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“El impeachment no tiene base legal; no existe un delito”, sostiene la presidenta de Brasil

Los golpistas, grupo que no llegaría al poder por la vía de las urnas: Rousseff

Detractores venden lotes en la Luna con la promesa de una pronta salida de la crisis, señala

La mandataria asegura que hay motivos de género en el trato que recibe de muchos políticos

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La presidenta Dilma Rousseff saluda a mujeres que acudieron al palacio de Planalto a darle su respaldoFoto Afp
 
Periódico La Jornada
Miércoles 20 de abril de 2016, p. 20

Brasilia.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, afirmó este martes que el proceso que busca destituirla es un intento de un grupo que no podría llegar al poder por medio de las urnas con el voto directo y secreto. Reiteró que el impeachment aprobado por la Cámara de Diputados y evaluado ahora por el Senado es un golpe de Estado al no haber un crimen de responsabilidad: “no hay delito, no hay base legal.

¡Es un golpe! Es un golpe porque (el proceso) es revestido por un pecado original: no hay base legal, insistió Roussef en rueda de prensa concedida a corresponsales extranjeros.

Los juristas que pidieron el proceso de impeachment contra Rousseff la acusan de violar la ley de responsabilidad fiscal al practicar maniobras contables conocidas como ruedas fiscales y emitir por decreto y sin pedir autorización al Congreso la apertura de créditos extraordinarios, lo que resulta en gastos no contemplados en la ley de presupuesto.

“Los objetivos del impeachment son asuntos contables, fiscales, que no indican mal uso de dinero público... No hay pruebas contra mí. No hay pruebas de que yo haya cometido actos ilegales”, expuso Rousseff este martes, al resaltar que no tiene ningún vínculo con actos de corrupción.

No enfrenta cargos por corrupción

La primera presidenta de Brasil no ha sido denunciada por delitos de corrupción, como sí lo han sido, entre otros, correligionarios suyos en el Partido de los Trabajadores, funcionarios de su gobierno y otras autoridades, como los presidentes de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, y del Senado, Renan Calheiros, quien este martes anunció que la comisión que deberá decidir si procede o no el juicio contra la presidenta se instalará el próximo día 26.

Cunha y Calheiros forman parte del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) junto al vicepresidente, Michel Temer, quien, en caso de que Rousseff sea juzgada, asumiría la presidencia por un periodo hasta de 180 días y si es condenada concluirá su mandato. Temer dijo este martes que espera silenciosa y respetuosamente la decisión del Senado.

Pero Temer puede ser acusado de las mismas faltas que Rousseff, puesto que firmó los mismos decretos y además está acusado de arreglar el nombramiento de un director de Petrobras implicado en varios casos de corrupción, y de haber recibido más de 1.5 millones de dólares de una compañía constructora que trabaja con Petrobras, entre otros delitos.

Cunha es procesado por el Supremo Tribunal Federal en dos casos que lo vinculan a la trama de corrupción que operó en Petrobras y responde por un proceso de impugnación de mandato en el Consejo de Ética de la cámara baja por haber negado tener cuentas bancarias en el extranjero, lo que luego fue desmentido por las autoridades suizas, que lo acusaron de tener depósitos por 5 millones de dólares.

En su calidad de presidente de Diputados, Cunha fue quien acogió, en diciembre, el proceso contra Rousseff. Lo hizo horas después de que el PT anunció que votaría a favor de la apertura de la acción en su contra en el Consejo de Ética.

Por eso, Rousseff sostiene que el inicio del proceso para deponerla se dio por un desvío de poder, por una venganza.

No se precisa que sea un golpe armado para ser un golpe. Un golpe se da por las circunstancias, subrayó, y dijo que la acción en su contra “no es un proceso de impeachment, es un intento de elección directa”, dijo la mandataria, quien subrayó que el juicio en su contra desestabilizará al país.

Rousseff, ex guerrillera presa y torturada por la dictadura (1964-1985), calificó de lamentable el homenaje que el diputado ultraderechista Jair Bolonaro rindió a la hora de votar (el domingo a favor del impeachment) al coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, a quien la gobernante describió como el mayor torturador de Brasil y a quien la Comisión de la Verdad atribuye unos 70 muertos y desaparecidos en Sao Paulo.

Rousseff afirmó que su gobierno atiende a los intereses de toda la población, mientras los golpistas atienden sólo a un lado del país y están vendiendo lotes en la Luna con la promesa de una rápida recuperación económica y política.

Aseveró que hay motivos de género en el trato que recibe de muchos políticos, y declaró: mucho de lo que me hacen, no lo harían si fuera hombre.

Tras señalar que Brasil tiene una inmensa capacidad de recuperación y recomposición de fuerzas, indicó que está tranquila para enfrentar la crisis política, y que luchará hasta el final contra la tentativa de reducir su mandato.

Responderé de la única forma que permiten la honra y la dignidad: resistiendo.