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Contribuye a poblar el intestino de bacterias, lo que ayuda a fortalecer el sistema inmune

Expertos suizos descubren más propiedades de la leche materna

Inmediatamente después del nacimiento contiene un gran porcentaje de proteínas bioactivas, como anticuerpos, citoquinas, defensinas y lactoferrinas, afirman especialistas

La humana es la más compleja de entre los mamíferos, lo que dificulta determinar con exactitud todos sus efectos, señalan

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Contiene más de 200 diferentes tipos de cadenas cortas de carbohidratos (azúcares); como los bebés no tienen maquinaria para digerirlos, el alimento producido por la madre es una especie de fertilizante para las bacteriasFoto Francisco Olvera
 
Periódico La Jornada
Miércoles 20 de abril de 2016, p. 2

Zúrich.

Con más de 200 diferentes tipos de cadenas cortas de carbohidratos (azúcares), los seres humanos tienen la leche materna más compleja de todos los mamíferos, y es esa característica lo que dificulta a los expertos determinar con exactitud todos los efectos de la lactancia natural para los bebés.

Lo que sí está claro es que se trata de funciones que van mucho más allá de la alimentación del recién nacido. La lactancia materna reduce la tasa de mortalidad entre los bebés y los protege de enfermedades infecciosas, escriben los científicos suizos Thierry Hennet y Lubor Borsig, de la Universidad de Zúrich, en un estudio que se publica en la revista Trends in Biochemical Sciences.

La producción de leche comienza en la madre ya en la segunda mitad del embarazo. Es lo que se llama el calostro. Por eso incluso los niños prematuros pueden ser alimentados con leche materna tras su nacimiento.

En las primeras semanas después del parto cada pecho fabrica una media de 450 mililitros de leche al día. Después de año y medio pueden ser aún hasta 200 mililitros diarios, dependiendo de la intensidad de la lactancia, señalan los expertos.

Sin embargo, en los primeros días después del nacimiento la leche materna no aporta tanto a la alimentación como a poblar el intestino del recién nacido de bacterias. Los bebés no tienen maquinaria para digerir esos carbohidratos, así que en realidad están destinados a esos microorganismos, como un sembradío en el que el alimento producido por la madre es el fertilizante, señala Hennet.

A lo largo de la lactancia se modifica la composición de la leche y, por tanto, también la de la flora intestinal (microbioma). Hoy se sabe que esta última no sólo es fundamental para la salud de ese órgano, sino para el metabolismo en general y el surgimiento de problemas como el sobrepeso o el asma.

La leche materna apoya además el desarrollo del sistema inmunitario infantil, confirman en detalle Hennet y Borsig.

Inmediatamente después del nacimiento contiene un gran porcentaje de proteínas bioactivas, como anticuerpos, citoquinas, defensinas y lactoferrinas.

Estas frenan el avance de enfermedades y protegen al bebé hasta que su sistema inmunitario empieza a hacerse cargo de su defensa más o menos a partir del mes de vida. La cantidad de anticuerpos que pasa la madre a través de la leche cae entonces drásticamente en 90 por ciento. También se reduce la variedad de carbohidratos, mientras aumenta la de grasas, lo que favorece el crecimiento del pequeño.

A través de la leche no se transmiten, sin embargo, solamente sustancias protectoras, sino también tóxicas como metales pesados, pesticidas o algunas con efectos similares a las hormonas que pueden dañar en ciertos casos la salud del lactante.

Muchas de estas sustancias están prohibidas, como el DDT, pero otras siguen en uso, como los ftalatos, compuestos químicos que se añaden a los plásticos para aumentar su flexibilidad.

Desde que existe la leche artificial también ha surgido un debate ideológico entre las dos opciones, porque pese a todos los efectos positivos de la leche materna, los niños crecen sanos también sin ella.

Tenemos que ser muy cautos a la hora de dar recomendaciones, reconoce Hennet al respecto. Por un lado la leche materna es un producto de millones de años de evolución y posee con seguridad los nutrientes óptimos para un recién nacido; sin embargo, la pregunta es ¿durante cuánto tiempo la necesita un bebé? Creemos que son las familias las que deben responder a esto, no los científicos.