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Crecimiento hasta 2021

¿Futuro promisorio?

Barones sin memoria

¿P

ara cuándo el futuro promisorio (Videgaray dixit) prometido por el gobierno peñanietista? Quién sabe, pero sin duda ni por aproximación comenzará a vislumbrarse en el presente sexenio. En más de lo mismo (sexto gobierno al hilo), desde que Peña Nieto se instaló en Los Pinos ofreció mover a México, regresar al país a la senda del crecimiento (5 por ciento anual, según dijo) y mejorar sustancialmente el bienestar de quienes habitan esta República de discursos. Todo ello, desde luego, gracias a las reformas.

Cuarenta y un meses después de tal arribo, con todas las reformas aprobadas y –se supone– en funcionamiento, México permanece estancado, aunque sólo la pobreza y las monumentales ganancias de los elegidos se mantienen en la senda del crecimiento.

Pero el asunto no para allí: en la primera mitad del sexenio peñanietista la tasa anual promedio de crecimiento a duras penas fue de 1.9 por ciento, y para la segunda mitad el mejor de los pronósticos –lo que no quiere decir que sea acertado– augura un promedio sexenal de 2.2 por ciento por año de estancia en la residencia oficial. En castellano simple, el de EPN se sumará al de por sí grueso inventario de gobiernos fallidos.

De acuerdo con el augurio más reciente, tal vez, y sólo eso, la economía mexicana mejoraría –por decirlo así– de aquí a cinco años, es decir, a la mitad del sexenio que viene cuando, siendo por demás optimistas, alcanzaría una tasa de crecimiento en torno a 3 por ciento, o lo que es lo mismo, nada que ayude para que el país salgo del cada día más profundo hoyo social en el que se encuentra (léase el mal humor de los mexicanos, según dice el inquilino de Los Pinos).

Y dicha estimación no proviene de un contumaz enemigo del régimen, sino de uno de sus cachorros del sector público financiero, Alejandro Werner (obviamente Itamita, subsecretario de Hacienda con Felipe Calderón y ex director de Estudios Económicos del Banco de México, entre otras gracias), hoy director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional, organismo que ya redujo a 2.4, en vías de empeorar, su pronóstico económico para el país en 2016.

Werner le conoce las tripas al modelito mexicano, y como funcionario gubernamental salía a decir que en el país todo marchaba sobre ruedas, pero como representante del FMI advierte que la economía mexicana alcanzará tasas de crecimiento en torno a 3 por ciento anual hasta 2021, tres años después de concluida la actual administración federal, aun con la serie de reformas impulsadas por el actual gobierno. El crecimiento del producto interno bruto (PIB) de México se va a ir acelerando hacia un nivel de 3.1 por ciento en el año 2021.

A estas alturas, siempre bajo la promesa oficial del México en movimiento, la economía nacional debería reportar una tasa anual promedio no menor a 4 por ciento, la cual si bien no sacaría al país del hoyo sí mejoraría las posibilidades hacerlo. Pero el México que se registra es del estancamiento con mayor deterioro social, como ha sucedido a lo largo de los últimos 33 años. Y eso que todas las reformas peñanietistas han sido aprobadas y reglamentadas, y resultaron muy exitosas (EPN y el “ministro del (d) año dixit).

Entonces, serenos, mexicanos aguantadores y silenciosos, que tendrán que esperar oootttrrrooooo sexenio para ver si algún milagro sacude a la economía mexicana y comiencen a registrarse (Werner dixit) tasas de crecimiento de 3 por ciento, por mucho que el país requiera de no menos de 6 por ciento anual para salir del agujero.

En vía de mientras, el propio FMI divulgó sus más recientes estimaciones (Perspectivas económicas) sobre el acontecer económico mundial. Para el caso latinoamericano, el organismo financiero señala que la recuperación mundial continúa luchando por afianzarse, pero en América Latina y el Caribe se prevé que en 2016 el crecimiento sea negativo por segundo año consecutivo. La recesión regional oculta el hecho de que la mayoría de los países siguen creciendo, de manera moderada pero segura, y que la contracción responde a los acontecimientos que se están produciendo en unos pocos países de la zona.

Aunque el entorno externo ha tenido un impacto diferenciado en la región las disparidades en el desempeño del crecimiento también obedecen a factores internos. Los países con sólidos fundamentos internos continúan ajustándose relativamente sin problemas, pero en otros países las rigideces y los desequilibrios internos han amplificado los efectos de los shocks externos. Para poder administrar esta transición a precios de las materias primas persistentemente más bajos, las políticas deben tener como meta preservar los márgenes de maniobra e impulsar el crecimiento a largo plazo.

La demanda mundial sigue siendo moderada, advierte el FMI, lo que refleja transiciones claves en la economía mundial relacionadas con la desaceleración gradual y el reequilibrio de la economía china, los precios más bajos de las materias primas y el deterioro de las condiciones financieras mundiales. En este contexto, la actividad económica en América Latina y el Caribe se ha visto gravemente afectada y se prevé que se reduzca 0.5 por ciento en 2016, lo cual supone dos años consecutivos de crecimiento negativo por primera vez desde la crisis de la deuda de 1982-83.

En términos generales es probable que el crecimiento a mediano plazo se mantenga moderado, ya que los exportadores de materias primas deben reubicar el capital y la mano de obra fuera de los sectores intensivos en recursos, y otras economías deben reponer sus stocks de capital. La notable heterogeneidad en cuanto a los resultados de crecimiento en la región responde a las disímiles influencias provenientes de condiciones externas y fundamentos internos, y en ambos casos las condiciones han empeorado.

Las rebanadas del pastel

El zarandeo económico empieza a tocar a las grandes empresas, y por ello sólo hasta ahora los barones comienzan a reclamar. No se les ha escuchado una sola palabra sobre el constante deterioro del país (pobreza, bienestar social en el fondo, remuneraciones de hambre, etcétera), y ha sido así porque simple y sencillamente a los barones les vale un soberano carajo lo que suceda. No tienen registro… hasta que el golpe los alcanza… Un milagro guadalupano se registra en Pemex, aunque no es suficiente: desde el cambio en la oficina principal, el precio del barril mexicano de exportación se ha incrementado 50 por ciento (de 24.73 el 8 de febrero a 37.20 al cierre de ayer)… Y en el IPN la bola de nieve no deja de crecer.

Twitter: @cafevega