Maestros, en la capital del país. Buen estudiante y a la vez brillante activista social del movimiento de 1968. En esta etapa de su vida participó en diversas organizaciones simpatizantes del socialismo; militó en la clandestina Liga Comunista Espartaco, donde fungió como responsable de impresión de la propaganda revolucionaria.

Mientras estudiaba y luego en los primeros años de su vida profesional, mantuvo colaboración con los campesinos y autoridades de Ocotillo, preparando solicitudes y acompañándolos en sus gestiones sociales sobre linderos agrarios, agua potable, escuelas, caminos, electrificación, etcétera, siempre participando en sus asambleas y dándoles asesoría para trámites en la Ciudad de México, Chilpancingo y Coyuca de Benítez.

Después, con su trabajo en el magisterio financió su carrera en la Facultad de Derecho de la UNAM. En estas circunstancias, también fue uno de los principales pilares para que la mayoría de sus hermanos menores mantuvieran sus estudios y su estabilidad de vida en un estatus mejor que en la provincia de origen. Este sacrificio del hermano mayor, de apoyar sin esperar nada a cambio, es un gran ejemplo de la cultura del esfuerzo.

Como docente, trabajó durante 21 años en diversas escuelas primarias y secundarias del Distrito Federal, impartiendo en estas últimas la asignatura de educación cívica. Luego, el resto de su vida la ejerció como litigante; trabajó en despachos jurídicos brindando asesoría a bancos, empresas, organizaciones y personas. En su caminar, frecuentemente reconocía y se refería con gran respeto hacia amigos y mecenas de toda la vida. Como profesor normalista, era portador de una erudita conciencia crítica y, por lo tanto, activo participante de las luchas magisteriales de su tiempo.

En 1992, tomando el ejemplo de la Asociación Nacional de Tixtlecos y Amigos AC, de la que fue un activo socio, fundó la Organización de Ocotillenses y Amigos AC, que hoy integra a paisanos y otros ciudadanos radicados en la Ciudad de México. A través de esta agrupación civil y en colaboración de los pueblos de la región oriente de Coyuca de Benítez y poniente de Acapulco, así como de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA), en 1992 Alejo encabezó de manera persistente lo que constituyó la obra social más importante de la región: la construcción de 15 kilómetros del tramo de carretera Paso de Texca-Ocotillo. Esta gestión lograda fue la piedra angular para el nacimiento posterior de la Unión de Pueblos de Coyuca de Benítez y Acapulco, otra organización que hoy día agrupa a más de 40 localidades y promueve el desarrollo integral de la región.

A partir de 2006, durante casi 10 años acompañó jurídicamente el conflicto de agua del acueducto El Chorro, que afecta a Ocotillo y comunidades aledañas. Sus oficios llegaron hasta la Comisión Internacional del Agua de la ONU, que luego emitió la recomendación al gobierno mexicano de atender la demanda social de este vital líquido. Para gloria del abogado, a inicios de este 2016, en su lecho de enfermo, fue informado de que por fin el agua empezó a llegar a los hogares de las cinco comunidades involucradas, incluyendo su pueblo natal, principal afectado. No obstante que el problema no se resuelve de raíz, es un logro feliz y un legado directo de su trabajo de gestoría permanente.

En el ámbito político, fue un anónimo impulsor de las causas nobles que dieron origen al PRD y luego al partido Morena, muy cercano a Andrés Manuel López Obrador y Paco Martín del Campo. No obstante su activismo político, nunca aspiró a un puesto de representación, mantuvo durante 10 años su militancia modesta como la de muchos mexicanos inconformes con el sistema político neoliberal que padecemos.

Fue articulista de los periódicos La Verdad de Guerrero, El Lince de Guerrero, Canto Criollo y El Ocotillense. Entre sus publicaciones destacan: El movimiento obrero mexicano, la lucha de clases y el artículo 123 constitucional (tesis, 1972), Tres guerrerenses patriotas: Guerrero, Álvarez y Altamirano; semblanzas históricas (1985), y Guerrero y Álvarez, de la consumación de la Independencia a la batalla de Texca (2016).

De este libro de historia, su obra póstuma, que no alcanzó a ver salir de la imprenta, en sus últimos días expresó su deseo de hacer presentaciones en Acapulco, en la Ciudad de México y otros foros comunitarios. Así que la primera presentación-homenaje se llevará a cabo el viernes 8 de abril próximo, en el Museo de la Revolución Mexicana, a partir de las 6 de la tarde.

Alejo García Jiménez falleció el 7 de febrero, en la Ciudad de México, tras padecer un invasivo cáncer de páncreas con metástasis a hígado, contra el que resistió de manera sorprendente luchando contra la muerte por más de dos meses. Siempre contó con el apoyo médico y acompañamiento de su esposa Martha Edith Salgado, sus hijos Pavel, Ulises y Alejandro, así como de su familia ampliada y amigos. Su vida siempre será un ejemplo a seguir para esta y las siguientes generaciones de mexicanos que no pierden la esperanza de un México mejor.

Hasta siempre, hermano entrañable.