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Fenecen cafetales en Veracruz

En Coatepec y Xico la roya y los bajos precios ponen al borde de la ruina a productores

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Recorrido, la semana pasada, por uno de los invernaderos que colocó la Sagarpa para sembrar cafetos, en la zona de Coatepec, VeracruzFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Lunes 28 de marzo de 2016, p. 44

Jalapa, Ver.

En la antesala de uno de los accesos al Cofre de Perote, los cafetos de Coatepec y Xico, reconocidos en el mundo, agonizan. De sus ramas ya no cuelgan cientos de frutos rojos. En el envés de las hojas hay pequeños puntos amarillos: es la incubación de la roya que en pocos meses defoliará las plantas.

Hace tres años, los cafetales, protegidos por las sombras de los platanares, jinicuiles, guaje, ixpepel y chalahuite, rebosaban de frutos. Hoy sólo tienen débiles floraciones y tímidas bolitas verdes que aparecen en algunos ejemplares. Otros son tronquitos secos, útiles para los artesanos, y algunos más son, dicen los productores, varas listas para la fábrica de palillos.

En 1981 se detectó la roya del cafeto en el país. Hace tres años una versión más virulenta de la plaga halló un ambiente propicio para su vertiginosa dispersión: cafetales de entre 40 y 100 años; suelos débiles por falta de nutrientes; humedad o calor excesivos; agricultores de la tercera edad y desinterés de la juventud por el cultivo del aromático, y autoridades federales que derrocharon recursos en despachos de consultores y constructoras de invernaderos que se sirvieron con la cuchara grande. La expansión de la mancha urbana también contribuye a la pérdida del cultivo.

Al pie de su finca –una parcela de cinco hectáreas heredada por su abuelo–, Manuel Reyes Portilla, ejidatario de Xico, muestra la poca floración que hay en los cafetales. El follaje, a primera vista, tiene apariencia sana, pero al mostrar a contraluz el envés de algunas hojas se ven las pequeñas manchas amarillas del hongo de la roya, que en tres meses provocará que no haya floración ni frutos.

“Quienes tenemos fincas cerca de las zonas urbanas las mantenemos a duras penas, pues hay personas que entran a cortar las hojas y las pencas de los platanares, se llevan la tierra y cortan las ramas de árboles para hacer leña; ya no hay respeto. La mancha urbana y la inseguridad se las está comiendo. Aquí sólo quedamos como mil productores y somos de la tercera edad. Por la situación –roya y precios bajos–, varios prefieren vender sus fincas. Estamos ante la desaparición del cultivo”, dice con tristeza.

Mi negocio está arruinado. Antes sacaba de 50 a 60 quintales y los vendía a dos baristas (especialistas en bebidas con base en el café); ahora no tengo nada. Su difícil situación no lo desalienta; está dispuesto a salvaguardar las variedades de café arábiga cultivadas desde sus abuelos: typica, bourbon, caturra, catimor, mundo novo y garnica, así como experimentar con las robusta: Costa Rica, Colombia y oro azteca, propuestos por la Secretaría de Agricultura (Sagarpa), pero recela porque, dice, “como requieren menos sombra se propiciará el derribo de árboles.

Si tumbo todos los cafetos de mi finca y siembro las variedades que nos ofrecen afecto la biodiversidad. Hay que tener visión para conservar la flora, la fauna y los mantos acuíferos, por el bien de nuestros nietos. La lógica de autoridades es que tumbemos todo por la productividad, pero hay que buscar alternativas: tener pequeños lotes con las nuevas variedades y conservar las de sombra. Además, si todos sembramos esos catimores terminará la calidad del café, advierte.

Hoy, los caficultores, expone Cirilo Elotlán Díaz, integrante del Consejo Regional del Café de Coatepec, somos terreno de negocios para las grandes empresas que venden fertilizantes y las herramientas para quitar los cafetos y los árboles de sombra que contribuyen a conservar los afluentes de los ríos Pixquiac, Pintores, Sordo y Hueyapan, y la flora y la fauna. Quieren hacer su agosto.

Los cafetales están en terapia intensiva y no los abandonarán, asegura. En este momento la roya está en etapa de incubación. Ese puntito amarillo que tienen las hojas se hará más visible en julio y agosto, por eso las aplicaciones para controlar el hongo deben hacerse ahora.

Propietario de tres hectáreas, expone que antes recolectaba 80 kilos de café cereza diariamente. Ahora esa es la producción que tendrá en todo el ciclo: prácticamente nada; da hasta flojera andar recolectando dos o tres cafecitos por rama. No es costeable.

El también secretario de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC) comenta que la Sagarpa promueve el café sin sombra, cuyos beneficios económicos serán para las empresas Nestlé y Cafés California, entre otras, pero no ha informado que el periodo de buena cosecha de esas nuevas variedades es de 8 a 10 años y que después su productividad dependerá mucho de cómo las trate el agricultor. Es previsible que si el precio es bueno, las cuidará, de lo contrario vendrá un aborto.

Por los bajos precios y la roya algunos caficultores decidieron abandonar sus parcelas, como Elizaldo González Hernández, porque “no es negocio. Tengo 20 años que no abono ni fertilizo las 10 hectáreas que poseo, porque no me da; no voy a poner dinero bueno al malo. Renovar los cafetos cuesta de 40 a 50 mil pesos por hectárea y hay que esperar de dos a tres años para que empiecen a producir y mientras, ¿de dónde voy a sacar dinero para pagar los jornales, para comer? A mis hijos no les interesa el cultivo’’.

Alfredo Guevara Torres dejó en el abandono sus tres hectáreas por la falta de seguridad. Cosechaba 80 quintales; dejé las tierras porque empezaron a aumentar los robos [...]. Trabajé 37 años en el café, sé sacar la semilla, establecer viveros, manejo de la finca, el beneficio seco y el negocio de la exportación.

Corresponsabilidad del gobierno

La producción del café, uno de los cultivos emblemáticos del país –considera–, está en riesgo de desaparecer, no sólo por la roya sino porque para los jóvenes no es negocio. La mayoría de los productores somos viejos, tenemos amor a la tierra y queremos conservar la biodiversidad, pero no hay suficiente corresponsabilidad del gobierno.

Lo que acontece en estos dos municipios cafetaleros de Veracruz ocurre en otros estados productores del grano. Según dirigentes de la CNOC y de la Coalición Nacional de Organizaciones de Productores de Café, en Chiapas, Guerrero y Veracruz –principales estados productores–, 80 por ciento de los cafetos están infectados por el hongo, y estiman que la producción del ciclo 2015-2016 será de 2.3 millones de sacos, una debacle sin precedente en la historia de la caficultura nacional.