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Ya pasaron cinco años, pero queremos saber qué pasó, reclaman

Deudos de migrantes masacrados en San Fernando viven con dolor y duda

Lamentablemente para el gobierno mexicano seguimos siendo invisibles

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Mirna Encarna Solorzano, del Comité de Migrantes Fallecidos y Desaparecidos de El SalvadorFoto Sanjuana Martínez
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 24 de abril de 2016, p. 5

Al cumplirse cinco años de la masacre de San Fernando, Tamaulipas, los familiares de los 72 migrantes asesinados siguen esperando que el gobierno mexicano les otorgue el estatus de víctimas, les permita acceso al expediente judicial y a los resultados de las pruebas de ADN para saber si los cadáveres que sepultaron son realmente sus familiares.

De visita por México, a los familiares se les tomaron por primera vez las pruebas de ADN para empezar el proceso de revisión. Si ellos vienen es porque la duda los está matando, por la tortura de estar viviendo con restos que no saben si son de sus familiares, es algo que los mata día a día, los está matando en vida, dice en entrevista Ana Lorena Delgadillo, directora ejecutiva de la Fundación para la Justicia y el Estado Democrático de Derecho.

Mirna Encarna Solorzano, del Comité de Migrantes Fallecidos y Desaparecidos de El Salvador, es madre de Glenda Yaneira Medrano Solorzano: Ella venía buscando un futuro mejor. El 26 de agosto de 2010 llega una camioneta y me da la noticia que en San Fernando habían masacrado a 72 migrantes y que una podría haber sido Glenda. Fue muy duro, desde entonces hemos vivido un dolor muy grande por la duda, porque no sabemos si los restos que nos entregaron son de ella.

A Mirna Encarna le hicieron nuevas pruebas de ADN, pues las que le realizaron en su país resultan dudosas: “Apenas me las hicieron, pasaron unas horas, y la señora me dijo: ‘resultó positiva la prueba y sí es su hija’, pero no me entregó ningún documento, ni constancia de las supuestas pruebas de ADN”.

El 5 de septiembre le entregaron el cadáver: Pero nosotros siempre hemos tenido dudas, porque no nos dieron evidencias de nada, ni ropa, ni documentos. Las autoridades de mi país y las de México no han hecho bien las cosas.

Hace unos meses exigieron una exhumación en El Salvador, pero la Procuraduría General de la República (PGR) no le ha permitido el acceso al expediente: Nosotros lo que queremos es que nos dejen ver el expediente para que la Comisión Forense pueda trabajar. No sé porque la PGR se niega a darnos explicaciones.

Sin apoyo

Ana Lorena Delgadillo señala que las familias de los 72 migrantes masacrados en San Fernando nunca han sido tratadas como víctimas en México y siguen esperando el apoyo de la Comisión de Atención a Víctimas (CEAV).

Para ellos fue muy importante haber estado en México después de tantos años, ellos habían estado completamente olvidados por las autoridades. Requieren ser atendidos y requieren justicia. Nos queda la duda si la CEAV va a cumplir respecto a la reparación, la atención si se va a dar en sus comunidades, las familias tienen mucha necesidad de apoyo médico, de apoyo escolar y de becas para los niños.

Comenta que lo más importante fue la reunión con la Comisión Forense y la toma de las pruebas de ADN: Esperamos los resultados y que los compromisos de las autoridades lleguen a tener peso en los hechos.

Explicó que el gran pendiente que tienen es que la PGR les permita acceso al expediente y les entregue una copia. Lamentó que la procuradora Arely Gómez no los haya recibido: Me parece preocupante que sabiendo que este es un caso que conmocionó a la comunidad internacional, la procuradora no haya tenido tiempo para las familias, aunque fuera 20 minutos. Es un mal mensaje que no hayan sido recibidas. El balance no fue positivo, no tuvieron reunión con la procuradora ni atención debida del caso. Es un gran vacío con el que se van las familias.

Otro gran pendiente, es la actuación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH): “Se le pone a prueba para ver si es verdad que finalmente se va a solidarizar con las víctimas. El ombudsman dijo que quería estar del lado de las víctimas, que él iba a retomar el camino sobre los informes de migrantes secuestrados y esperaramos que eso sea verdad”.

