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México SA

Olvidan mini ingreso

¿Y la voluntad política?

Poder adquisitivo molido

P

erdida en el laberinto de la burocracia gubernamental y parlamentaria, la supuesta voluntad política para incrementar sustancialmente el salario mínimo se mantiene en el cómodo olvido, mientras el poder adquisitivo del ingreso sigue a la baja. ¿Dónde quedaron las iniciativas para corregir el error?

Como bien advierte el Grupo de Investigación sobre el Salario y el Empleo (GISE), las políticas neoliberales han devastado al país y a los trabajadores. Después de 33 años de contención del salario, éste ha perdido las cuatro quintas partes de su poder adquisitivo; se han perdido múltiples conquistas sociales y laborales y millones de los mejores empleos han desaparecido, predominando los empleos de bajos ingresos. Para ejemplo un botón: de un total de 2.3 millones de empleos creados en el periodo de Peña Nieto, 2.1 millones son menores a dos salarios mínimos.

El salario mínimo por hora en México aparece entonces como poco significativo, pues el pago asciende sólo a 9.13 pesos, apenas 53 centavos de dólar. No en balde, es de los más bajos del mundo. Australia, que ocupa el primer lugar, paga a 9.54 dólares la hora (alrededor de 167 pesos), es decir 18 veces más. Por ello, la jornada laboral de 8 horas termina siendo poco relevante, porque es totalmente insuficiente para adquirir una canasta obrera. Según datos del Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM, en su reporte 122, en octubre de 2015 la Canasta Obrera Indispensable (integrada por 35 bienes y servicios: 27 alimentos, tres productos de aseo personal y el hogar, transporte metro, metro bus o microbús, energía eléctrica, gas y agua; no incluye otros gastos, como renta de vivienda, vestido y calzado, educación, salud, diversiones), se situó en 453.68 pesos diarios; ello quiere decir que se necesitan por lo menos 6.2 salarios mínimos y casi 52 horas de trabajo para adquirirla.

El GISE detalla que el sector privado controla 80 por ciento de la economía y con las reformas aprobadas puede acercarse a 90 por ciento. Son muy pocas empresas las que acaparan esta riqueza. De 5.65 millones de establecimientos en 2014, sólo mil acaparan 56 por ciento de la producción total nacional. Las grandes empresas tienen un ingreso promedio mensual de 84 millones de pesos. Entre la gran y mediana empresas generan 81 por ciento de la producción total, pero sólo emplean a 9.5 millones de trabajadores. Esto quiere decir que en condiciones precarias 42 millones de trabajadores producen el restante 20 por ciento de la riqueza nacional.

México tiene millones de trabajadores y emprendedores que laboran incluso más allá de su jornada normal por un ingreso precario. El alto desarrollo de la tecnología ha reducido los puestos de trabajo y la oferta laboral excesiva derivada ha desplomado drásticamente las percepciones, y el ingreso adicional es buscado en empleos precarios derivados de los servicios y el comercio, o en el autoempleo, con largas etapas de desempleo, cuyo impacto real puede afectar a 14.4 millones de personas.

Según cifras del Inegi, apunta el GISE, en 2014 el PIB mexicano ascendió a 17.8 billones de pesos corrientes; divididos entre una población de 119.9 millones de habitantes, arroja un producto promedio por cabeza de 407 pesos diarios. Sin embargo, en los hechos la economía nacional está diseñada para que solamente 10 por ciento viva bien, otro 20 por ciento con diferentes carencias y 70 por ciento en la pobreza y la miseria.

Bajo esas condiciones, subraya el grupo de investigación, el pago por una jornada de trabajo, que debiera cerrar un círculo virtuoso de identidad laboral asegurando el desarrollo personal y de la familia como lo plasma la Constitución, es sólo un grillete más en el sortilegio cotidiano por asegurar ya no el bienestar, sino por lo menos la sobrevivencia. Reflexionando sobre la parte que invierte en salarios el capitalista, nos damos cuenta que mantener bajos los salarios y el empleo son políticas cuya función central es asegurar nuestro sometimiento.

Las cifras aportadas demuestran la concentración de la riqueza y al mismo tiempo la posibilidad de aumentos salariales y adoptar medidas como la reducción de la jornada y creación de más turnos de trabajo, sin afectar los salarios, siempre teniendo claro que las nuevas tecnologías hacen muy complicado tender a la ocupación total, pero ello no quiere decir que la sociedad no se beneficie de la riqueza generada. Además del pago de salarios, los grandes empresarios como todos los mexicanos deben pagar impuestos y ello debe redundar en medidas públicas que diversifiquen la producción y fortalezcan el ingreso social y la posibilidad de disfrutar y recrear su tiempo libre.

El modelo actual que concentra la riqueza y expande la pobreza es insostenible. “A nivel mundial son 62 grandes magnates. En México, 37 empresarios acumulan una fortuna personal de 180 mil millones de dólares (3.1 billones de pesos), equivalente a 65.4 por ciento del gasto público 2016 para 120 millones de mexicanos, el cual tiende a contraerse aún más con los recortes, deteriorando más las ya de por sí precarias condiciones de los mexicanos.

En lo que va del gobierno peñanietista (hasta diciembre de 2015) el número de trabajadores que ganaban hasta un salario mínimo se incrementó en cerca de 1.4 millones con respecto a enero de 2013 (inicio de la actual administración), 6 millones 256 mil trabajadores ganaban hasta un salario mínimo. En contraste, el número de quienes en igual lapso ganaban más de tres y hasta cinco salarios se redujo en más de 400 mil.

El GISE puntualiza que los puestos de trabajo con más de cinco salarios mínimos se redujeron en 376 mil, y aquellos que no reciben ingresos se incrementaron 112 mil 838 personas. Estos datos nos permiten observar que los empleos creados en la presente administración tienen salarios precarios y en contraste el gobierno federal ha eliminado muchos puestos de trabajo que tenían salarios más o menos suficientes. El problema, advierte el grupo, es que casi nadie se preocupa sobre este problema, ni los pocos sindicatos organizados, ni los partidos políticos ni, por supuesto, el gobierno.

Las rebanadas del pastel

Para el gobierno peñanietista la expulsión del GIEI será diplomática y políticamente más onerosa que mantener su estancia en México… Un fuerte abrazo de despedida para el querido Néstor de Buen, excelente abogado y mejor amigo.

Twitter: @cafevega