Opinión
Ver día anteriorJueves 5 de mayo de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

La ciudad, a punto del colapso

La contaminación, causante

Terapias fallidas

T

ercer día: la Ciudad de México se está asfixiando.

A los males comunes que la tienen a punto del infarto por falta de circulación constante, que se quiebra por una resequedad que ya no curan las aguas por tandeo, a la que le arrancan las modas clasemedieras y la fiebre depredadora de las constructoras sus espacios más íntimos, ahora se suma el aire irrespirable, el aire envenenado.

Ya dejaron de circular al día cerca de 2 millones de vehículos por las calles de la ciudad; no hay viento, los gases corrompieron el aire y lo seguimos respirando. Hasta donde sabemos, esta, la de meter en cintura a los vehículos que circulan por la ciudad, es la única medida cierta que se ha tomado para tratar de mitigar la asfixia de la ciudad.

Ahora hay quienes dudan, son muchos, de que retirar autos de las calles resulte un medida efectiva, y realmente no sabemos con certeza qué porcentaje del mal ambiente es el que producen los automotores, pero debe haber algo más en este incidente que impide que se limpie el aire, y sobran las preguntas respecto de qué más se hace para salir de la nube envenenada.

Sabemos que la megalópolis resiente, día con día, la carga contaminante de 70 mil fábricas instaladas a lo largo y ancho de su territorio, y no hay, no tenemos datos al respecto, que nos digan cuáles son las medidas adoptadas para impedir que las empresas contaminen.

Tal vez esa sea la respuesta: nadie hace nada en contra de las fábricas en manos de la iniciativa privada, porque tampoco se hace nada en contra de las termoeléctricas que trabajan, una en el estado de México y dos en Hidalgo, porque esas pertenecen al gobierno federal y mejor ni moverle, cada quien con su culpa, y como los avestruces, con la cabeza bien metida en un hoyo, para ignorar el problema.

Lo malo es que con esa actitud nada se resuelve, y entonces se empieza a descubrir por qué la contaminación no sólo no cesa, sino que se incrementa, aunque estén fuera de circulación 2 millones de vehículos al día.

Y tampoco se entiende por qué los sindicatos de patrones quieren impedir que los grandes camiones de transporte, por ejemplo de refrescos y cervezas, sean impedidos de circular en caso de contingencia, cuando ellos saben, sin duda, que un camión que transporta 60 toneladas, de lo que sea, contamina lo mismo que 500 automóviles nuevos.

Hoy por hoy, el principal problema para los habitantes de la capital es la contaminación. Puede ser que cuando sea temporada de lluvias esa preocupación se diluya, pero hoy tiene a todos muy, muy preocupados, y es que no, no es posible que durante tres días –ya casi pasamos al cuarto– bajo esta circunstancia, no obligue al gobierno, o a los gobiernos, a fijar una ruta más allá de las medidas fallidas, según se ve, y se huele, para combatir el mal de aire que nos asfixia.

No es posible que con sólo el Hoy no circula se quiera restituir el aire limpio. Se requiere mucho más. Hay instancias que saben qué tanto contamina la industria la cuenca del valle de México, la más castigada, así que los datos no son difíciles de conseguir, ahora lo que falta es la decisión. Tal vez se enojen los señores del dinero, pero quizá la ciudad pueda volver a respirar.

De pasadita

Sanjuana Martínez libró parte importante de un juicio que en su contra enderezó Jesús Ortega. ¿Por qué será que Ortega sí puede llegar a acuerdos, incluso desfavorables para su partido y para su país, con la derecha en general, pero se empecina en golpear a la periodista? No, no, no. Hay veces que a la mala nada se consigue.