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Ciudad Perdida

El sistema de movilidad de la ciudad, en jaque

Tiempo de traslados

Foro adolescente sobre el constituyente

L

a prueba a que será sometida la Ciudad de México, que empieza desde las primeras horas de este día y concluirá cuando se reduzcan las posibilidades de que suceda un episodio de contaminación ambiental como el que vivimos recientemente, es una de las más difíciles a las que se haya enfrentado. Todo el sistema de movilidad y abasto estará en jaque.

Sí, el asunto es la contaminación ambiental, y el enojo de quienes deberán descansar sus vehículos hasta cinco días por mes es más escandaloso aún que los daños a la salud que causa el mal ambiente; parece que si se hubiera consultado a la población con la pregunta: ¿qué prefiere: dejar el coche o dejar la vida? Muchos, tal vez la mayoría, hubieran votado por seguir respirando un aire envenenado, antes que dejar sus vehículos.

Eso es lo que se puede leer a distancia, pero la verdad es que la molestia de los millones de usuarios de vehículos a gasolina es porque el descanso de sus coches o camionetas, por ejemplo, no es el factor que lleve al deterioro de las condiciones del aire que respiramos, sino la cantidad de combustible que quema cada vehículo, y eso está ligado íntimamente con la velocidad a la que se viaja.

Hasta ayer, la queja de unos y otros es que ya no caben más vehículos en las calles de la ciudad, y que la velocidad del transporte es cada vez menor debido a factores que impiden un traslado constante. Entre esos factores están los baches –abundantes y peligrosos–, los topes y, desde luego, las ciclovías, que en muchas partes de la ciudad son impedimento para reducir el tiempo de viaje.

Los datos que nos advierten que el Hoy no circula no sirvió para evitar la contaminación tal vez sean ciertos, pero nunca midieron, estamos seguros, la velocidad de traslado y el número de vehículos que ruedan por la Ciudad de México.

Eso parece ser lo importante y ese es el reto, porque se dice fácil dejar en el estacionamiento un millón de esos aparatos, lo que puede significar hasta un millón y medio de personas que de alguna manera deberán circular por las calles de esta ciudad, y ahí estará a prueba la capacidad del gobierno para dar apoyo a esos, a nosotros, que debemos salir a la calle.

Durante meses recientes todos los que aquí vivimos nos quejamos de los constantes conflictos viales que padecemos cada día. Las horas dentro de los vehículos no sólo afectan el ambiente; los niveles de irritabilidad que acumula quien está en un embotellamiento como los que sufrimos aumentan desmesuradamente y se convierten en factor de perturbarción al seno familiar, lo que ataca directamente todas las acciones que se pretende realizar en favor de la familia.

Sí, es muy difícil para quienes tienen un vehículo entender que su auto ensucia el aire de la ciudad, pero lo que deben tener en cuenta es su salud mental, y con ello el buen funcionamiento de la familia. Por eso, tal vez y nada más por eso, los factores que impiden traslados rápidos y seguros que ya mencionamos deberían quitarse. No es posible hacer milagros: cinco millones y medio de máquinas circulando en la ciudad ya no caben, dejarlas andar en la calle sería peligroso, y si lo hacen quemando más combustible, por la imposibilidad de hacer rápido el transporte, es más peligroso.

Por eso hoy es un día clave para el gobierno de la ciudad, pero también para la reflexión de sus habitantes. La secretaría de movilidad no hace milagros, y la de medio ambiente debería dejar los caprichos a un lado y poner los pies sobre la tierra. Ya es hora.

De Pasadita

Una encuesta realizada recientemente por el Inegi revela que de los niños de 10 a 13 años, sólo 44 por ciento confían en los gobernantes, pero la cifra cambia radicalmente en el grupo de jóvenes de 14 a 17 años, a 5.3 por ciento, y esos son los que pronto irán a las urnas. Cambiar esa percepción urge a los políticos; tal vez por eso el diputado federal Jesús Valencia inventó un foro en el que niños y jóvenes debatan rumbo al constituyente de la Ciudad de México. Vamos a ver si no le sale cola al foro.