Opinión
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México SA

Armas: mercado de la muerte

¿Quién las fabrica y reparte?

Líderes: lágrimas de cocodrilo

C

ada que se registra un atentado terrorista en el planeta (y lamentablemente el número crece a paso veloz), de inmediato los llamados líderes mundiales reaccionan con incredulidad y salen a los medios para condenar totalmente la violencia y el extremismo. Sufren y hasta lloran frente a las cámaras de televisión, pero en ningún momento mencionan (mucho menos consideran) poner freno –no se diga desaparecer– a la boyante industria de la muerte que alimenta a los extremistas y sus organizaciones.

Tras los recientes ataques en Bruselas, por los medios de comunicación se pasearon los apesadumbrados Barack Obama (indignantes ataques contra gente inocente), Vladimir Putin (atentados salvajes), Xi Jinping (el terrorismo es el enemigo común de los seres humanos), Angela Merkel (los terroristas son enemigos de todos los valores que defiende Europa) y Francois Holland (toda Europa ha sido golpeada), todos ellos cabezas visibles de naciones que han vivido en carne propia actos terroristas.

Se supone que tales mandatarios fueron sinceros a la hora de condenar públicamente a los agresores y mostrar su solidaridad con los agredidos, pero los hechos sólo confirman que siempre son lágrimas de cocodrilo y declaraciones de dientes para afuera. ¿Por qué? Pues porque las cinco naciones que dicen dirigir son las principales productoras y exportadoras legales de armamento y, junto con otras pocas, se reparten un mercado valuado en 400 mil millones de dólares anuales.

¿De dónde se surten los terroristas? ¿De dónde obtienen las armas? Los cinco mandatarios citados podrán rebatir que el mercado negro de armamento es el que abastece a los extremistas, pero tal mercado se nutre de lo producido legalmente por esa quinteta de naciones que representan los que hoy públicamente condenan actos como los registrados en Bruselas, o en su momento en París, Londres, Madrid, Nueva York, etcétera, etcétera.

El más reciente informe del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés) revela que los principales exportadores de armas son Estados Unidos (con 33 por ciento del total mundial), Rusia (25 por ciento), China (5.9 por ciento), Francia (5.6 por ciento) y Alemania (4.7 por ciento). Estas cinco naciones acaparan 74 por ciento del mercado de armamento y en su mayoría destinan sus productos a naciones tercermundistas que histórica e internamente se han pegado hasta con lo que no tienen.

En una segunda tanda de países productores y exportadores de armamento aparecen el Reino Unido (con 4.5 por ciento del mercado), España (3.5 por ciento), Italia (2.7 por ciento), Ucrania (2.6 por ciento) y Países Bajos e Israel (2 por ciento en cada caso).

Lo mejor del caso es que los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia y China) son los grandes productores y exportadores legales de armamentos, al tiempo que nutren al muy lucrativo mercado negro de la muerte y llevan décadas alimentado la violencia a lo largo y ancho del planeta.

De acuerdo con el más reciente informe de SIPRI, el volumen de las transferencias de las principales armas en el periodo 2011-2015 fue 14 por ciento mayor que en el lapso 2006-2010. Los cinco mayores exportadores fueron Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Alemania. Juntos representaron 74 por ciento del volumen total de la exportación de armas. En conjunto, los dos primeros suministran 58 por ciento de todas las exportaciones. En el periodo 2011-2015 las exportaciones de armas estadunidenses, rusas y chinas fueron, respectivamente, 27, 28 y 88 por ciento mayores que en el lapso 2006-2010. Las exportaciones francesas disminuyeron 9.8 por ciento con respecto a 2006-2010 y las alemanas se redujeron 51 por ciento.

Los cinco mayores importadores de armamento en 2011-2015 fueron India, Arabia Saudita (a la que extraoficialmente se le liga con la creación y financiamiento del Estado Islámico), China, Emiratos Arabes Unidos y Australia. Juntos, en el periodo descrito, recibieron 34 por ciento de todas las armas importadas.

Las principales regiones receptoras de armamento en el periodo 2011-2015 fueron Asia y Oceanía (que representaron 46 por ciento de las importaciones mundiales), seguidas por Medio Oriente (25 por ciento del total), Europa (11 por ciento), América (10 por ciento) y África (8 por ciento).

Entre 2006-2010 y 2011-2015 la importación de armas de las naciones africanas aumentó 19 por ciento; las de Asia y Oceanía 26 por ciento y las de Medio Oriente 61 por ciento. Las correspondientes a los países de América se redujeron 6 por ciento y las de Europa 41 por ciento.

Sobre el mayor productor y exportador de muerte, Estados Unidos, el citado instituto detalla: en el periodo 2011-2015 sus exportaciones de armas aumentaron 27 por ciento en comparación con el lapso 2006-2010. Estados Unidos entrega armas a por lo menos 96 estados, número significativamente mayor de los destinos de exportación de cualquier otro proveedor de armamento. Los mayores receptores fueron Arabia Saudita, que representa 9.7 por ciento de las exportaciones de armas estadunidenses; Emiratos Arabes Unidos, 9.1 por ciento, y Turquía, con 6.6 por ciento. A nivel regional, Medio Oriente fue el mayor receptor de armas de Estados Unidos, lo que representa 41 por ciento de las exportaciones de armas. Los suministros de aeronaves representaron 59 por ciento del volumen de las exportaciones de armas estadunidenses. A finales de 2015, Estados Unidos registró numerosos cuan grandes contratos de exportación de armas, incluidos los relativos al suministro de un total de 611 piezas de su nueva generación de aviones de combate F-35 a nueve estados.

Siete de las 10 principales empresas productoras de armas en el mundo son estadunidenses, una británica, otra italiana y la restante presentada por SIPRI como transeuropea, con ingresos conjuntos por cerca de 200 mil millones de dólares.

Entonces, dejen de producir y exportar armas por doquier, combatan decidida y efectivamente el mercado negro de la muerte y dejen de crear y financiar subrepticiamente a los grupos terroristas. Sólo así podrían llegar a ser creíbles sus declaraciones contra la violencia, sus manifestaciones públicas de consternación y condena, y su solidaridad con las víctimas del terror.

Las rebanadas del pastel

Lo mejor del caso es que Estados Unidos tiene un presidente ganador del Premio Nobel de la Paz.

Twitter: @cafevega