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La paja en el ojo ajeno

A

ún no se conoce con precisión cómo han variado las preferencias de los electores a 24 días de iniciada la fugaz campaña por la minigubernatura. Una cosa sí se ve: las tendencias iniciales ya deben de haber cambiado y comienza a surgir la posibilidad de una elección dividida en tercios: el Partido Revolucionario Institucional y sus aliados, la alianza Partido Acción Nacional-Partido de la Revolución Democrática y Morena que, en un descuido, puede rebasarlos por la izquierda.

Comicios inéditos los veracruzanos. El factor Duarte y su administración, plagada de señalamientos de corrupción e inseguridad y con opinión negativa, ha sido ominosa presencia en los debates realizados y tabla de salvación para el panista Miguel Ángel Yunes Linares, quien tiene en el gobernante un costal de boxeo cómodo por indefendible.

Yunes Linares aprovecha la oportunidad y utiliza al gobernador Javier Duarte de Ochoa como distractor de sus propios pecados de corrupción y posesión de una fortuna, revelada por escuchas clandestinas que exhibieron negocios familiares de altos vuelos a los que se dedica su prole boqueña completa. Desde los Papeles de Panamá, que dejan entrever la posibilidad de delitos fiscales, sin contar el expediente abierto en la Procuraduría General de la República por enriquecimiento mediante un presunto fraude cometido a su paso por la dirección del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado durante el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa.

Para el priísta Héctor Yunes Landa, quien habría arrancado en desventaja por la relación entre el duartismo y su partido, la carrera comienza a emparejarse luego de la difusión de lo que ya se sabía (el enriquecimiento de Yunes Linares) y la falsedad de sus declaraciones patrimoniales. En la famosa iniciativa 3 de 3 aseguró poseer bienes y cuentas por 11 millones de pesos, pero se le ha cuantificado un patrimonio de más de 400 millones de pesos.

Hasta la fecha la estrategia del panista-perredista se ha sustentado en tratar de señalar a su rival como cómplice de la quiebra financiera de la entidad, junto con el gobernador y su camarilla; sin embargo, a Yunes Landa no le han encontrado, hasta ahora, una riqueza oculta que indique su afición por meterle mano al cajón presupuestal.