Sociedad y Justicia
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La carencia de seguridad social perjudica a 62.6%: informe de Coneval y Unicef

En pobreza, 55.2% de niños de entre dos y cinco años; 13.1%, en pobreza extrema

La medición incluye ingreso, acceso a alimentación, salud, calidad de vivienda y educación

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La pobreza en la población en general, indica el documento, de 46.2 por ciento (55 millones de personas); en pobreza extrema, ≠de 9.5 por ciento (11.4 millones)Foto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Viernes 29 de abril de 2016, p. 39

La población de menores de entre dos y cinco años de edad es la que más sufre de pobreza, pues 55.2 por ciento está en esa condición y 13.1 por ciento vive en pobreza extrema, reporta el informe Pobreza y derechos sociales de niños y adolescentes 2014, que elaboraron el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Los niños de este rango de edad enfrentan mayor rezago educativo, ya que asciende a 26.2 por ciento, mientras en el promedio general de menores y adolescentes es de 18.7 por ciento. Esto es así porque en el nivel prescolar no hay oferta suficiente y en muchos hogares tampoco los llevan a la escuela, indica el informe. La carencia de seguridad social afecta a 62.6 por ciento.

Los indicadores de la pobreza en la población en general son más bajos; en esta condición se encuentra 46.2 por ciento (55 millones de personas), mientras en pobreza extrema está 9.5 por ciento (11.4 millones), indica el documento. En la medición de pobreza se incluye el ingreso, acceso a la alimentación, salud, seguridad social, servicios, calidad de la vivienda y educación.

En esta medición, el indicador del ingreso es el más relevante, ya que los niños que viven con familiares de percepciones bajas tienen problemas para asistir a la escuela, tener buen sistema de salud y una vivienda digna, señaló Gonzalo Hernández Licona, secretario ejecutivo del Coneval. Consideró que el hecho de que se carezca de una solución definitiva al ingreso de las familias sigue siendo un reto importante.

Estimó positivo que la cobertura educativa mejore, pero si no es una escuela de calidad, mañana será más complicado competir en el mundo. Junto con la cobertura de educación y salud, el reto de la calidad es muy importante en clínicas de salud rural y escuelas de ese sector, sobre todo de educación indígena. Si un niño no tiene acceso a salud y nutrición, le costará mucho trabajo salir del círculo vicioso de la pobreza, advirtió Hernández Licona.

En relación con la efectividad de programas como Prospera (antes Oportunidades y Progresa), cuya finalidad era romper el círculo intergeneracional de la pobreza, estimó que ha tenido logros en áreas rurales como el que haya más menores con mayor permanencia de tiempo en la escuela y con mejor nutrición. La idea era que estos niños contaran con herramientas para encontrar un mejor mercado laboral. Lo que ha faltado en México es ese mercado.

El informe indica que en un contexto económico adverso en los ámbitos nacional e internacional, depender de los programas de transferencias monetarias para disminuir los niveles de pobreza y desigualdad resulta insuficiente.

Indica que la continua expansión de diversos programas se ha convertido en una red de protección social que actualmente abarca a más de 6 millones de hogares, alrededor de 20 por ciento del total. Sin embargo, aunque contribuyen a aliviar las condiciones de pobreza, elevar niveles de educación y salud, al estar desconectados de las actividades productivas y generadoras de ingreso, no han logrado romper con el ciclo de pobreza de estos hogares.