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Ver día anteriorSábado 16 de abril de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Se llaman mezcales y están hechos con agave: no engañen al consumidor
E

l gobierno federal, los empresarios tequileros más poderosos del país y los consejos reguladores del mezcal y el tequila, impulsan una reforma a la norma oficial del sector que tendría graves efectos no sólo para los consumidores, sino para el acceso de los pequeños productores al mercado, lo cual tendría consecuencias potencialmente devastadoras para los mezcaleros artesanales tradicionales, de los cuales un número importante pertenece a los pueblos originarios de México, quienes heredaron y han mantenido en evolución este patrimonio biocultural de nuestro país. Con ello se violentarían sus derechos, garantizados en leyes nacionales y tratados internacionales.

La Secretaría de Economía (SE), junto con la Cámara Nacional de la Industria Tequilera (CNIT), el Consejo Regulador del Mezcal (Comercam) y el Consejo Regulador del Tequila (CRT), entre otros actores, elaboraron y sometieron a la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer) un proyecto de norma oficial mexicana (NOM-199) que, de entrar en vigor el próximo 29 de abril, obligaría a los mezcaleros artesanales tradicionales, que producen fuera de la zona de denominación de origen mezcal (DOM), a llamar komiles a sus destilados de agave (como legalmente se denominan hasta hoy), nombre sin arraigo ni reconocimiento del consumidor, lo cual, obviamente, afectaría su competencia en el mercado.

Todos, o casi todos, en México sabemos que los mezcales son bebidas destiladas tradicionales que se producen a partir de los magueyes, plantas a las que los científicos, desde 1753, llamamos agaves. Mexcalli, en náhuatl, significa maguey cocido, en clara referencia a la materia prima con que se producen, y así lo dejaron registrado los españoles desde 1579 en sus Relaciones Geográficas de la Nueva España, irónicamente, para lugares que hoy están excluidos de la DOM.

Los análisis de dos grupos independientes de investigación, con datos, también irónicamente, de lugares hoy fuera de la DOM, como son Jalisco y Tlaxcala, señalan que sus orígenes son, muy probablemente, prehispánicos, quizás tan antiguos como 3 mil 500 años. Investigaciones actuales indican que los mezcales se producen con, por lo menos, 53 especies de agaves en 26 de las 32 entidades federativas.

A pesar de toda la evidencia histórica y científica, la DOM excluye a cientos de productores tradicionales de mezcal que están fuera de los municipios reconocidos (pertenecientes a sólo nueve estados), marginando a productores de regiones tan emblemáticas para la DOM como es Oaxaca, pues no todos sus municipios están incluidos.

Estos productores no pueden llamar a sus bebidas mezcal, aunque sean mezcales. Deben llamarlas, hasta hoy, destilado de agave, privándolos del uso de una denominación histórica que les pertenece.

Pero la NOM-199 intenta ir más lejos. No sólo pretende que los mezcales elaborados fuera de la DOM o destilados de agave reciban obligatoriamente el extraño nombre de komil, sino que, además, indica que no debe ostentar en su información comercial referencia alguna a las variedades vegetales reconocidas en las denominaciones de origen. ¿Qué significa esto? que si de hecho las usan, ¿no lo deben informar al consumidor?, ¿o significa que les van a prohibir utilizarlas? Esto sería absurdo. La distribución de las especies y variedades de agave, y su uso para elaborar mezcales tradicionales, son más amplias que lo reconocido por la DOM, no son históricamente privativas de ella. Además, los nombres comunes de las variedades vegetales frecuentemente se repiten de una región a otra.

Con esta tendenciosa medida de ocultar información al consumidor se violarían sus derechos fundamentales, yendo claramente en contra de los objetivos declarados de la NOM-199: proporcionar información veraz y comprobable respecto de los productos que se adquieren.

No es la primera vez que la SE, en conjunto con la CNIT, el CRT y el Comercam elaboran un proyecto así. En 2011 propusieron la NOM-186, que pretendía imponer una serie de restricciones en la elaboración de los destilados de agave y en la información que podían dar al consumidor, con las cuales, según la opinión de amplios sectores, e incluso de la Comisión Federal de Competencia (Cofece), habrían dado ventajas exclusivas a los productores de las zona con denominación de origen, que resultarían contrarias al proceso de competencia y libre concurrencia en el mercado.

Simultáneamente al proyecto de NOM-186, y para completar las medidas que proponía, el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) intentó declarar el término agave –de uso común en la ciencia– como marca registrada exclusiva de los productores de las DO tequila, mezcal y bacanora, una violación total a la legislación nacional e internacional.

Al momento, se han inconformado actores diversos en el expediente de la NOM-199. Todos coincidimos con la SE en que es imprescindible normar a las bebidas alcohólicas a fin de evitar la publicidad engañosa y abusiva que induzca a los consumidores a cometer errores y les causen daño económico o de salud; pero, con respecto a los mezcales elaborados fuera de la DOM, la NOM-199 es claramente contraria a dicho objetivo.

Los comercializadores y consumidores educados, nacionales y, muy especialmente, los extranjeros, están perdiendo la confianza en los destilados de agave producidos dentro de las DO (tequila y mezcal), al ver que las cámaras y consejos que los representan basan su estrategia en ganar y defender su mercado, no con incremento de calidad e información transparente al consumidor (la denominación comercial tequila no informa en su etiqueta que está hecho con 49 por ciento de azúcares de caña), sino con intentos de bloquear la libre competencia y concurrencia en el mercado.

Se le han hecho propuestas específicas a la SE para lograr una buena normatividad, que incluyen informar al consumidor el nombre científico de las especies de agaves usadas como materia prima, el de sus variedades, su lugar de cultivo, los procesos de elaboración, envasado y conservación y todos los ingredientes utilizados.

Los nombres científicos de las especies se utilizan en todo el mundo para permitir la comunicación internacional sin confusión. El consumidor debe estar cada vez más educado y más informado para ser menos vulnerable a bebidas apócrifas y adulteradas.

No estamos de acuerdo en engañar al consumidor, en violentar los derechos de los pueblos indígenas, ni en afectar su competencia y libre concurrencia en el mercado: se llaman mezcales y están hechos con agave.

* Investigadora visitante.

Departamento de Agricultura, Sociedad y Ambiente. Ecosur.

Miembro de la Academia Mexicana de Ciencias y del Sistema Nacional de Investigadores.