Añade: Lo más importante es que los familiares se están haciendo oír, su voz se escuchó, pudieron vivir la solidaridad de grupos de la sociedad civil, fue algo bonito, pues no se esperaban que después de tantos años alguien estuviera al pendiente.

Los vacíos en la atención son muy graves, señala, por eso es urgente que la Unidad de Migrantes comience a ser un referente real para las familias: Allí se va a requerir que la procuradora muestre que verdaderamente es un tema que le interesa, brindando recursos materiales y humanos y, sobre todo, con Ministerios Públicos que tengan la capacidad para hacerlo a la altura de la población migrante en transito por México.

Invisibles

Recientemente, un fallo de la primera sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) determinó que los familiares directos de los migrantes hallados en fosas clandestinas en San Fernando, Tamaulipas, deben ser reconocidos como víctimas.

Para Glenda García Lacán, de Guatemala, esa decisión aún no se hace realidad. Perdió a cinco familiares en San Fernando: su padre, Efraín Pineda Morales; sus hermanos Richard y Nancy; su prima Mayra Cifuentes Pineda y su tío Santos Enrique Agustín, además de dos amigos de la familia.

“Ellos cruzaron a México en la búsqueda del sueño americano. Es un asunto muy fuerte, no lo hemos podido superar, aún estamos luchando. Salieron el 2 de agosto de 2010.”

La última vez que escuchó a Su hermana Nancy, de 25 años, fue el 17 de agosto a las 11 de la mañana: Llamó pidiendo dinero, porque dijo que no tenía zapatos ni ropa y que ese mismo día nos volvería a marcar a las cinco de la tarde para darnos una dirección para depositarle el dinero, pero ya no volvió a llamar.

Añade: Empezamos con la preocupación y las dudas porque no sabíamos de ellos y metimos papelería en la cancillería, estuvimos viajando mucho. A finales de octubre nos avisan que habían sido parte de las víctimas de la masacre de San Fernando

El 5 de noviembre les comunicaron que iban a entregar los cadáveres, pero faltaba su hermana Nancy, porque no la habían identificado: Luego nos enseñaron unas fotos que estaban en cada ataúd, eran muchos ataúdes. Ya pasaron cinco años, pero queremos los resultados de las pruebas del ADN que nos acaban de hacer, para que la PGR nos dé acceso a los expedientes para saber qué pasó. Sé que no puedo revivirlos, pero si quiero saber, tener una explicación.

Al igual que el resto de los familiares de las víctimas, no tienen certeza de haber sepultado a sus seres queridos: Tenemos dudas, queremos estar seguros de que los cadáveres que nos entregaron son nuestros familiares. La PGR hizo un mal trabajo, en ningún momento se pusieron la mano en la conciencia para tenerles respeto. A los migrantes no los respetaron en vida, mucho menos muertos.

Añade: Siento una gran tristeza porque nuestros familiares no eran personas malas, a ellos los trataron peor que animales. Me da una profunda tristeza, impotencia, porque no se hace nada para investigar. Las autoridades mexicanas lo ven todo como normal, como que aquí no pasó nada, todo está igual. Con nuestros muertos ya no se puede hacer nada, pero con nosotros que estamos vivos, sí.

Por eso, señala que requieren la atención a víctimas, particularmente por los hijos que quedaron en desamparo y las personas mayores: Mi madre perdió todo, está muy mal de salud, pero nadie se ha dignado a darnos una explicación, una disculpa. Estamos viviendo una pesadilla, nuestra situación va de mal en peor, a veces me levantó y quisiera ver a mi madre feliz, pero ya nunca he vuelto a verle una sonrisa. Sólo ver su dolor me da fuerzas para seguir adelante por ella.

Comenta que su sobrino, de 11 años, no se repone y dice: México me quitó a mi mamá. Con la falta de sustento económico, las cosas han sido peores: Temo que el día de mañana, él agarre un mal camino, están súper afectado y lamentablemente no tenemos para un sicólogo. Todos requerimos de una ayuda inmediata. Hasta la fecha las autoridades no se hacen responsables. Y creo que no es justo.

Glenda vuelve a Guatemala con otros familiares centroamericanos con un sentimiento de desolación: Es triste volver sin respuestas, me siento bendecida por el fallo de la Corte, porque eso significa que por fin vamos a saber qué pasó. Pero la verdad, lamentablemente en México seguimos siendo invisibles.